Rabino Judelman: los que luchan por los palestinos también han sufrido el holocausto de Hamás
Voz de paz y fundador junto con Khaled Abu Awad del movimiento israelí-palestino Roots relata historias "dramáticas" del ataque desde la Franja. Hoy cualquiera "se ha convertido en un objetivo, sin distinción". Es necesario que haya "presión internacional" para que liberen a los rehenes. Las difíciles operaciones para recuperar los cuerpos de los jóvenes que participaban en la rave, asesinados por los milicianos. Párroco de Gaza: "Miedo" por lo que está por venir y "temores" de un "conflicto largo" y "sustancialmente diferente" respecto del pasado reciente.
Jerusalén (AsiaNews)- Una situación "extremadamente difícil" sobre la que siguen llegando historias que evocan "un holocausto. A una mujer que fue secuestrada le quitaron sus dos hijos y los arrojaron por la ventanilla del coche". Otra "estaba escondida", pero los milicianos de Hamás la encontraron y "secuestraron a sus hijos". Una dramática y terrible realidad de asesinatos, secuestros y confusión". Estas son las circunstancias que describe a Asia News Shaul David Judelman, rabino israelí que vive en una colonia y fundador, junto con el palestino Khaled Abou Awad, del movimiento Shorashim-Judur (Friends of Roots, Amigos de las Raíces), que promueve el diálogo y la convivencia entre los dos pueblos. “Entre las personas secuestradas - sigue diciendo por teléfono - hay activistas de la zona que se han pronunciado por el diálogo” y apoyan una solución para la cuestión palestina, y que hoy están sufriendo las consecuencias de esta escalada imprevista y sangrienta. .
“Hoy todos nos hemos convertido en un objetivo - afirma - y no se hacen distinciones. Yo mismo he hablado de apoyar a los palestinos, pero ahora todo se ha vuelto más difícil". Y está igualmente claro que "Hamás lleva al menos dos años preparando esta operación", reuniendio financiación, armas y apoyo en el extranjero. Es una deriva violenta a la que han contribuido los extremismos de ambos bandos -observa-, pero lo ocurrido en los últimos días es algo nuevo y dramático, incluso en la historia de una región que ha vivido atormentada y ensangrentada por guerras, violencia y conflictos. “Por eso - espera - es necesario que se ejerza presión internacional sobre Hamás para que libere a los rehenes y a los niños”, así como sería igualmente necesaria una postura firme del mundo musulmán, de Fatah y de todos los que se oponen a una deriva extremista.
La cúpula del ejército israelí definen el ataque de Hamás del 7 de octubre como "nuestro 11 de septiembre", y el ministro de Defensa Yoav Gallant ha ordenado "el asedio total" de la Franja de Gaza, que quedará "sin electricidad, alimentos ni combustible". Por el momento, los llamamientos a la paz y al diálogo, como el que hizo ayer en el Ángelus el Papa Francisco, parecen caer en oídos sordos. Las sirenas de alarma siguen sonando en el país, incluso en Tel Aviv y Jerusalén; en la Ciudad Santa se han escuchado explosiones -por lo menos tres, según algunas fuentes- aunque no está claro si fueron misiles de Hamás que cayeron en la zona o cohetes interceptados por la protección antiaérea israelí. El Ejército ha recuperado el control de las zonas cercanas a la frontera con la Franja, pero siguen produciéndose enfrentamientos esporádicos con células aisladas de la milicia de Hamás.
Desde que comenzó la escalada en la Franja de Gaza ya se cuentan más de 123.000 desplazados, según datos que facilitó Naciones Unidas en las últimas horas, la mayoría "por miedo, temores relacionados con la defensa personal y el peligro de destrucción de su casa". De ellos, explica la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, "más de 73.000 han encontrado refugio en las escuelas". Mientras tanto, en Israel continúa el recuento y los difíciles esfuerzos para recuperar los cuerpos de las víctimas -la gran mayoría jóvenes- que participaban en la fiesta rave que fue atacada por los extremistas de Hamás, donde mataron a cientos de personas y secuestraron alrededor de 100.
