Tokio, alarma por los ancianos asesinados en sus familias por la 'crisis de los cuidadores'
Un estudio académico registró un homicidio cada 8 días, a menudo acompañado del suicidio del cónyuge o del hijo que cuidaba al anciano en casa. El aislamiento del Covid provocó la explosión del problema. La falta de personal cualificado para prestar apoyo.
Tokio (AsiaNews/Agencias) - Según un estudio publicado en las últimas semanas, entre 2011 y 2021, cada 8 días una persona mayor fue asesinada en Japón por un miembro de su familia que la cuidaba. En algunos casos, este último también se quitó la vida después de tomar la decisión extrema. Esta dramática estadística está directamente relacionada con lo que se denomina "fatiga del cuidador", que podría incluso empeorar con el tiempo -según el estudio- porque el aislamiento forzoso impuesto por la pandemia ha agravado la desesperación de los cuidadores no formados que intentan cuidar a sus familiares que viven con ellos y necesitan atención. "Incluso es probable que haya más casos, ya que muchos no se han documentado", afirma Etsuko Yuhara, profesor de Asistencia Social de la Universidad Nihon Fukushi, en la prefectura de Aichi, y autor de la investigación.
Yuhara utilizó como fuente los medios de comunicación e identificó 443 muertes de personas de 60 años o más que necesitaban cuidados y asistencia porque ya no eran autónomos. En 214 casos fue el cónyuge quien mató a la pareja que cuidaba, en 206 casos el acto extremo fue realizado por el cuidador de los hijos. Trece casos se referían al asesinato de un hermano o hermana, siete a un nieto que mató a su abuelo y las muertes restantes involucraron a otros miembros de la familia. "Hay dos razones principales para estos homicidios y los correspondientes casos en los que el cuidador se suicidó después" -explica Yuhara-. El primero es la pesada carga que supone cuidar a un miembro de la familia, y el otro son las relaciones dentro de la familia. Sin ninguna esperanza de que el futuro les depare algo mejor, estas personas decidieron matar a sus seres queridos y en algunos casos quitarse la vida".
El informe hace referencia, entre otros, a un episodio interceptado por la policía de Tokio que detuvo a un hombre de 86 años, al que encontraron en su casa desde donde él mismo había llamado a las autoridades para decir que había estrangulado a su esposa enferma de 81 años a la que él mismo atendía. Haruo Yoshida dijo a la policía que simplemente estaba agotado de cuidarla.
“El problema de los homicidios cometidos por asistentes sanitarios existe desde hace tiempo en Japón, pero tengo la sensación de que ha empeorado durante el confinamiento por coronavirus”, afirma Yoko Tsukamoto, profesora de control de infecciones en la Universidad de Ciencias de la Salud de Hokkaido. "Las personas que probablemente ya estaban luchando para hacer frente a una situación compleja, con la llegada de la pandemia se encontraron de improviso completamente aisladas, y no tenían con quién hablar sobre los problemas que enfrentaban", dice. Japón ha aplicado medidas estrictas para contener el coronavirus hasta finales de 2022. “La pandemia - añade - ha llevado al límite al sistema sanitario y las ayudas disponibles para las personas atendidas en casa eran inadecuadas, mientras que los barrios que antes proporcionaban una red de apoyo a los más vulnerables quedaron repentinamente paralizados”.
Por último, el profesor Yuhara cree que el Gobierno debe implementar medidas para alentar a los jóvenes a trabajar en el sector sociosanitario, que no cuenta con suficiente personal cualificado debido a los bajos salarios: "De lo contrario, Japón tendrá que abrir más sus fronteras a los trabajadores sanitarios extranjeros". Tokio ya ha dado pasos en esta dirección en los últimos años, sobre todo abriendo sus puertas a la inmigración de enfermeras y cuidadores de Vietnam. Pero en este caso el problema pasa por las barreras lingüísticas y culturales, que no son fáciles de superar en el contexto japonés.
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