Simposio de AsiaNews: problemas y desafíos de la Iglesia en China en la historia de los sacerdotes

Control militar de las actividades, arrestos, detenciones, traslados, escándalos internos y ataques, la doble identidad de algunos obispos, confusión en las relaciones entre China y el Vaticano. Y la falta de libertad religiosa. Son algunas de las muchas cuestiones sin resolver para la Iglesia china de hoy de acuerdo a lo que cuentan cuatro sacerdotes. Beijing les ha impedido su participación en el Simposio; testimonios leídos por un actor.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Control “militar" de las actividades religiosas y cámaras fijas en cada iglesia para supervisar a sacerdotes y fieles; arrestos, detenciones y domicilios forzados de los sacerdotes, a lo que se añaden la crítica "interna" de la Iglesia, entre ellos "graves escándalos morales de los superiores" y "ataques mutuos entre hermanos"; y de nuevo, la "doble identidad" de algunos obispos (aprobado por la Santa Sede y con los roles de liderazgo dentro de la Asociación Patriótica), pasando por el viejo tema de las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano. Estos son algunos de los muchos problemas que se encuentran en los testimonios de algunos sacerdotes en el marco del simposio "China: la Cruz es Roja" promovido por AsiaNews esta tarde en la Pontificia Universidad Urbaniana.

Las historias de cuatro sacerdotes – de China Central, del norte, del Este (perteneciente a la comunidad subterránea, y del Sur (oficial) - fueron leídos por Davide Ferrari, de 34 años de edad, actor, director y autor original de Pavía. AsiaNews les había extendido a los sacerdotes la invitación para asistir a la conferencia, sin embargo, las autoridades chinas no han emitido los visados necesarios, bloqueando efectivamente la partida. Ellos no quieren perder que sus voces sean escuchadas en el simposio mediante el envío de un registro escrito de su experiencia pastoral.

De acuerdo con un sacerdote del centro de China, la situación de la Iglesia Católica local "es cada vez más complicada y difícil" y, aunque con algunas diferencias entre la diócesis, todos "están en el mismo barco, que está bajo el control del gobierno chino." El poder político de China, añade, tiene "dos aspectos contradictorios: [...] quiere mostrar al mundo que en China existe la libertad y la democracia", pero "implementa un control estricto sobre lo que quiere." Y "la iglesia católica china se trata como un objeto que es bloqueado, monitoreado, espiado por el poder."

En primer lugar la actividad religiosa, continuó el sacerdote, aumentan las patrullas militares de policía, sacerdotes y obispos son interrogados. "Si la actividad religiosa es importante y solemne, como una ordenación episcopal, bloquean las carreteras y calles e incluso las zonas residenciales." Y también, las "cámaras en cada iglesia," y los funcionarios del gobierno "sorprendidos yendo a la iglesia" luego son penalizados en su carrera. "Todas las diócesis en China están en esta condición." Luego están los prelados y sacerdotes "absorbidos en el horizonte del gobierno chino" que dicen "siempre lo que les gusta" a las autoridades comunistas, y "algunos obispos y sacerdotes que se entregan al mundo materialista."

Un sacerdote del Norte habla de sufrimiento "externo e interno": los primeros son "detención, arresto domiciliario, estar bajo custodia, ser sometidos a adoctrinamiento"; a éstos se añaden el sufrimiento interno "derivado de la situación interna de la Iglesia, es decir, de los graves escándalos morales de la parte superior y los ataques mutuos entre hermanos." En los años 90 del siglo pasado "en nuestros corazones había un fuerte deseo de fe", pero ahora el esfuerzo no es sólo para reconstruir la comunidad cristiana, sino también enfrentar la interferencia política. Y si por un lado, las dificultades tienen en espera un acuerdo y el reconocimiento diplomático entre China y el Vaticano, por el otro "es demasiado ingenuo e infantil" pensarlo ya que Beijing "siempre ha pretendido que la religión sea 'cinesiada'".

El sacerdote del Este, miembro de la comunidad subterránea, habla de la "dual identidad” (la aprobación de la Santa Sede y las asignaciones de la Asociación patriótica) con la cual se presentan algunos obispos. "Para los católicos - dijo - que realmente se preocupan de la relación con el Santo Padre y el corazón lleno de amor a la Iglesia, estos obispos con doble identidad no les gusta. [...] En otros lugares, al principio los obispos eran valerosamente fieles, pero más tarde bajo presión han abandonado los principios, aceptó compromisos, se unieron a la Asociación Patriótica, concelebrando con los obispos ilegítimos". El punto crucial, advierte, es que "en el país no hay una verdadera libertad religiosa" es y sigue siendo una ambigüedad entre los representantes de la Iglesia subterránea y miembros de la Iglesia oficial.

Por último, un sacerdote del Sur, de la comunidad oficial, describe la "sensación de alienación" respecto a la comunidad subterránea. Y aunque los sacerdotes no ocupan "ninguna posición oficial [...] tenemos que soportar ser tildados de traidores y 'desleales''. A este respecto cita el ejemplo de "Mons. Thaddeus Ma Daqin, que durante muchos años ha tenido relaciones con la Asociación Patriótica, pero que el 7 de julio de 2012 en su ordenación episcopal ha renunciado. Con su pública 'salida', Mons. Ma Daqin ha mostrado el comportamiento de la fe". "Los chinos – concluye - necesitan de la fe, necesitan de la luz verdadera."