11/03/2025, 15.49
PUERTA DE ORIENTE
Enviar a un amigo

Siria. Mons. Mourad: Los cascos azules de la ONU contra la violencia interna y los ataques israelíes

de Dario Salvi

Tras varios días de violencia y más de mil víctimas, entre ellas algunos cristianos, el gobierno de al-Sharaa ha declarado concluida la operación contra los alauitas en la costa occidental del país. Damasco también firmó un acuerdo de “integración” con los kurdos. Arzobispo de Homs: Para que haya paz hace falta la presencia internacional y que se levanten las sanciones. Las promesas de las autoridades todavía no se han concretado.

 

Milán (AsiaNews) - En Siria es fundamental la presencia de "un contingente de la ONU, de los Cascos Azules de las Naciones Unidas", con la tarea específica de "proteger a los civiles", sobre todo "en las zonas donde se encuentran las minorías", y también de garantizar la estabilidad "de la frontera con Israel", dice Mons. Jacques Mourad, arzobispo siro-católico de Homs, Hama y Dabek, que en estos días se encuentra en Alemania para hacer una intervención en la Conferencia Episcopal Alemana sobre el tema de Siria. El prelado no oculta su preocupación por lo ocurrido en los últimos días, en los que se ha consumado una “masacre” de civiles, sobre todo alauitas, en las ciudades costeras de Tartus y Latakia - bastiones del antiguo régimen de Bashar al Asad - que tampoco perdonó a los cristianos. “Por ahora el futuro sigue siendo oscuro - admite - y todavía no vemos la luz” después de años de guerra civil y el repentino avance de los rebeldes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) liderados por el actual presidente interino Ahmad al-Sharaa, que en diciembre lograron conquistar Damasco.

Sangre en la 'nueva Siria'

Hace pocas horas el Ministerio de Defensa sirio anunció el fin de las operaciones militares en la región costera occidental. Según se informa, las fuerzas de seguridad han “neutralizado” a las facciones leales a Asad y están “preparando el terreno para un retorno a la normalidad”. En realidad se ha consumado una masacre y según grupos activistas hay más de 1.500 muertos, de los cuales 1.068 son civiles, incluyendo cristianos, mujeres y niños. La escalada preocupa al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien afirmó estar “alarmado” por el número de víctimas y la “enorme cantidad de ejecuciones sumarias de familias completas”.

Monseñor Mourad, miembro de la comunidad Mar Musa fundada por el sacerdote jesuita Paolo Dall’Oglio - desaparecido desde 2013 - y él mismo rehén del Estado Islámico en 2015 y liberado más de cuatro meses después, habla de un “duro golpe” al “proyecto de la nueva Siria” que prometieron las autoridades. “Cuando ya han pasado dos o tres meses del gran cambio [como llama al ascenso de HTS y el exilio de Assad en Rusia en diciembre, ndr.] el pueblo ha perdido en parte la confianza en el nuevo gobierno y en el presidente, porque este prometió cosas que luego no llevó a la práctica ni mantuvo. Cosas referidas a diversos aspectos de la vida cotidiana, comenzando por los salarios y las oportunidades de desarrollo que no se han concretado”. Los puntos más críticos, continúa, tienen que ver con "el ámbito económico", pero no faltan problemas "desde el punto de vista político, en la redacción de la nueva Constitución, en el Congreso Nacional" y en el "diálogo entre las diferentes comunidades locales". “Lo que está sucediendo - cuenta - sin duda no es lo que la población soñaba o imaginaba. Hay un profundo dolor y rechazo por este derramamiento de sangre, se respira de nuevo un clima de miedo y preocupación por el futuro".

Ajuste de cuentas

Reflexionando sobre los acontecimientos que condujeron a la operación militar contra los alauitas, Mons. Mourad no puede dejar de señalar que las fuerzas de seguridad y los grupos afiliados al HTS han utilizado “las armas contra el pueblo” en una especie de “ajuste de cuentas”. Porque si bien el pretexto era atacar a los leales a Asad, en realidad “las víctimas son casi todas civiles”, no infiltrados o miembros del antiguo régimen. La escalada está relacionada en primer lugar con “la falta de confianza entre las diferentes comunidades”, afirma el prelado, a lo que se suman prácticas “manipulatorias” por parte del gobierno y de los grupos armados. “Se había hablado de confiscar las armas a los civiles, de sustraerlas al control de los diferentes grupos y reforzar un único ejército nacional sirio - recuerda -, pero en la práctica no se ha hecho nada, sobre todo, los militares no responden a la tarea de proteger al pueblo y al país. Es más, hasta ahora ha ocurrido lo contrario".

La violencia de los últimos días también ha golpeado duramente a los cristianos, aunque no hay datos seguros sobre el número de víctimas. Al mismo tiempo el arzobispo siro-católico excluye un componente confesional en los ataques: "Ellos quedaron involucrados y los atacaron porque viven en la zona" donde se produjo la escalada, porque "viven en los mismos edificios, comparten el territorio, a algunos los mataron por casualidad, porque estaban en el lugar cuando se produjeron los enfrentamientos". “No es una cuestión de religión ni un elemento confesional – puntualiza –, pero, por otro lado, es una confirmación del hecho de que la masacre se perpetró contra civiles, contra gente inocente, no contra los aliados del antiguo régimen". En cuanto a las cifras, sobre las que sigue habiendo incertidumbre, las víctimas cristianas "serían al menos 12, pero los alauitas masacrados serían más de 1.200. El balance -afirma- es gravísimo". 

