Teherán se retira (parcialmente) del acuerdo en materia nuclear. EEUU envía aviones B-52 a la región
A un año de la decisión de Trump, la República islámica ha anunciado el reanudamiento parcial de su programa atómico. Quedan canceladas las limitaciones que regían respecto a las reservas de agua pesada y al uranio. Para Rouhani, “no es el fin del acuerdo nuclear”, pero se precisa contar con garantías de los demás colaboradores. Washington envía aviones bombarderos al Oriente Medio y Pompeo realiza una visita sorpresiva a Bagdad.
Teherán (AsiaNews/Agencias) - Al cumplirse exactamente un año de la decisión del presidente de los EEUU, Donald Trump, de retirarse del acuerdo en materia nuclear iraní, esta mañana, Teherán ha anunciado el reanudamiento (parcial) de su programa atómico, incluido el enriquecimiento de uranio. En un discurso pronunciado en cadena nacional de TV, el presidente Hassan Rouhani comunicó a las naciones que aún siguen vinculadas al tratado (Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia) que tienen un plazo de 60 días para poner en acto las medidas necesarias para proteger los sectores bancario y petrolero de la República islámica.
Al dirigirse al país, el jefe de Estado recordó que “el acuerdo sobre el programa nuclear iraní fue alcanzado atento al interés del mundo”. Sin embargo, prosiguió, “los enemigos de Irán [léase EEUU, bajo la conducción de Trump] han ejercido presiones” que han empujado “al retiro” del acuerdo. Por tanto, Teherán pone punto final a las limitaciones que regían sobre las reservas de agua pesada y el uranio enriquecido; además, no se excluyen “nuevas medidas” en el ámbito nuclear “dentro de los próximos 60 días”.
Rouhani se dirigió también a los líderes de los países que aún forman parte del acuerdo, que días atrás, ya habían sido avisados de la decisión de Teherán a través de canales diplomáticos, recordando que tienen un plazo de dos meses para “operativizar los compromisos asumidos”. La afirmación hace referencia a “los sectores bancario y del petróleo” que han recibido un durísimo golpe con las sanciones estadounidenses del último año.
El 8 de mayo de 2018, el presidente de los EEUU, Donald Trump, ordenó el retiro del acuerdo nuclear (JCPOA) -que había impulsado su predecesor, Barack Obama-, introduciendo las sanciones más duras de la historia contra Teherán. Dicha decisión ha provocado una significativa caída en la economía iraní -que ha sido confirmada por estudios del FMI- y un derrumbe en el sector del petróleo, objetivo de la segunda parte de las sanciones, que entraron en vigor el 4 de noviembre del año pasado. Una línea dura, pese a que la República islámica continúa manteniéndose fiel a los compromisos asumidos en el marco del acuerdo en materia nuclear, según fue certificado por los expertos de la AIEA.
El presidente iraní subrayó que de no haber respuestas adecuadas, la consecuencia natural será el retiro de los demás compromisos tomados en el marco del entendimiento suscripto hace cuatro años. “El JCPOA -agregó- reviste un interés nacional estratégico; no es una cuestión individual, partidista o de gobierno”, sino que en su momento fue tomada por el Poder ejecutivo “en su conjunto” y por el bien del país y de su pueblo. “El pueblo iraní y el mundo -concluyó- deben saber que [el día de] hoy no marca el fin del JCPOA” y que “estas acciones están en línea con el JCPOA”.
Sobre la cuestión también se pronunció el gran artífice del pacto nuclear por la parte iraní, el ministro de Relaciones Exteriores Mohammad Javad Zarif, quien explicó que la decisión de “suspender” algunos de los compromisos asumidos “en el ámbito del acuerdo internacional no es una violación al entendimiento, del cual Teherán no tiene intenciones de salir”. En cuanto a Moscú, donde en este momento se está desarrollando una misión diplomática, agregó que “la República islámica ‘solamente’ ha considerado oportuno poner fin a algunos compromisos y medidas”, tal como, por otro lado, prevén las secciones 26 y 36 del mismo acuerdo. En éstas se permite a Irán cesar en algunos o en todas las obligaciones en caso de que una de la partes -como de hecho ha ocurrido con la salida de los Estados Unidos, un año atrás- no adhiera plenamente al acuerdo o re-introduzca sanciones”.
El anuncio de Teherán se produce a pocas horas de una visita sorpresiva a Irak por parte del secretario de los EEUU, Mike Pompeo, con el objetivo de asegurarse el apoyo de Bagdad ante una perspectiva anti-iraní. Simultáneamente, los Estados Unidos han predispuesto una redistribución de su fuerzas armadas en el área medio-oriental, con el envío de aviones de caza B-52 y buques de guerra. Hace ya tiempo que la administración de los EEUU, impulsada por su consejero en materia de seguridad nacional, John Bolton, ha adoptado una retórica belicosa hacia Irán, y que hoy se traduce en elementos concretos.
Analistas y expertos concuerdan en considerar que, frente a una escalada de tensión, hay un riesgo real de provocar un nuevo conflicto en el Oriente Medio, con la República islámica por un lado, y los Estados Unidos (más Israel, Arabia Saudita, Emiratos…), en el frente opuesto.
En el día de hoy, miles de tropas estadounidenses e iraníes ya están operando a escasa distancia unas de otras, en el territorio de Siria e Irak, con el peligro de que un incidente desate un conflicto abierto, cuyas consecuencias serían devastadoras,. La única solución viable es lograr una reapertura de los canales diplomáticos entre Washington y Teherán, como de hecho ha ocurrido, aún pese a miles de dificultades, en la época de la administración de Obama. Sin embargo, en la Casa Blanca parece prevalecer la posición de cuantos alimentan vientos de guerra.
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