El ataque durante el festival de música Nova - al que asistían al menos 3.000 personas - constituye, a nivel simbólico y también por las dimensiones de la masacre, el golpe más duro asestado a Israel, poniendo en evidencia la fragilidad de un sistema defensivo que hasta ahora se consideraba de primer nivel. Un enorme desgarro en la supuestamente inviolable red que, según algunos analistas, se debe relacionar con la política del actual gobierno ultranacionalista de derecha, que había decidido concentrar militares y fuerzas en Cisjordania - para proteger a los colonos y asentamientos - dejando descubierto el frente de Gaza. Al menos un centenar de civiles, en su inmensa mayoría jóvenes, incluyendo extranjeros o ciudadanos con doble nacionalidad, están en manos del grupo extremista que controla la Franja y por el momento se desconoce su destino, mientras sus familiares buscan -en vano- información sobre ellos. Los que lograron escapar hablan de una "masacre", mientras que los voluntarios de la asociación Zaka, que han recuperado 260 cadáveres, denuncian disparos y ataques que obstaculizan las operaciones.
Temores y preocupaciones por una escalada del conflicto entre Israel y Hamás refleja una nota de los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén, que invocan "paz y justicia" para poner fin a la violencia en Tierra Santa. En el fondo, explican, hay "una falta de justicia" y de "respeto de los derechos humanos", así como de protección "del status quo de los lugares santos". Expresan la esperanza de que se ponga fin a las acciones militares, que son "contrarias a los principios fundamentales de la humanidad y a las enseñanzas de Cristo". Por último, hacen un llamamiento a los líderes políticos y a las autoridades para iniciar un "diálogo sincero" y piden a la comunidad internacional que "redoble sus esfuerzos de mediación" para una "paz justa y duradera en Tierra Santa".
"Hoy abrieron el paso de Belén y se puede ir a Jerusalén", dice a AsiaNews el párroco de Gaza, Gabriel Romanelli, sacerdote argentino del Verbo Encarnado, pero "no puedo volver a la parroquia, estoy bloqueado". “Hay combates en curso - continúa - pero no podemos obtener mucha información y nadie sale de su casa. Los fieles que ayer participaron en la misa son miembros de las 10 familias alojadas en la parroquia. Desde la distancia trato de echar una mano y organizar el trabajo”. Según los testimonios recogidos telefónicamente por el sacerdote, la que acaba de pasar fue "una noche muy dura debido a los ataques aéreos y bombardeos, algunos volvieron brevemente a su casa para recoger artículos de primera necesidad y vieron la destrucción con sus propios ojos".
Uno de los misiles, continúa p. Romanelli, impactó en un restaurante "que en ese momento estaba vacío" situado frente a la casa de las Hermanas del Rosario, en Jerusalén, "y provocó el pánico entre las monjas; fue una explosión muy fuerte que rompió los vidrios de todas las ventanas". “Ya hemos vivido guerras fuertes - añade - pero lo que aumenta el miedo es pensar lo que podría pasar y el temor de que sea un conflicto mucho más largo... se habla incluso de una operación terrestre del ejército israelí. El cruce de Erez, refiere el sacerdote, "no está operativo y permanece cerrado", mientras circulan rumores sobre centenares de muertes (incluso) entre los civiles israelíes. El ataque en el festival de música y el gran número de víctimas "constituyen un cambio sustancial con respecto al pasado, nunca antes se había visto algo así", confirma el párroco. “Ante grandes problemas - concluye - se requieren grandes soluciones, es necesario que intervengan las fuerzas internacionales y ambas partes deben detener o por lo menos reducir la violencia”, para evitar una crisis sin retorno.
17/12/2016 13:14
23/11/2023 16:23