Rangún, hoy se esperan más protestas. ONU: ayer hubo 18 muertos y más de 30 heridos
Manifestaciones en Rangún y Lashio. La ONU condena el uso de balas letales, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras contra los manifestantes. Aung San Suu Kyi en el tribunal. Un jefe de la policía de Rangún, Tin Min Tun, dice que "no quiere prestar servicio bajo el actual régimen militar". Tom Andrews, experto de la ONU en derechos humanos se refirió a Myanmar: Las palabras no bastan. Hay que actuar.
Rangún (AsiaNews) – Después de la sangrienta jornada de ayer, hoy se produjeron más manifestaciones en distintos puntos del país. Los manifestantes gritan que "la democracia es nuestra causa" y que lucharán "hasta el final". Mientras tanto, el ejército parece haber elevado el nivel de violencia contra la multitud.
En la capital económica, la policía utilizó vehículos blindados y cañones de agua para dispersar a la multitud reunida en distintos barrios; se registraron otras marchas en Lashio (en el estado de Shan).
En las redes sociales y verbalmente, los manifestantes gritan que lo que están viviendo no es "malestar social" (como la junta militar llama a las manifestaciones), sino “la violencia causada por el general Min Aung Hlaing", el líder supremo del ejército y del golpe de Estado.
Ayer, en varias ciudades, y especialmente en Rangún, la policía y el ejército abrieron fuego contra la multitud, matando a varias personas, lanzando gases lacrimógenos y cargando contra los manifestantes. Clérigos cristianos y budistas participaron de la marcha para pedir a la policía que no se dispare contra la gente (fotos 2 y 3).
Según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, "la policía y el ejército se enfrentaron a las manifestaciones pacíficas utilizando fuerza letal y menos letal, lo que provocó al menos 18 muertos y más de 30 heridos". Las muertes se produjeron por el uso de proyectiles letales disparados contra la multitud en Rangún, Dawei, Mandalay, Myeik, Bago y Pokokku. Se utilizaron gases lacrimógenos, bombas de estruendo y granadas ensordecedoras en varias localidades".
La población sigue exigiendo la liberación de Aung San Suu Kyi, que hoy ha comparecido ante los jueces, acusada por la compra ilegal de walkie-talkies y por violar las directivas contra el Covid.
Mientras tanto, desde hace varios días se registran deserciones en la policía, lo que culmina engrosando el número de manifestantes. Hoy se difundió un vídeo en el que un comandante de la policía de Rangún, Tin Min Tun (foto 4), dice que "no quiere prestar servicio bajo el actual régimen militar". En las redes sociales recuerda haber servido en la policía desde 1989 y dice: "Si este régimen militar sigue en el poder, no lograremos lo que queremos en los próximos 20 o 25 años. Perderemos una vez más”.
En la comunidad internacional se multiplican las voces de condena, pero los países de la ASEAN, junto con China, Rusia e India, se mantienen más bien cautos y deseosos de no romper relaciones con los nuevos líderes militares.
Tom Andrews, experto de la ONU en derechos humanos se refirió a Myanmar y pidió una mayor implicación de la comunidad internacional contra la Junta. Propuso un embargo de la venta de armas y sanciones multinacionales contra los responsables del golpe, así como una denuncia ante la Corte Internacional.
"Las palabras de condena son bienvenidas", añadió, "pero no bastan. Debemos actuar".
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