Sri Lanka: san José Vaz, pionero del diálogo interreligioso y del valor de los laicos
El 2017 es el Año dedicado al Apóstol de Sri Lanka. De origen indio, en 1687 llegó a esta isla durante la persecución de los calvinistas holandeses. En aquel tiempo no había sacerdotes. Una congregación religiosa para formar misioneros; el compromiso entre los pobres y los enfermos; el aliento hacia el diálogo con las otras denominaciones; la dirigencia de los laicos.
Colombo (AsiaNews)- San José Vaz fue “un precursor del Concilio Vaticano II, sosteniendo el diálogo interreligiosos y el valor de los laicos”; el “fue un hombre de fe y de oración”, un hombre que tenía una visión pero también un plan claro para la Iglesia de Sri Lanka en el período de la persecución”. Lo dice a AsiaNews, el p. Reid Shelton Fernando, sacerdote católico, hablando sobre la importancia de san José Vaz, al cual la Iglesia local dedicó al Año 2017. El sacerdote de origen indio es considerado como el Apóstol de Sri Lanka y es el primer santo del país canonizado por el Papa Francisco durante el viaje pastoral en 2015.
Nacido en India en 1651 en una familia portuguesa y llegó en 1687 a la isla de Ceilán para ayudar a los católicos durante la persecución por parte de los calvinistas holandeses, san José Vaz fue definido por Juan Pablo II “el más grande misionero que Asia haya jamás tenido”. El p. Shelton agrega: “Él fue un misionero ejemplar vino a Sri Lanka porque había sabido que no había ningún sacerdote que se ocupase de los fieles católicos”.
San José Vaz comprendió por primero la urgencia de refundar la comunidad cristiana y dio un empuje a la formación sacerdotal y a la obra de los laicos. Instituyó la Congregación del Oratorio de Goa para educar a los misioneros para enviar a Sri Lanka. “Por diez años-agrega el p. Shelton- él ha trabajado en toda la isla, que consideraba una única parroquia. Además nombró líderes laicos bien colocados en la sociedad, de tal modo que ellos pudiesen trabajar por el bienestar de la comunidad”.
El primer santo de la isla estudió las dos principales lenguas, singalés y tamil, lo que le permitía poder crear “relaciones amistosas con los monjes budistas. Él alentó al p. Jacome Gonsalvez, su co-hermano, en el hacer lo mismo y a involucrarse en actividades culturales. Lo llevó a componer obras literarias en ambas lenguas”.
Según el sacerdote, a 250 años de distancia el ejemplo de san José Vaz “es válido todavía hoy. Tenía buenas relaciones con todos, no buscaba el enfrentamiento con las autoridades. Siempre fue una persona humilde, rechazando el nombramiento episcopal y viviendo como un simple misionero. Para los laicos fue un modelo de vida simple, en contacto con lo divino y con la gente común”.
“Él intuyó-sostiene- que la Iglesia no era sólo para la jerarquía, sino para el pueblo. Fue el primero en querer crear buenas relaciones con personas de credos diversos. Hoy en Sri Lanka esto aún no sucede, no obstante ya hayan transcurrido más de 50 años del Concilio Vaticano II. La Iglesia católica no ha desarrollado un diálogo serio con las otras denominaciones y con las otras religiones”.
“Además el involucrarse de san José Vaz en favor de los pobres y de los necesitados fue grandioso”. “El amor que probaba por ellos era claramente visible-concluye- en el modo con el cual trataba a los enfermos. Con su estilo de vida simple inculcó en la mente de las personas que su llamada santa, misionera, llena de fe, venía de Dios”.
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