Reconstruir el país y crecer en la fe, el mensaje de los jóvenes cristianos iraquíes
AsiaNews recogió los testimonios de algunos de los 450 jóvenes que participaron en el encuentro organizado por la Iglesia caldea de Bagdad. La esperanza de superar las guerras, la violencia y la pandemia. El ideal de pertenecer a una comunidad al servicio de los demás, incluso de los musulmanes, en un "espíritu de caridad".
Bagdad (AsiaNews) - Participar de la reconstrucción de una nación atormentada por la guerra, la violencia y la pandemia del Covid-19, reforzar la pertenencia a la Iglesia caldea y vivir la propia misión al servicio de los demás con un "espíritu de caridad". Este es el mensaje que confiaron a AsiaNews algunos jóvenes que participaron en el encuentro organizado por la Iglesia caldea del 18 al 20 de noviembre en Bagdad. Fueron tres días de debate y oración que permitieron a 450 chicos y chicas "acercarse" a la fe y reflexionar sobre el futuro de la comunidad cristiana y de su nación, Irak.
En su discurso de presentación, el Patriarca, el Card. Louis Raphael Sako subrayó que los jóvenes son "nuestro orgullo" y tienen un papel esencial gracias a su "impulso creativo" para construir una Iglesia cada vez más "viva y fuerte".
A continuación, los testimonios recogidos por AsiaNews con la colaboración del sacerdote caldeo P. Albert Hisham:
Merna Nimat Ayad
23 años, originaria de Bagdad.
Licenciada en Finanzas, trabaja en un banco.
La fe me ha ayudado mucho en la vida práctica y en los estudios, pero sobre todo en la vida cotidiana y en las dificultades: me ha dado la fuerza para superar el dolor y en algunos momentos ha sido la única fuente de alegría y esperanza. Para mi país, pido mayor estabilidad y más espacios para la libertad. Y que los cristianos puedan participar más eficazmente en la vida de la nación. En estos años, en las guerras y la pandemia, hemos perdido a muchos familiares: uno de mis tíos fue asesinado por los terroristas. Con la migración también hemos perdido a muchos conocidos, pero el primero que sufre todo esto es Irak, ya que han desaparecido muchos de sus cristianos. Lo que queda de estos días de encuentros es la atención y el interés de la Iglesia por los jóvenes.
Daniella Rafeeq
24 años. De Erbil, en el Kurdistán iraquí.
Licenciada en Medicina, trabaja como médica.
La fe ha cambiado mi forma de ver la vida, porque sé que Dios está conmigo y me da la fuerza para afrontar las crisis, los miedos y las dificultades, para no caer en la desesperación. A nivel personal, siempre intento llevar a cabo mi misión, que es dar testimonio de Cristo, para que con nuestras acciones podamos ser un ejemplo vivo de caridad para todos los iraquíes. Al vivir en Erbil, una zona relativamente segura, no me enfrenté a la persecución ni a la violencia, pero aprendí a ponerme al servicio de los inmigrantes y refugiados que llegaban a mi ciudad. Con el Covid, también me di cuenta de lo importante que es ser más responsable con la vida de los demás, sean o no familiares. Por último, gracias a este encuentro pude visitar Bagdad, que es muy hermosa a pesar de las guerras; además, el encuentro con jóvenes de todo el país me recordó la pertenencia común a la Iglesia caldea, en una sociedad mayoritariamente musulmana.
Waleed Khalid Wiliam
23 años, de Basora, en el sur de Irak.
Estudió Medicina y ahora ejerce como cirujano dental.
La fe me ha ayudado a superar muchos momentos de prueba en el pasado y supo infundir en mí una enorme fuerza. A nivel personal, me gustaría contribuir a la reforma y el desarrollo de mi país, trabajando para que mejore a través de la honestidad y la sinceridad [contra todo tipo de corrupción], participando activamente en los distintos sectores de nuestra sociedad, que es tan polifacética. El Covid-19 y la violencia son circunstancias difíciles que han hecho que emerja la esencia de los cristianos: el espíritu de caridad, la ayuda material y moral, especialmente en favor de las víctimas de la guerra y las personas afectadas por el desempleo. Para que la comunidad cristiana crezca, es importante que los encuentros entre jóvenes puedan repetirse en el futuro, acercando a más y más personas a la fe.
Ansam Yousif Zaya Allos
Originaria de Kirkuk, 35 años.
Licenciada en Informática, trabaja como empleada municipal.
Durante estos años difíciles, la fe ha sido una fuente de gran paz interior, de confianza en un Dios misericordioso que siempre me ama, incluso cuando yo misma no soy capaz de hacerlo. Deseo un futuro brillante para Irak, y esta esperanza también depende de los cristianos, que son la sal y la luz de esta sociedad. Primero tuvimos las guerras, luego el ISIS y después la pandemia... Han sido "días dolorosos" para nosotros, los cristianos, a los que todavía nos siguen llamando "minoría". Pero a través de nuestra comunidad y de encuentros como éste, nuestra esperanza es convertirnos en una vela encendida que arroje luz en medio de esta oscuridad. Durante estos días me sentí parte de una misma familia que es la Iglesia, y a través de sus ojos aprendí a leer la palabra de Dios.
17/12/2016 13:14
17/11/2021 13:50