Sacerdote de la Iglesia oficial: No a un compromiso político entre China y el Vaticano
La necesidad de una mayor claridad por parte de la S. Sede, la amargura de la división entre las comunidades oficiales y subterráneas: “¿No estamos todos sirviendo la causa de Cristo?”. La narración de las dificultades que un sacerdote chino enfrenta en su vida cotidiana.
Beijing (AsiaNews)- El dolor por la división que todavía existe entre las comunidades oficiales y las subterráneas; la amargura por las voces de compromiso y de ambigüedad que parecería dominar en el diálogo entre Beijing y la S. Sede: son algunas de las experiencias que vive este sacerdote de la Iglesia oficial (de una iglesia en el sudeste del país). Además de demostrar la corrupción de las relaciones de confianza, el sacerdote hace notar una cierta lentitud del Vaticano en el dar directivas de fe a la Iglesia en China. El ejemplo citado es el de Mons. Ma Daqin, consagrado obispo auxiliar de Shanghai en 2012, con el permiso de la S. Sede y del gobierno. Mons. Ma rechazó pertenecer a la Asociación patriótica y por esto está aún- en arresto domiciliar. Según el autor, el vaticano no está preparado para nombrarlo obispo ordinario de una diócesis, dando la impresión de abandonarlo a su destino. Este silencio llevó a una situación aún más confusa y complicada: Mons. Ma se retractó sobre sus afirmaciones sobre la Asociación patriótica; la comunidad de Shanghai se dividió siempre más; la diócesis de esta gran metrópolis no tiene todavía un obispo. A continuación la narración de el p. Paul (no es su verdadero nombre), que llegó a AsiaNews.
Hace diversos meses atrás hice algunas declaraciones sobre algunas simples impresiones sobre los negociados entre China y el Vaticano, que no aparecieron en los sitios electrónicos. Desde entonces no ha sucedido nada que haya aumentado la esperanza y haya hecho prever la luz; es más, parece que la oscuridad aumente y la esperanza disminuya, desde el momento que los negociados entre China y Vaticano no se basan sobre la política, sino sobre la fe. Si se basan sobre la política, exigen un compromiso, pero si se basan sobre la fe, deben mantener la dirección religiosa. Vivir en un ambiente ateo nos hace constatar que hay un progreso sin futuro y sin salida, porque la confianza mutua entre las personas y la bondad de las relaciones humanas y naturales están sufriendo graves daños.
En estos tiempos los católicos de cada ángulo del país están organizando peregrinaciones para España y Portugal. Pero desde el momento que estas iniciativas son iniciadas por sacerdotes no oficiales, los fieles entienden participar en general tienden hacia la “Iglesia clandestina”. Nosotros sacerdotes y fieles que estamos en la así llamada “Iglesia oficial”, cuando nos ponemos en contacto, encontramos dificultades justamente por este hecho. Tal sentido de alienación en una comunidad con la misma fe produce mucho sufrimiento en las personas más sensibles. Pero, de hecho, la Asociación patriótica no tiene ningún tipo de relación con nosotros sacerdotes; nosotros no tenemos ningún cargo oficial. Como sacerdotes servimos al pueblo de Dios en la Iglesia, pero frecuentemente debemos soportar el hecho de ser señalados como “traidores” y “desleales”. Los sacerdotes clandestinos a menudo usan esta evaluación para atraer fieles a aquella que consideran la “verdadera fe”.
Yo ejercito mi ministerio pastoral en una gran ciudad del sudeste. En los pueblos alrededor de mi distrito hay más de 10 iglesias dirigidas por el clero clandestino. Y a menudo se ponen en contacto con los fieles que de estas iglesias vienen a habitar en mi distrito. La experiencia de la cruz se experimenta en este camino.
Después de haber terminado los estudios en el Seminario de Sheshan, en Shanghai; haber sido ordenado sacerdote e iniciado mi ministerio pastoral, no entiendo porque he debido tener que enfrentarme con la realidad de “dos Iglesias”: “la Clandestina, que parece haber trazado las líneas de demarcaciones claras y la Iglesia oficial”, que no obstante todo su compromiso, parece con facilidad colapsarse en su camino. A veces pruebo la duda y me pregunto: ¿No estamos todos sirviendo la causa de Cristo?
Respecto a las relaciones entre China y el Vaticano, personalmente creo que la dirección, la línea religiosa de la Iglesia sea la cosa más importante. Es ejemplo claro el “testimonio del 7 de julio” en Shanghai hace algunos años. El testimonio que la Iglesia se espera ya fue dada.
Hablo de Mons. Taddeo Ma Daqin, que por muchos años tuvo relaciones con la Asociación patriótica, pero que el 7 de julio de 2012, día de su consagración episcopal dimitió. Con la pública “salida”, Mons. Ma Daqin manifestó el comportamiento de la fe.
Después de la desaparición de los obispos Jin Luxian y Fan Zhongliang, ¿Por cuál motivo la S. Sede tergiversó y no dio el anuncio que Mons. Ma era el obispo ordinario de Shanghai?
¿Quizás tuvo miedo que después del anuncio, Mons. Ma fuese considerado clandestino como Mons. Fan? Este hecho habría sido más útil para nosotros en relación con los cambios que han generado la situación presente, muy embarazoso.
Los chinos necesitan de la fe, necesitan de la verdadera luz. China y Vaticano están continuando las tratativas: personalmente y sinceramente espero no se deje que los católicos chinos escondan la luz de la fe, obligándolos al compromiso frente al ateísmo. Después de todo, vivimos en un país sin fe, en el cual oficiales corruptos pueden vaciar sin vergüenza el monedero de la pobre gente.
17/12/2016 13:14
29/05/2017 13:34
29/08/2020 11:22