Seúl, una película contra la corrupción de las iglesias cristianas: ¿Dónde están yendo?

"Quo vadis" fue escrito y dirigida por un conocido cineasta coreano, hijo de un pastor cristiano. En la obra se denuncian las operaciones económicas ilegales, el nepotismo, la corrupción y el hambre de poder al interior de las grandes estructuras "que ya no son más lugares de culto". Las denominaciones protestantes en la mira tratan de boicotear las proyecciones y anuncian acciones legales.

Seúl (AsiaNews)- "¿Dónde están yendo?". Es con estas palabras, que repiten aquellas pronunciadas por Cristo resucitado a Pedro, que se abre y se cierra una de las películas más controvertidas hoy en circulación en Corea del Sur. La obra se llama justamente: "Quo vadis" y fue realizada por Kim Jae-hwan, cineasta de suceso e hijo de un pastor protestante. Él ha querido realizar un viaje "en la vergüenza de las corruptas iglesias cristianas sud-coreanas, que ya no son lugares de culto"

Actualmente en el país hay 78 mil iglesias cristianas: el 80% son de propiedad de denominaciones protestantes y pentecostales, separadas de las grandes confesiones cristianas. Entre éstas hay al menos cien que son clasificadas como "mega-iglesias": un fenómeno difundido en América- del Norte y del Sud- y que está tomando pie también en Asia. Se trata de grandes congregaciones que tienen centenares de miles de fieles, totalmente independientes y regidas por pastores muy carismáticos.

Estas crecen a tal punto que están en grado de crear y mantener verdaderos y propios imperios comerciales, que gracias a las donaciones y a las inversiones llegan- como en el caso de la iglesia Yoido, citada en la película- a convertirse en imperios comerciales. Pero lamentablemente, como en el caso de la misma Yoido, detrás de esta fachada económica esconden crímenes de naturaleza fiscal y hasta penal, escándalos sexuales y malversaciones de varios tipos. En la mira del director de cine también la Sarang Community Church, en el centro de un escándalo el año pasado para la construcción de un entero barrio de Seúl, que costó 270 millones de dólares.

Según Kim, "el proceso de crecimiento de estas iglesias ha reflejado en manera fiel el aumento de sus intereses en campo económico y social. Si miramos a la historia, vemos como siempre hayan favorecido al poder. En tiempos de la ocupación japonesa regalaban aviones de guerra al ejército japonés; durante la dictadura militar; han siempre realizado jornadas de oración y de encuentro para los varios líderes ilegítimos; durante las presidenciales de 2008 han hecho elegir a uno de ellos, Lee Myung-bak. Siempre estuvieron al lado de los potentes".

En la película se ven partes de noticieros, entrevistas y tomas de los sermones dominicales. Justamente este mix, que de hacho se vuelve un reclamo para la reforma de las iglesias, ha creado no poco problemas. Inicialmente previsto en 100 salas cinematográficas, el documental fue rechazado sistemáticamente por los gestores que temían retorsiones por parte de los líderes cristianos. Por el momento han sido recibidas en 13 cines, casi todos culturales o d´essai.

Estas mega (enormes) -iglesias, concluye el cineasta, "hablan siempre del juicio de Dios, pero yo creo que deben cuidarse también del juicio de la sociedad que los hospeda. Están totalmente desconectados de la realidad que los rodea, y espero que puedan entender sus propios errores". A menos, Kim espera alcanzar a 10 mil espectadores: "De este modo podré donar lo recaudado a Jubilee and Land Justice Association, un grupo cristiano que ayuda a los pobres pagando a ellos sus deudas".