También Occidente contribuye a la masacre de los cristianos y de la esperanza de Oriente Medio
Las características del conflicto de las civilizaciones y de las guerras de religiones. El objetivo de Daesh son los cristianos, pero también la convivencia entre cristianos y musulmanes. Los esfuerzos de al-Sisi por la plena ciudadanía de los cristianos en Egipto. Al-Azhar y la condena del fundamentalismo. El Occidente vende armas al Oriente Medio, que van a terminar en manos del Estado islámico. Repensar sobre todo en el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona.
Roma (AsiaNews)- Después del Domingo de Ramos ensangrentado en Egipto, diversos comentarios recargan las características de moda: existe un notable conflicto de las civilizaciones, está en acto una guerra religiosa entre musulmanes y cristianos.
Estas lecturas tienen algo de verdadero. No pasa ni siquiera un día que algunas comunidades islámicas resisten también con la fuerza a la modernización del mundo occidental en el modo de vestir, de usar del tiempo, en el modo de educar. Y no pasa día- y en Egipto la cosa es tal desde hace años- sin que sucedan asesinatos de cristianos por manos de fundamentalistas islámicos que acusan a estos fieles como “no creyentes” y por lo tanto sólo deben ser convertidos o eliminados. Quien agrega leña al fuego es Daesh (Estado islámico) desde hace tiempo decretó la erradicación de los cristianos de Oriente Medio por su poder “contaminador” hacia la cultura árabe.
Pero partir de aquí para exigir con urgencia una nueva cruzada, es un paso falso, Ante todo porque en los atentados contra los cristianos se encuentran a menudo también a musulmanes, Y son también musulmanes muchas de las personas que desde ayer donan sangre para salvar la vida de los heridos de los dos atentados en las iglesias de Tanta y Alejandría. Sobre todo, no se tiene en cuenta que el objetivo de Daesh no son simplemente los cristianos, sino su tensión de aumentar la convivencia con los musulmanes. Desde hace tiempo el ex general al-Sisi presiona sobre la sociedad para que los musulmanes y los cristianos tengan los mismos derechos y los mismos deberes; entre los cuales los trámites para construir iglesias y mezquitas sean los ismos; también que entre las posibilidades de carrera en la sociedad y en el ejército para los fieles de las dos religiones. Un suceso de al-Sisi en este campo sería una revolución en el mundo árabe, dada la importancia de Egipto, desde el punto numérico y cultural.
La influencia de al-Sisi es tal que hasta la universidad de Al-Azhar, muchas veces dividida entre modernidad y dependencia por las financiaciones sauditas, se esté moviendo para condenar la interpretación literal del Corán, en la base de Daesh y de todo el wahabismo saudita.
Las influencias que hemos citado, si tienen algo de verdadero, no tienen en cuenta de tantos fermentos positivos en el mundo islámico y medio-oriental. Condenar a Daesh, condenar al Islam fundamentalista no es ni siquiera toda la verdad. Ayer el Papa en el Ángelus, recibiendo la noticia del atentado en la iglesia de Tanta, expresó su “profunda condolencia” al ¡querido hermano, Su Santidad Teodoro II, a la Iglesia copta y a toda la nación egipcia” y agregó: “Que el Señor convierta el corazón de las personas que siembran terror, violencia y muerte y también los de aquellos que trafican las armas”. Si no queremos manipular las palabras del Papa, debemos recordar que el mundo occidental esté buscando resanar su economía aplastadora justamente a través de la venta de armas a países que en un modo o en el otro son responsables de las masacres de cristianos.
Según datos del año 2016 del Sipri (Stockholm International Peace Research Institute), hasta ahora los mayores exportadores de armas son los EEUU, Rusia, China, Francia y Alemania. Ellos representan el 74% del volumen total de exportaciones en el mundo. Al menos la mitad de sus productos bélicos eran destinados a lo países de Oriente Medio. En 2015, Arabia Saudita registró un incremento del 279%. Juntos esto dos países-junto a otros-son conocidos por su apoyo a la “rebelión” contra Assad uy por lo tanto na al-Qaeda y a Daesh.
Hay por lo tanto una responsabilidad de parte de Occidente también en las muertes de cristianos y el escándalo por lo que hace Daesh resta como un poco fariseo si no se apoya en el diálogo cultural y social entre cristianos y musulmanes y se pone un freno a la escalada de las armas en Oriente Medio.
Muchos interlocutores continúan citando el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, cuando el pontífice sugirió al mundo islámico que haga cuentas con la razón y la violencia. Pero olvidan que la mayor parte de aquel discurso estaba dirigido hacia el occidente que despreciando la razón religiosa, se encerró en un modelo materialista, donde cuentan sólo los números y el dinero. También en aquellos de las armas.
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