Los kurdos e Israel: desafíos para la paz

Ayer mismo el gobierno de Damasco anunció que había llegado a un acuerdo con Mazloum Abdi, jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), pro kurdas, que conduciría a la “integración” de todas las instituciones civiles y militares de la administración autónoma kurda en el Estado sirio. La presidencia difundió un comunicado firmado por las partes, especificando que se trata de la "integración de todas las instituciones civiles y militares del noreste", incluidos "los puestos fronterizos y el aeropuerto". Un paso cuyos detalles son aún inciertos, porque se sabe poco sobre el proceso que conduciría a la integración y otros aspectos no secundarios y muy significativos porque se refieren a la principal minoría étnica de Siria que, desde hace seis años, administra de forma autónoma el noreste del país. En el pasado, esta minoría ha demostrado ser una fuerza fundamental en la lucha - aunque con el apoyo de Estados Unidos, que gracias a ellos mantiene una presencia por delegación en el territorio - contra el Estado Islámico y los movimientos de la galaxia radical (de los que provienen, por otra parte, los mismos HTS).

“También en lo que respecta al acuerdo con los kurdos - dice Mons. Mourad - tal vez pueda realmente llevar a una verdadera paz, pero tenemos que esperar y ver cómo se implementa y si da frutos. Porque para mí todos los acuerdos son teoría, lo que importa es evaluar su aplicación. Hoy la prioridad sigue siendo cubrir los requerimientos básicos de la vida de las personas: electricidad, salarios, agua potable, las necesidades de todos los días. El gobierno debe asumir estas responsabilidades, satisfacer estas prioridades - insiste el prelado - pero, por el momento, la vida es quizá peor que antes”.

Entre los factores críticos, hay dos en particular que son más preocupantes: las sanciones internacionales y la interferencia israelí - en forma de ataques aéreos e incursiones en el territorio -. “Hay factores internos y externos que dificultan la recuperación, entre estos últimos sobre todo los ataques diarios de Israel. Y eso - continúa - está ocurriendo sin que la comunidad internacional intervenga ni diga nada, sin que haya ningún tipo de toma de posición de la ONU o de la Unión Europea. Pero es esencial poner fin a este ataque [del Estado judío] contra Siria. Porque la gran pregunta - añade - es si la comunidad internacional quiere la paz para Siria o si quiere alimentar la escalada y la guerra, complicando la vida de los sirios. En esta perspectiva, parece resultarles cómodo una Siria destruida y dividida - ataca Mons. Mourad - pero si preguntamos a la gente, todos dicen que quieren un país único y unido, que pueda vivir en paz".

Por último, el prelado señala un último factor crítico fundamental: las sanciones occidentales que pesan como plomo sobre la economía siria. “Hoy es clave levantar las sanciones internacionales, porque eso – advierte – ayudaría realmente a poner nuevamente en marcha la vida y la economía, y daría un poco de alivio y libertad al gobierno para actuar, y permitiría verificar si realmente se respetan las reglas del derecho internacional”. “De lo contrario, la comunidad internacional debe asumir sus responsabilidades e intervenir, mediar, porque el pueblo sirio no es la única causa o razón de lo que ha ocurrido, y sin duda por sí solo no puede empezar de nuevo. En esta perspectiva se inscribe también el envío de cascos azules de la ONU a las zonas sensibles, pero con una premisa muy precisa: "el ejército turco no debe participar - concluye - porque los sirios no quieren otro mandato".

“PUERTA DE ORIENTE” ES EL BOLETÍN DE ASIANEWS DEDICADO A ORIENTE MEDIO. ¿QUIERES RECIBIRLO CADA MARTES EN TU EMAIL? SUSCRÍBETE AL BOLETÍN EN ESTE ENLACE

 

TAGs
Enviar a un amigo
Vista para imprimir
CLOSE X
Ver también
Rangún: China visita a la junta militar mientras siguen los enfrentamientos con las milicias étnicas
01/09/2021 15:28
Musulmana, ex radical: Riad y el salafismo (wahabí) un peligro para el islam y para el mundo
17/12/2016 13:14
Sacerdote iraquí: la ‘derrota militar’ de Isis no cancela la amenaza yihadista
03/11/2017 14:18
P. Poquillon: de Mosul a la Jerusalén sangrante: "La vida es más fuerte que la muerte"
28/11/2023 11:42
Gaza, el abad Schnabel: el "escándalo" del perdón cristiano y la guerra que "des-humaniza"
07/05/2024 11:24


Newsletter

Suscríbase a la newsletter de Asia News o cambie sus preferencias

Regístrese
“L’Asia: ecco il nostro comune compito per il terzo millennio!” - Giovanni Paolo II, da “Alzatevi, andiamo”