Tailandia, el presupuesto educativo más alto del mundo, pero sin resultados. Algunas soluciones

Supachai Panitchpakdi, ex director general de la Organización mundial de comercio: “El sistema es un fracaso total”. Fuente católica: “Las escuelas gestionadas por la Iglesia otorgan una dignidad al individuo que estudia, desarrollando su capacidad crítica. No es suficiente con enseñar la clase y punto, se precisa una educación que sea comprehensiva”

Bangkok (AsiaNews) – Tailandia es el país del mundo que más gasta en educación (representa el 4% del PBI, el 20% del presupuesto del gobierno), y sin embargo, se ubica en los últimos puestos en la escala de calidad educativa. Fue lo que dijo Supachai Panitchpakdi, ex director general de la Organización mundial del comercio, al intervenir en un seminario titulado “Una universidad para el siglo XXII”. El famoso economista describió a todo el sistema educativo tailandés como un “fracaso”, dado que es incapaz de gestionar los enormes fondos de financiación y volverse competitivo a nivel internacional. AsiaNews pidió a una fuente católica que trabaja en el ámbito educativo, que comentara estos datos.

“Las causas de este fracaso – afirma la fuente – son muy amplias y abarcan tanto al Estado como a las familias. Por un lado, los jóvenes están cada vez menos concentrados en el estudio, distraídos por la tecnología y por miles de informaciones que son olvidadas rápidamente. Por otro, las escuelas organizan demasiadas actividades que directamente no tienen nada que ver con el aprendizaje. Es difícil individualizar un solo motivo: hay una serie de factores que sugieren que no basta con aumentar financiación para tener resultados”.

Otro aspecto grave del sistema, continúa, “es el desnivel enorme que se ha creado entre Bangkok y las periferias rurales. Las escuelas de campo están a un nivel muy por debajo de la media a nivel nacional. Ha de ser dicho, sin embargo, que Tailandia da dado muchos pasos adelante en lo que hace a la cobertura educativa: ahora hay muchas más escuelas, esparcidas en todas las regiones. Incluso en los pueblos más pequeños encontramos al menos la escuela primaria. Por otra parte, no obstante, el nivel y la calidad educativa siguen siendo bajos”.

Para comprender hasta qué punto está en dificultades la escuela tailandesa, la fuente cita un sondeo reciente, según el cual “sobre un total de ocho materias evaluadas, los jóvenes alcanzan sólo en lengua tailandesa un nivel suficiente. En todas las demás materias, están por debajo del estándar internacional”.

“En Tailandia –afirma la fuente- no se da por descontado que las escuelas públicas son mejores que las privadas. Hay escuelas católicas, gestionadas por religiosas por la diócesis, que reciben una ayuda del Estado en función del número de estudiantes. Por ejemplo, los institutos gestionados por los jesuitas de San Gabriel son renombrados y tienen instalaciones muy bellas y de calidad”.

En esta situación de emergencia educativa, la Iglesia puede dar su contribución partiendo del hecho de “considerar a la persona como persona. A veces los jóvenes son colocados en clases inmensas, todos vestidos de igual manera y viviendo en una gran disciplina. En las escuelas católicas, en cambio, se trata de valorar al individuo y de estimular la capacidad crítica de los jóvenes, la capacidad de argumentar. Los tailandeses mismo dicen que su educación es en un único sentido, está orientada a aprender la lección y punto”.

El desafío más grande que afrontan los institutos católicos, concluye la fuente, “es el de conjugar una alta calidad educativa con la atención hacia los últimos. Por una parte, es necesario tener instalaciones súper modernas para atraer a los estudiantes; por otra, las familias ricas no buen con buenos ojos la presencia de demasiados estudiantes tribales o pobres. El gobierno luego pide a las escuelas que se alineen, y según directivas que no siempre pueden ser compartidas. La Iglesia trata de obviar esta situación financiando, con la matrícula escolar, los proyectos de otras estructuras educativas más cercanas a las clases pobres o a los enfermos”.