Rosa Wang, la psicóloga que confía en Dios y en los perros

de Rosa Wang

La Profesora Rosa Wang ha desarrollado técnicas psicológicas y de enseñanza para ahondar en el elemento espiritual y profundizar la comunicación entre los jóvenes. “Los perros son muy inteligentes. Se dan cuenta de quién sufre por soledad o de quién tiene autismo”. Los jóvenes y los adultos se enferman de ansiedad por los resultados. La relación con Dios y la comunidad.

Taipéi (AsiaNews) - Rosa Wang (王漪老師) creció en Pingdong (台灣屏東縣), y asistió a escuelas en el sur de la isla para luego dejar su pueblo natal, como tantos coetáneos. Alumna de la National Taiwan Normal University (師大), se dio cuenta de que su camino “ya desde aquella época, cuando era joven, había sido preparado por Dios”. Luego de haber trabajado como guionista, ahora se dedica a la enseñanza y es psicóloga.

Ha escrito varios libros, el último de los cuales resume sus principales casos de psicología y vida espiritual con los jóvenes (與孩子心靈有約) y ha sido un gran éxito editorial. Partiendo de la terapia con perros y llegando a casos extremos de estudio de psicología aplicada, mucho docentes se inspiran en el método educativo elaborado por ella y su equipo, luego de largos años de enseñanza. He aquí lo que cuentan.

Mi fe viene de lejos. Mi papá era de Beijing, fue bautizado siendo un muchacho, participaba en el catecismo de los misioneros del lugar, y yo fui bautizada siendo muy pequeña. Crecí en el sur, en Pingdong, y luego fui a estudiar a Taipéi, en la National Taiwan Normal University. Me gradué en Historia, y me dediqué a profundizar la situación de los jesuitas en China. ¿Por qué elegí este tema de estudio? Yo estaba en contacto con los jesuitas del Tien Center, tenía documentos a disposición. En el sur nos criamos con los dominicos; luego, en Taipéi, me puse en contacto con los jesuitas. Mi carrera de estudiante universitaria duró dos años: terminé un año antes de lo previsto, porque era muy aplicada.

Luego de licenciarme, comencé a enseñar en una escuela de Pingdong. Hice suplencias durante un año. Después trabajé durante ocho años en el Kuangchi Program Service (KPS, 光啟社) como guionista de programas. Todavía no existía Internet; la televisión transmitía solamente nuestros programas; estábamos en la cresta de la ola. Con nuestro team escribíamos los guiones, y luego, al llegar a casa, de noche, mirábamos nuestros programas en los apartamentos de los vecinos o del área. Obviamente esta era una gran satisfacción, pues toda la producción televisiva taiwanesa era realizada en el KPS.

Psicología y vida espiritual

Luego de esta bellísima experiencia, volví a mi carrera de docente.

Durante mis años de secundaria tuve a un docente de cultura japonesa que me dio un gran testimonio: durante las lecciones, nos hacía cantar alguna canción de cuna. Dicho así puede resultar risible, pero él había estado en la guerra, había sufrido mucho, había atravesado tres identidades y tres culturas: nacido japonés, luego se volvió chino y finalmente se dirigió a Taiwán: y ahora se encontraba enseñándonos canciones de cuna a nosotros, los estudiantes.

En Pingdong colaboré con las hermanas dominicas, en su mayor parte españolas, que se desempeñan en el sur de la isla. La rectora con la que trabajaba era muy inteligente, decía que las lecciones de educación en la vida (生命教育) ya estaba determinadas por el currículum de estudios, y que otras variantes más elaboradas como las lecciones de Psicología y vida espiritual (心靈有約) no tendrían éxito en Taiwán: en realidad, esto lo decía para estimularme, a fin de que iniciara y experimentara otro tipo de lecciones y contenidos.

Comenzamos con una propuesta ampliada, dirigida a chicos de 9 a 17 años de edad. ¿Qué enseñaba en las lecciones de psicología? Partía de la premisa de que el trabajo de Dios es distinto de cómo lo pensamos nosotros. Por este motivo, no enseñé lisa y llanamente Educación para la vida: en cambio, di clases de psicología y vida espiritual. Lo cual presuponía un contexto más rico: se constituía de un día entero de experiencia, una vez por año, para cada clase.

