Sri Lanka, el año 2018 es un año lleno de protestas

de Melani Manel Perera

La población manifiesta por el aumento de precios de los bienes esenciales, la falta de corriente eléctrica, el odio racial. “Las personas esperan soluciones rápidas y prácticas a sus urgentes cuestiones cotidianas”. La gente en general es pacífica, usa la protesta sólo como solución final. Las reacciones violentas se deben a la frustración provocada por los pedidos desatendidos y por las promesas jamás mantenidas.

Colombo (AsiaNews) – El año 2018 está hasta ahora lleno de protestas en Sri Lanka. La población ha protestado en todo el país y en particular en la capital Colombo, por varios motivos: precios caros de los bienes de primera necesidad, cuestiones que se refieren a la instrucción y las tierras, falta de corriente eléctrica, problemas en la agricultura, odio racial, precio de los combustibles. AsiaNews preguntó a varios exponentes cristianos le expliquen los motivos. La respuesta común fue: Ministros y parlamentarios no tienen el pulso de la población y desconocen los problemas. No tienen interés en escuchar los sufrimientos del pueblo. Por lo tanto, lo único que queda a la gente para obtener respuestas es protestar. Y estas protestas son tanto buenas como malas”.

Según el p. Reaid Shelton Fernando, sacerdote y activista, “las personas manifiestan porque pueden hacerlo, a diferencia de cuánto sucedía durante el poder del dictador (Mahinda) Rajapaksa, que reaccionaba en modo violento. El actual gobierno de Sirisena responde al máximo lanzando gases lacrimógenos o con hidrantes”. El sacerdote, además que “el origen de las protestas deriva del hecho que hay demasiados ministros con demasiado poco poder”.

Geetha Lakmini, coordinadora del grupo “We, Women Lanka” afirma: “Las personas esperan soluciones rápidas y prácticas a sus urgentes cosas cotidianas. Las genuinas expectativas no son escuchadas y no atendidas por los agentes del gobierno en los cuales ellos pusieron su confianza. Por lo tanto los que pertenecen a la clase media o a la clase baja pasan de la sartén a la parrilla”. Para la activista, “la situación en el país empeora día tras día, con la destrucción del Estado de derecho, la negación de la democracia y de la libertad. Al mismo tiempo, aumenta el costo de la vida a causa del aumento de los precios de los bienes elementares y esenciales”. La activista se lamenta que en Sri Lanka “los dos tercios de la población sufren de algún tipo enfermedad y están en aumento la depresión y las tensiones. Con el aumento del gas, también la vida de las familias está en peligro. Si la gente no obtiene soluciones de parte del gobierno no puede hacer otra cosa que aumentar las protestas. Podríamos preguntarnos. ‘¿Son justas estas protestas?’. No lo sé, pero es la vida real de la población que vive aquí”.

Herman Kumara, representante del Nafso (National Fisheries Solidarity Movement) y enviado especial del World Forum for Fisher People, subraya que “la gente es pacífica y no ama la protesta, sino cuando es necesaria. La considera sólo como una solución final. Si sus pedidos no son escuchados en las manifestaciones pacíficas, entonces pasa a formas agresivas”. Él hace notar que la población “no abrió boca en los años de la guerra civil, de las desapariciones forzadas y de las masacres, por miedo a la reacción de los grupos paramilitares. En cambio ahora, que fue elegido un buen gobierno, ellos han encontrado la motivación para hacer sentir la propia voz y pedir el respeto de los derechos”.

El doctor Tilak S. Fernando, médico y editorialista, explica que “las protestas se deben a la frustración provocada por los pedidos desatendidos y promesas jamás mantenidas. Los políticos son la peor clase, quiere solamente manipular al público para ganar votos y se sirven de las fracturas ético-religiosas, sembrando odio”. Sri Lanka, agrega, “es el típico ejemplo en el cual los políticos son aficionados a las diarreas verbales, pero resfriados en las acciones. Desde el punto de vista cristiano, todo esto sucede porque el ser humano se hizo cada vez más egocéntrico y ha tirado por la ventana los valores humanos”.