22/06/2016, 16.11
IRAK
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Sacerdote iraquí: la cumbre caldea nos empuja a “nuevas vías” para dar esperanza al pueblo

El P. Samir Yousef, párroco de Amadiya, narra los dos días en los que vivió “una fuerte carga humana y espiritual”. La Iglesia sigue siendo un punto de referencia “esencial” en la obra de encuentro y mediación. Las bases para un “futuro de unidad” bajo la insignia de la misericordia.  En el comunicado final, el patriarcado destaca el rol de los laicos y la importancia de la transparencia en los balances.

Erbil (AsiaNews) - El clero caldeo  “tiene una misión especial” de “paz y reconciliación” que desarrollar hoy en Irak.  La Iglesia sigue siendo “un punto de referencia esencial, no en términos de números, sino de modo sustancial, porque forma parte de esta tierra”. Es lo que cuenta el P. Samir Yousef al concluirse los dos días de la cumbre de la Iglesia caldea, que se reunió los días 20 y 21 de junio en Erbil, en el Kurdistán iraquí, para repensar la obra de evangelización y el rol del sacerdote en la sociedad. “Imaginaba que sería un encuentro de rutina –explica el sacerdote- pero, en cambio, ha sido un momento de una fuerte carga humana y espiritual. Me encontré con sacerdotes que no veía desde hace mucho tiempo, desde el seminario,  hemos fortalecido los vínculos luego de 15 años… y hemos sentado las bases para un futuro de unidad”.

El trabajo del clero caldeo, reunido bajo la insignia cuyo lema es “Misericordiosos como el Padre”, se desarrolló en el monasterio patriarcal de St. Atdday y St. Maary, en Ankawa, el barrio cristiano de Erbil. El intercambio de ideas y el debate, según cuentan los presentes, se desarrollaron en un clima espiritual fraterno que logró que todos los presentes se sintieran a gusto. La cumbre afrontó, en particular los desafíos “espirituales, pastorales, culturales, educativos y sociales” con los que se encuentran los sacerdotes (y obispos) en su tarea cotidiana.

Al término del encuentro, el patriarcado caldeo delineó algunos puntos que servirán para guiar el trabajo: en primer lugar, una mayor colaboración entre obispos y sacerdotes, que deben “reunirse con regularidad” para mejorar la calidad de su obra; a esto se suma el compromiso a tener un retiro espiritual anual, que este año se desarrollará del 19 al 22 de septiembre en torno al tema: “El sacerdote, aquél que posee la Divina Misericordia”.

La cúpula de la Iglesia caldea recuerda al clero que “los sacramentos no pueden ser impartidos a cambio de dinero o de compensaciones”, y que para el mantenimiento de los sacerdotes serán destinadas sumas de dinero que habrán de satisfacer las necesidades.  Y una vez más, a los sacerdotes no les está permitido trasladarse de una diócesis a otra –fue inevitable el reclamo a los sacerdotes y monjes rebeldes- sin el consentimiento de los obispos; otro elemento de discusión fue la valorización del rol de los laicos –de ambos sexos-  en la misión, y la creación de un comité que estará llamado a “vigilar” de manera transparente los hogares y balances.

“Ha sido un encuentro muy bello y positivo a nivel comunitario” cuenta  a AsiaNews el P. Samir Youssef, párroco de la diócesis de Amadiya (en el Kurdistán iraquí); él cuida de 3500 familias de refugiados cristianos, musulmanes y yazidíes, que huyeron de Mosul y de la Llanura de Nínive en el verano de 2014, ante la llegada del Estado islámico (EI). “Nos hemos centrado en la vida del sacerdote –explica-, tanto a nivel pastoral como espiritual, además de profundizar en la situación de los refugiados cristianos. Una situación nueva y una nueva misión: como sacerdotes, debemos entender cómo dar esperanza a esta gente”.

En la preparación del encuentro, la Iglesia caldea insistió largamente en el tema de la misericordia, eligiendo varios pasajes del Papa Francisco en la materia,  como punto de partida para la reflexión. “Los sacerdotes no debemos mostrar un rostro duro –dijo el P. Samir- sino revelar un rostro y un corazón humanos, ser testigos del rostro misericordioso de Cristo, como lo es el Papa”.

“También hemos hablado acerca de los aspectos positivos y negativos de la vida pastoral - prosigue - , que necesita de un cambio. Y también nosotros, como clero caldeo, necesitábamos este encuentro para hablar, abrir el corazón, ser instrumento y elemento de esperanza”. El imperativo común es “no tener miedo” y “continuar con nuestro servicio, no sólo para los cristianos, sino para todos, incluyendo a musulmanes y  yazidíes… La Iglesia es para todos, no sólo para los bautizados”.

Tras haber afrontado el tema de los sacerdotes rebeldes, el P. Samir destacó la alegría del patriarca Sako, que ha querido “dar las gracias a los sacerdotes que han permanecido en Irak, junto a nuestro pueblo, para llevar su cruz. Nuestra misión es aquí”. “El sacerdote que busca  tranquilidad –agrega- ya ha perdido su misión antes de partir. Nosotros, a pesar de todas las dificultades, somos felices y queremos ser fuente de esperanza para el futuro”.

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