Santa Sofía convertida en mezquita: una apuesta satánica
Con la transformación de la basílica cristiana en mezquita, “Erdogan, este Califa del Siglo XXI, se asegura el apoyo de un electorado fundamentalista-religioso que siente nostalgia de la era Otomana”. “Un nuevo y claro mensaje del islam político a Occidente: ¡dominar y someter, siempre y como sea!”. El mundo occidental parece no comprender la provocación. Un sistema de luces y telones, para ocultar los mosaicos y frescos cristianos. “Cada vez que el islamismo llega al poder en un Estado democrático y laico, le declara la guerra a la civilización, a las culturas y a las otras religiones”.
París (AsiaNews) - La Basílica de Santa Sofía (que algunos llaman, irónicamente, Lalla[1] Safia[2]) ha recorrido un camino histórico signado por la guerra y la paz, el odio y la convivencia. Primero como basílica, testimonio de la Cristiandad de Constantinopla; luego como mezquita, durante la dominación musulmana; más tarde, devenida museo, durante la instauración del laicismo en Turquía, antes de volver a ser mezquita en la era de Erdogan, el autoproclamado Emir de los creyentes, el Califa, término con que amaba definirlo Al Qaradawi, el gurú islamista y líder espiritual de los Hermanos Musulmanes.
Durante el gobierno de Kamel Mustapha Atatürk, Santa Sofía gozó del estatuto de museo, un lugar en el cual varias culturas y religiones se encuentran; un sitio muy visitado por personas de todo el planeta y de distintas religiones, En otras palabras, antes del 11 de julio del 2020 – otra fecha que marca la historia de este templo - Santa Sofía era un lugar donde podía manifestarse la posibilidad de coexistencia entre las religiones, así como la tolerancia del islam – de aquél islam separado de la política. Tal como escribió Ioan Sauca, un miembro de la Iglesia ortodoxa rumana, a Erdogan: “Era una bella prueba de la adhesión de Turquía a la laicidad, y de su deseo de dejar atrás los conflictos del pasado”; y yo agregaría: para instaurar la universalidad de los valores humanos.
La maniobra de transformar Santa Sofía en mezquita tiene una dimesión política interna y externa. Interna: tras perder Estambul – que pasó a estar en manos de la oposición en las últimas elecciones municipales –, y teniendo en mente las elecciones del 2023, Erdogan, este Califa del Siglo XXI, se asegura el apoyo de un electorado fundamentalista-religioso, que siente nostalgia de la era Otomana.
Externa: desde el punto de vista simbólico, el asunto de la Basílica de Santa Sofía consituye un nuevo y claro mensaje del islam político, dirigido a Occidente: dominar y someter, ¡siempre y como sea! Dicho en otros términos: ¡Erdogan quiere explorar hasta qué punto puede llegar en su provocación y marcar límites! Callar frente a estas maniobras es una forma de abdicar, [ya que equivale a] “decir frente a todos que él es libre de hacer lo que le plazca”.
El mundo occidental parece no entender los fundamentos de esta decisión. El periódico “Le Monde” comenta, no sin cierta ingenuidad: Transformación de Santa Sofía en mezquita: “... la reconversión de Santa Sofía en mezquita no impedirá a los turistas de todas las religiones visitarla – ¡también son numerosos los que visitan a diario la Mezquita Azul cercana!”. ¡Como si Santa Sofía fuese, en la historia, un mero museo, y como si el fundamentalismo de Erdogan se frenase allí!”.
El periódico turco “Hurriyet” [3] informó que el “Sultán” ha solicitado al Ministerio de Cultura y Turismo, y a la cartera de Asuntos Religiosos que se proceda a preparar la basílica para la oración que tendrá lugar el viernes 24 de julio. En aquellos espacios de la mezquita destinados a la oración, se colocará un sistema de luces para ocultar los mosaicos y frescos cristianos. En la orden del día también figura un proyecto para que los mosaicos y frescos puedan ocultarse a través de un mecanismo de telones a ser utilizados durante las horas de oración.
Esta medida pone de relieve cuán peligrosa puede ser la instrumentalización de la religión, un aspecto que de una manera u otra, siempre crea tensiones y prepara el terreno a nuevos conflictos identitarios que bien se podrían evitar. En otras palabras: cuando en un contexto domina el islam político, la paz desaparece y con ella, la fraternidad y el respeto por las otras religiones.
Ibrahim Negm, del Consejo del Gran Muftí de Egipto, equipara la decisión del presidente turco a “un peligroso juego político” [4]. Además, esta medida da una mala imagen del islam y de los musulmanes – imagen que ya está bastante dañada – y [confirma que] cada vez que el islamismo llega al poder en un Estado democrático y laico, le declara la guerra a la civilización, a las culturas y a las otras religiones.
Con cierta demora, y con pausas de silencio entre una palabra y otra, el 12 de julio pasado Papa Francisco declaró en el Angelus: “El pensamiento se dirige a Estamul; pienso en Santa Sofía y estoy muy dolido”. Los periódicos franceses han traducido “dolido” como “afligido” (AFP); “golpeado” (IMedia); “apenado” (Le Parisien); “consternado” (France 24). Todas estas traducciones encierran matices que podrían parecer eufemismos. Pero en todos los casos forman parte del dolor, de la “tristeza, de un disgusto mezclado con indignación”. Es un sentimiento que yo comparto, con toda sinceridad: con semejantes decisiones, en este juego malvado de sobresalto de religiosidad, se aborta la paz entre los creyentes de las distintas religiones de este mundo.
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[1] Lalla es un título honorífico, signo de distinción, que se da a la mujeres importantes de las grandes familias, entre los Bereberes del Norte de África.
[2] Safiya bint Houyay (صفية بنت حيي), nació ca. 610, en Yathrib (posteriormente, Medina), y murió entre 661-670. Convertida al islam, fue la onceava esposa de Mahoma en el año 7 de la hégira.
[3] https://www.hurriyet.com.tr/gundem/86-yil-sonra-ayasofyada-ilk-ibadet-boyle-olacak-41562218
17/12/2016 13:14
11/09/2020 14:59
14/08/2020 11:33
