Riad y Beijing acuerdan construir un complejo siderúrgico en Arabia Saudita
El proyecto será ejecutado por Saudi Aramco y el gigante chino Baosteel. El objetivo es ampliar las exportaciones a otros países del Golfo y Oriente Medio. En marzo, Aramco adquirió una participación del 10% en una empresa china de refinería de petróleo. Como telón de fondo, la venta de petróleo en yuanes en vez de dólares.
Beijing (AsiaNews) - Las relaciones económicas y diplomáticas entre Beijing y Riad se encuentran en una fase de desarrollo sin precedentes en la historia de los dos países y la construcción de un complejo siderúrgico es solo el último paso de una cadena de acuerdos de importancia estratégica. En un clima de creciente colaboración, los sauditas han anunciado la reciente firma de un acuerdo con una empresa china para la producción de acero. Ya en el último año, de hecho, habían surgido contratos y participaciones de importantes empresas del sector, entre ellas el gigante petrolero Aramco, y el ingreso del reino wahabita a la OCS.
La petrolera estatal saudita Aramco y el fondo soberano Public Investment Fund han firmado un acuerdo entre accionistas con Baosteel, una de las empresas más importantes del mundo en el sector, para la construcción de un complejo de producción de chapas de acero. El centro, de última generación, estará ubicado en la zona oriental del reino wahabita, mientras que la joint venture, sujeta a la aprobación reglamentaria, estará en la ciudad industrial de Ras al-Khair. En una nota, Aramco señala que “producirá 1,5 millones de toneladas de acero por año con energía de gas natural”.
Según las primeras informaciones, Baosteel tendrá una participación del 50% en la joint venture, mientras que Aramco y Pif compartirán una participación del 25% cada una. Arabia Saudita será el mercado objetivo del proyecto, con planes futuros para exportar a otros países del Golfo o, en una perspectiva más amplia, a toda la región de Oriente Medio y África del Norte.
Analistas y expertos subrayan el valor del proyecto, que sigue un itinerario ya establecido hace tiempo para reforzar los lazos económicos y diplomáticos. Un ejemplo de ello ha sido, en marzo, la mediación china en la reanudación de las relaciones entre los saudíes y Teherán. Y poco después la decisión del gobierno saudí de adherirse a la Organización de Cooperación de Shanghái, liderada por China junto con Rusia e Irán.
El eje reforzado entre los dos países incluye también y sobre todo al sector energético, que Beijing necesita con urgencia para sustentar su producción industrial. Desde este punto de vista, es de primordial interés cultivar relaciones de amistad y colaboración con el reino wahabí, que en enero y febrero confirmó que es el segundo proveedor mundial de crudo para China.
En realidad los acuerdos de los últimos tiempos son el resultado de una trayectoria que se ha ido consolidando con el tiempo. En marzo de 2022 Aramco acordó el proyecto de construcción de una refinería y un complejo petroquímico en el noreste de China; unos meses después, en agosto, Aramco y Sinopec firmaron un memorando de entendimiento para el desarrollo de energía de hidrógeno y de carbono; en diciembre, la empresa saudita de energía Acwa Power firmó acuerdos estratégicos con varias empresas chinas durante la visita del presidente chino Xi Jinping a Riad; en marzo de 2023 Aramco adquirió una participación del 10% en la refinería de petróleo china Rongsheng Petrochemical Co., lo que según algunos rumores abrió las puertas de Hong Kong al gigante saudita.
Como telón de fondo también está la cuestión de vender petróleo saudita (y del Golfo) en yuanes en vez de dólares. Un elemento más de reflexión para Estados Unidos, cuya influencia en la región de Oriente Medio parece retroceder ante una presencia cada vez mayor de China, mientras Riad también se propone estrechar lazos con Rusia e Irán.
17/12/2016 13:14
22/03/2017 13:04