Tokio apuesta por la carrera espacial, pero empieza con un paso en falso
El nuevo cohete japonés H3 debería reemplazar al modelo anterior reduciendo costos. Pero la agencia espacial de Japón, asociada con Mitsubishi Heavy Industries en el proyecto, primero debe probar la fiabilidad de la nueva tecnología tras el fracaso del primer lanzamiento.
Tokio (AsiaNews) - Como en los años 50 y 60, la carrera espacial vuelve a estar en el centro de la competencia tecnológica mundial, en la que participan no sólo las agencias espaciales gubernamentales sino también empresas privadas. Es un mercado en vías de desarrollo, pero Tokio está decidido a jugar un papel protagónico con los nuevos cohetes H3.
La agencia espacial japonesa, conocida por las siglas de JAXA, ha puesto en marcha un ambicioso programa de desarrollo tecnológico y de infraestructuras en colaboración con Mitsubishi Heavy Industries, con el propósito de expandir la presencia del país en el sector y consolidar su posición de potencia aeroespacial.
El momento es sumamente propicio para Tokio, y no solo por el aumento de la demanda. Desde que Rusia comenzó la guerra en Ucrania y se aisló a nivel internacional, ha dejado un gran vacío en el mercado espacial. “Estamos recibiendo el doble de consultas sobre nuestros servicios”, dijo Iwao Igarashi, gerente general de Mitsubishi Heavy Industries en el sector aeroespacial y de defensa.
El núcleo de esta colaboración son los cohetes H3. Es la primera generación de cohetes japoneses que entra en servicio en más de 22 años, y se espera que reemplace a la serie H2A que se introdujo en 2001. Comparado con su predecesor, conocido por su fiabilidad (solo falló uno de 46 lanzamientos), el cohete H3 debería tener una capacidad de carga útil ligeramente superior, pero sobre todo menores costos. En efecto, el lanzamiento de un H2A requiere un desembolso de 90 millones de dólares aproximadamente, un precio que frente a los 67 millones que necesitan los Falcon-9 de SpaceX no es nada competitivo. Los nuevos H3, en cambio, tienen costos comprimidos, de modo que un lanzamiento debería rondar los 50 millones de dólares. Pero para que los nuevos vectores lleguen al mercado, JAXA y Mitsubishi deben ser capaces de demostrar su fiabilidad con lanzamientos de prueba.
Y aquí empiezan los problemas para Japón. El pasado viernes debía realizarse en la base de Tanegashima el primer lanzamiento de un H3, para poner en órbita un satélite dotado de sensores de uso militar, pero creado para monitorizar desastres naturales desde el espacio. En los días previos al lanzamiento hubo un gran nerviosismo relacionado con los nuevos componentes electrónicos y el nuevo motor cohete. Preocupaciones que resultaron ser justificadas: la prueba no se completó porque, después de encender el vector principal, una anomalía impidió que los propulsores laterales se encendieran y elevaran el cohete.
Masahi Okada, gerente de proyectos de Jaxa, sugirió que el problema no está relacionado con el motor sino más bien con la electrónica del cohete. Sin embargo, Okada se negó a considerarlo un fracaso, afirmando que esperaba que fuera posible solucionar la avería e intentar nuevamente el lanzamiento antes del 10 de marzo, dado que el programa H3 ya sufre retrasos significativos en su cronograma. El primer lanzamiento debería haberse realizado en marzo de 2021, pero complicaciones técnicas relacionadas con algunos componentes del cohete retrasaron la fecha casi dos años.
06/06/2017 10:22
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