Revuelta de Prigozhin: silencio de Beijing y temor por la inestabilidad en Moscú

Incluso en las redes sociales chinas se habla hoy de lo que ocurre en Rusia, mientras los medios oficiales difunden la noticia de la movilización "antiterrorista". Una crisis que alimente los peligros de desintegración en Rusia es la peor pesadilla de Xi Jinping. Putin llamó por teléfono al presidente kazajo Tokaev, quien le respondió definiendo de "asunto interno de Rusia" lo que está ocurriendo.

Beijing (AsiaNews/Agencias) - No se ha tomado ninguna posición oficial, como es obvio en una situación todavía convulsa. Pero incluso en China se siguen con atención las noticias procedentes de Moscú y Rostov del Don sobre el motín del grupo Wagner. En los portales de noticias, controlados por el gobierno chino, se informa del discurso televisado de esta mañana por Putin y de las "medidas antiterroristas" adoptadas en Moscú, en medio de la información sobre la ola de calor que azota Beijing y de fotografías procedentes de toda China del Festival del Bote del Dragón. Pero incluso en las redes sociales chinas, Rusia y Prigozhin han saltado a la cima de los temas en tendencia desde esta mañana. Y no faltan las lecturas orientales, como las de los internautas que en Weibo comparaban el paso de Prigozhin con el (fallido) levantamiento del 26 de febrero de 1936 en Japón, cuando sectores militares intentaron ajustar cuentas con facciones rivales al grito de "echemos a los traidores".

Los palacios del poder en Beijing guardan silencio por ahora, pero no es difícil imaginar que el escenario que se materializa en estas horas es el peor desde el punto de vista del presidente Xi Jinping. Bajo el manto de la "amistad sin límites" entre China y Rusia, desde la invasión rusa de Ucrania, la principal preocupación de Beijing ha sido afirmar el principio de la "integridad territorial" de los territorios implicados. Una preocupación que, evidentemente, también contempla las tensiones internas de la República Popular China, empezando por la cuestión de la independencia de Xinjiang. Por el contrario, la perspectiva de un enfrentamiento interno entre milicias rusas podría debilitar aún más el dominio de Moscú, alimentando los ánimos de desintegración que ya están presentes en muchas regiones periféricas. Por no hablar de las posibles repercusiones económicas de una eventual situación de inestabilidad, en un contexto ya muy debilitado por el conflicto de Ucrania y las sanciones occidentales, y el reflejo de un posible colapso ruso también en la zona del Pacífico.

En cuanto a las reuniones con Prigozhin en Beijing hace unas semanas, no pasó desapercibido el escepticismo sobre las iniciativas diplomáticas chinas en las declaraciones del comandante de la Wagner hace unas semanas. "Existe un escenario optimista en el que no creo mucho", había dicho el 25 de mayo, "que Europa y Estados Unidos se cansarán del conflicto ucraniano y China llevará a todos a la mesa de negociaciones. Estaríamos de acuerdo en que todo lo que ya hemos conquistado es nuestro, y todo lo demás no es nuestro". "Es improbable que este escenario sea posible", había añadido, considerando mucho más probable una contraofensiva ucraniana e incluso "un cierto éxito de su parte".

Con el tablero chino se entrelazan también las posibles repercusiones que tendría una eventual crisis de Moscú en Asia Central. No es casualidad que una de las primeras llamadas telefónicas que hizo Putin esta mañana fuera al presidente de Kazajstán, Kassym-Jomart Tokaev, el aliado más reticente de la antigua zona soviética durante los últimos tiempos, que lleva tiempo intentando hacer malabarismos entre Moscú, Beijing y Occidente. A la aparente llamada de Putin a estrechar filas, Tokaev respondió que "lo que está ocurriendo es un asunto interno de Rusia".