Desde el inicio, para afrontar los problemas de los chicos, traté de tener un abordaje simple, de hacer preguntas comprensibles, del tipo “En este momento, ¿cuál es tu estado de ánimo?” ¿Cuáles son las causas? ¿Las personas que encuentras? ¿Cómo puedes ayudar a los demás?”

Los chicos, los hijos, no pueden elegir a sus padres. ¿Qué hacer si tienen problemas con ellos? La relación principal generalmente es con la madre, con la cual se pasa la mayor parte del tiempo. Las muchachas crecen, y las mamás se ponen nerviosas; ahora, con internet, los chicos, y sobre todo las chicas, se comunican por vía digital y esto puede generar una ansiedad, que puede ser real o gratuita.

Dominados por la ansiedad

No utilizo esta palabra por casualidad: ahora las principales enfermedades son particularmente ligados a la ansiedad (憂鬱症) y el ansia de resultados. ¿Cómo tratar estos casos?

Hay casos en los que no somos conscientes de esta dimensión espiritual y moral: hay chicos que estudian mucho y tienen muy buenos resultados escolares, pero están descontentos. Si hacen todo bien, pero están descontentos, entonces ¿dónde está el problema? Si a un estudiante le va bien en la escuela, pero es incapaz de comunicarse, al final no será feliz. Por ejemplo, este año, como de costumbre, la escuela premio a los cuatro más inteligentes y todos tienen problemas de ansiedad (憂鬱症): son jóvenes de 17-18 años de edad que aman publicar fotos llenas de angustia, diríamos fotos oscuras en Facebook y argumentan que las fotos son expresión de su mundo interior. Si ese es su mundo interior, ¿qué quieren comunicar con ellas? Lo bueno es que de su lado tienen la excusa de la edad, y en la mayoría de casos se trata de expresiones transitorias.

Los perros entienden el sufrimiento de la soledad

El profesor tiene que darle confianza al muchacho, hacerle entender que además del cerebro también tiene un mundo interior muy importante. Por lo que vemos en nuestra experiencia, sabemos que ninguna persona es psicológicamente independiente, todo el mundo necesita protección y cuidado. Por esto a veces si proteger a las otras personas no se pueden hacer, lo llegan a hacer los animales. Los perros son muy inteligentes. Ellos entienden a aquellos que sufren de soledad o el autismo. Si en un grupo de niños, un niño está solo y aislado, el perro se sienta junto a él.

El perro hace abrir el corazón a los niños y adolescentes. Recuerdo especialmente dos muchachos que pudieron abrir la comunicación con los perros. El primero fue un niño que había sufrido la violencia de los adultos, el segundo era un caso muy aislado. Después de un año con el perro, este muchacho de 10 años de edad, ha cambiado mucho, todos los días habla con el perro, no se sabe qué le dice. El hecho es que ha cambiado y empezó a hablar, incluso con los seres humanos. En resumen, si el maestro no es capaz de resolver un problema, ¡deje hacer el perro que es mejor!

La relación con Dios y la comunidad

Un aspecto muy importante para mejorar nuestra vida es una relación con Dios: sin ella no se puede estar satisfecho. Por tanto, es esencial que la comunidad y la parroquia y la vida de generosidad y felicidad compartida. Y el enfoque se hace de muchas maneras diferentes: Recuerdo que una persona se ha convertido al cristianismo después de asistir a un funeral. É dijo: "Yo también quiero un funeral así que cuando me muera", ¡y se convirtió a la comunidad cristiana para tener un hermoso funeral e ir al cielo! Todavía creo que no puede presumir de ser capaz de ayudar a los demás, que sólo puede representar un instrumento para presenciar los cambios.

Por desgracia me encontré con personas profundamente egoístas, profundamente malas, que son felices haciendo sufrir a los demás. Pero en mi vida también he notado que a veces el padre Eterno hace que estas personas entren en nuestras vidas para hacernos tomar decisiones importantes. Recuerdo que a causa de malas personas elegimos tomar otros caminos, y me alegré de esas opciones. Luego están también los casos de muchas personas estúpidas, que traen intenciones maliciosas. Sin embargo, la experiencia me ha enseñado a no tener prisa: lo he entendido, después de años de experimentación, que tengo que hacer un poco menos y dejar más trabajo al Espíritu Santo, porque la prisa y urgencia atraen el diablo. El camino del bien requiere tiempo y paciencia.

(Con la colaboración Xin Yage)