Tokio, Abe promete “un compromiso serio” para afrontar el invierno demográfico
Tokio (AsiaNews) – El gobierno japonés “quiere encarar seriamente” el invierno demográfico que alfige a la nación, y promete un "particular énfasis en políticas que permitan aumentar la tasa de natalidad”. Lo dijo el prémier Shinzo Abe durante una reunión del Gabinete que se llevó a cabo ayer en Tokio. En el curso de la reunión, el primer ministro estudió una serie de reformas a favor de la familia, que deberían convertirse en ley hacia fines de noviembre de 2015. Entre éstas, la reducción de impuestos para los núcleos numerosos, y el mayoe acceso a las estructuras públicas destinadas a la infancia.
El problema ya no puede ser postergado. Luego de decenios de caída sostenida, hoy la tasa de natalidad japonesa es equivalente a 1,42 hijos por pareja. Se trata de una de las más bajas, considerando que se precisa una tasa que promedie 2,1 hijos por pareja solamente para mantener estable la población. Según las estimaciones del Instituto Nacional para la Población y la Seguridad Social, con estos números para el año 2060 la población japonesa estará compuesta por 87 millones de personas, contra los 127 millones de hoy.
La cuestión comprende dos aspectos, el económico y el social. Según el Padre Andrea Lembo, misionero del Pontificio Instituto para las Misiones en el Exterior, en el país “el sistema de pensiones está siendo erosionado, desde el punto de vista económico y en el mundo del trabajo. A causa del envejecimiento de la población, al cual no se corresponde un adecuado número de nacimientos, el mecanismo del welfare corre el riesgo de tambalearse y ceder de un momento a otro”.
Ya es considerado “un equilibrio social que es muy difícil. La natalidad es baja porque las familias no pueden permitirse criar a más de uno, o como máximo a dos hijos, en un contexto tan competitivo y costoso. Japón ya tiene, de hecho, una cultura individualista, por ende los padres apuntan al hijo único, al cual tienden a darle lo máximo posible, dentro de sus posibilidades”.
Acerca del compromiso del gobierno, el Padre Lembo explica que “ciertamente Shinzo Abe muestra interés en el tema. Quizá porque comprendió que se precisan hijos para dar un empuje a la economía. Pero se trata de un compromiso, en cierta forma, en doble sentido: por ejemplo, el primer ministro propuso aumentar el promedio de horas de trabajo. ¡Y esto desde luego que no ayuda a la familia! En la parroquia veo muchas parejas en las cuales ambos padres trabajan para mantener a la familia. Sus hijos no los ven nunca”.
La Iglesia católica y las denominaciones protestantes están abocadas al tema, y en el curso de los años han propuesto programas pro-vida que, sin embargo, parecen no haber hecho mella en la sociedad. “Es necesario entender – subraya el misionero – que Japón es un Estado estrictamente no confesional: no hay puente entre las religiones y las políticas estatales. Incluso en algunas grandes familias budistas que tienen contactis con la política, no se ve la impronta religiosa en el gobierno”.
No obstante, la cáida de los nacimientos contradice el espíritu tradicional del Sol Naciente: “El shintoísmo – concluye el Padre Lembo – , que aquí es la religión que tiene más adherentes, es esencialmente vida: a tal punto que no prevé una celebración de la muerte. Por lo tanto, hasta hace 50 años, las familias eran enormemente numerosas y los hijos eran una bendición. Hoy ya no es más así. En mi parroquia, cada tanto se encuentran los núcleos familiares imponentes, justamente el otro día una mamá me dijo que espera su quinto hijo. Pero son [casos] extremadamente raros”.
12/07/2019 14:47
19/03/2019 13:28