09/02/2015, 00.00
VIETNAM - NUEVOS ESCLAVOS
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Saigón, grupos católicos en primera línea contra el esclavismo y la trata de personas

de Thanh Thuy

Sor An pide programas de "prevención de pequeña escala"para ayudar a las personas, en particular "los jóvenes" en dificultad. Muchos voluntarios católicos han querido dedicar parte de su vida para ayudar a las víctimas de la trata. Para los operadores sociales es esencial el equilibrio entre desarrollo individual y de grupo y entre desarrollo material y social.

Ho Chi Minh City (Asianews) - "Cuando veo los pobres, los más desafortunados, siento por ellos un amor profundo". Por esto pasó mucho tiempo con los indigentes de la villas del alrededor del convento. "Cuando elegimos cualquier actividad en el campo social, expresamos finalmente a fondo nuestro amor por los otros y el gozo por los demás". Es cuanto cuenta a Asianews Sor An, nacida el 13 de mayo de 1968 en la villa de An Hiep, distrito de Chao Thanh, en la provincia meridional de Ben Tre, en el sur de Vietnam. La religiosa pertenece al convento de Caí Nhum, en el distrito de Chi Lach y desde hace años trabaja para favorecer a los últimos y marginados. "Laborando con los jóvenes que viven en circunstancias difíciles - añade -se entiende la necesidad de promover proyectos de prevención de pequeña escala". Y muchos han querido adherirse con entusiasmo.

La experiencia de sor An es similar a aquella de muchos otros voluntarios, laicos, religiosos católicos, que han decidido dedicar una parte o también más de su vida para ayudar a las personas, simples individuos o grupos, que se encuentran en dificultades. Como habíamos contado días pasos, en Vietnam se consuma una de las formas modernas de esclavitud, el tráfico de jóvenes mujeres obligadas a prostituirse en burdeles a lo largo de la frontera con China o vendidas como esposas confinadas.

Trabajando en contacto los sujetos más en riesgo, los católicos han sabido crear grupos de ayuda y asociación formas con persona de diversos credos, con la presencia de budistas, protestantes y personas sin una particular religión o credo. Sin embargo, en la base está el propósito común  de ayudar a cuántos viven al margen de la sociedad, siguiendo las directivas trazadas por la Iglesia en la primera Jornada de oración contra la trata de personas, que se celebró ayer, 8 de febrero.

En Vietnam una de las categorías más en riesgo son las jóvenes mujeres, menores de edad, de las áreas rurales, también sí en los últimos tiempos el fenómeno se ha extendido a las chicas de las ciudades, que acaban prostituyéndose o siendo vendidas como esposas a hombres chinos ultra-fronterizos. La trata de los jóvenes, especialmente de sólo 16 o 17 años, se concentra al alrededor de las grandes ciudades, como Ho Chi Minh City en el sur. Sólo en el 2014 miles de chicas han cruzado la frontera con la China y Camboya,  para ser explotadas en burdeles o llegar a ser víctimas de matrimonios forzados.

En esto, como en muchos sectores sociales, se concentra el trabajo de la Iglesia y los voluntarios católicos. En muchos el deseo de dedicarse a lo social por un sentimiento de "compasión" y cercanía hacia los niños más desafortunados y las personas indigentes.  sin embargo, en el tiempo de este deseo de ayudar al prójimo ha permitido la creación de grupos y asociaciones que operan con competencia y profesionalismo, promoviendo programas y proyectos específicos. En algunos casos se trata de personas también muy pobres, pero "ricos" en el ánimo y dispuestos a donar parte del propio tiempo y del propio deseo d ayudar a los demás, sobre todo a los más pequeños y las chicas víctimas del racket de la prostitución.

Vietnam atraviesa un período de desarrollo económico, que han transformado profundamente el país destruyendo las bases de la familia y de la sociedad. Por esto los operadores de lo social apuntan al equilibrio entre el desarrollo individual y el del grupo, entre el desarrollo material y el social. Un católico empeñado en lo social es "una persona que cree en Dios y confía en las personas". Porque cuando amamos a las personas, afirma un voluntario "nos sentimos felices". También por esto son ejemplo como el de aquella monja que, en muchos casos, no recibe compensación sí se prosiga a fondo por los otros y tantos fieles siguen su ejemplo, promoviendo un voluntario "desarrollo humano complejo". "Queremos trabajar en comunión con la Iglesia - explican algunos voluntarios de Saigón -y estamos determinados, sin alguna discriminación. En Vietnam hay personas, concluyen, que operan con discreción modestia, "de estos ejemplos tenemos mucho que aprender".

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