Represión contra los presos políticos en Biskek
La más importante, la ex diputada Asya Sasykbaeva, permanece en la cárcel a pesar de sus problemas de salud. Se les negó el arresto domiciliario a otros presos como ella. El presidente Zhaparov apuntó contra quienes se opusieron a su acuerdo fronterizo con Uzbekistán.
Moscú (AsiaNews) - Una de las principales protagonistas del llamado asunto Kempir-Abad, la ex diputada Asya Sasykbaeva, atraviesa una fase muy difícil de la detención a la que está sometida, debido al agravamiento de las enfermedades crónicas que padece desde hace tiempo. Así lo declaró a la prensa su abogada, Rabiga Sydykova, explicando que el tratamiento que está recibiendo en prisión sería ineficaz.
A pesar del dolor en las articulaciones y de una fuerte tos, la dirección médica de la prisión considera que Sasykbaeva puede permanecer en su celda, ya que "no hay necesidad urgente de hospitalización", a pesar de que las paredes del lugar donde está recluida están cubiertas de moho por todas partes, denuncia la abogada. Se espera que la presión de la opinión pública logre convencer a los responsables para que la examine un especialista en una clínica bien equipada, "ya que no le gustan nuestros médicos", como respondieron desde la dirección en tono despectivo a las preguntas de los periodistas.
Sasykbaeva, de 71 años, que está presa desde el pasado noviembre, es una política muy popular. También fue presidente del parlamento de Biskek, y en octubre de 2022 había sido incluida en el Comité Popular para la Defensa del embalse de Kempir-Abad, que según los acuerdos del presidente Zhaparov se entregará a Uzbekistán para solucionar los problemas fronterizos. Las autoridades la detuvieron junto con otros 20 políticos y activistas, que también siguen encarcelados, por fomentar disturbios masivos que luego fueron reprimidos violentamente por las fuerzas del orden.
Hace unos días, la ex diputada hizo saber que los investigadores la habían acusado de otros delitos, pero que no se le habían comunicado los detalles de los nuevos cargos. También le comunicaron que su detención preventiva se había prorrogado hasta abril.
El grupo de detenidos por este caso, junto con Sasykbaeva, considera que el verdadero acto delictivo es el que cometieron las autoridades al impedir que se manifestara la voluntad del pueblo e imponerles una persecución política cuando sólo eran culpables de crear el comité para dar voz a las protestas.
Además de Sasykbaeva, están encarceladas otras mujeres de edad avanzada. Con ocasión del 8 de marzo muchos pidieron que las trasladaran al menos a arresto domiciliario, puesto que una larga estadía en las incómodas condiciones de las celdas de aislamiento de la prisión kirguisa podría arruinar su salud.
A mediados de enero, se difundió la noticia de que el Ministerio del Interior de Biskek había archivado todo el caso Kempir-Abad, sin hacer ningún comentario para explicar esta decisión. En una entrevista anterior con la agencia estatal Kabar, el Presidente Zaparov había declarado que "más del 90 por ciento de los detenidos habían participado de una forma u otra en las negociaciones para resolver las cuestiones fronterizas, y estaban plenamente informados de que el asunto Kempir-Abad avanzaba hacia una solución muy favorable para Kirguistán".
En su opinión, por tanto, son responsables de "agitar a la opinión pública sin motivo". Se convirtieron así en culpables de otro intento de golpe de Estado, una práctica muy común en el Kirguistán postsoviético, utilizando un tema muy delicado como arma, ya que "no tenían otra forma de impedir el curso de las reformas iniciadas en los últimos dos años".
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