Punjab: una turba mata a golpes a un hombre acusado de blasfemia
Muhammad Waris fue sacado de la comisaría de Warburton, desnudado y apaleado. Según los oficiales encargados de la investigación, la multitud de fanáticos era de al menos 800 personas. Los defensores de los derechos humanos piden que el gobierno actúe con decisión contra los linchamientos.
Nankana Sahib (AsiaNews) - Una turba de fanáticos linchó a un hombre bajo custodia policial en Warburton, en el distrito de Nankana Sahib (provincia oriental de Punjab). Había sido acusado de blasfemia por presuntos ultrajes al Corán. Muhammad Waris fue llevado fuera de la comisaría, arrastrado desnudo por la calle y golpeado hasta la muerte con barras de madera y metal. En algunos videos que se hicieron virales en las redes sociales también se ve a algunas personas que tratan de prender fuego al cadáver.
Los agentes que estaban de servicio fueron suspendidos por haber abandonado la estación de policía durante el ataque de la multitud (formada por unas 800 personas, según algunas declaraciones) y el primer ministro ordenó una investigación.
Sin embargo, los defensores de los derechos humanos afirman que estas medidas son insuficientes: "El gobierno no ha diseñado estrategias para resolver estos problemas y actuar en situaciones de emergencia como el reciente linchamiento", comentó Naveed Walter, presidente de la organización Human Rights Focus Pakistan.
“Dentro de unos días, las medidas que han tomado las autoridades no tendrán ningún valor”, prosiguió Walter, y agregó que había apelado a la Corte Suprema para que procediera a una acción no para juzgar el caso individual de linchamiento, sino para establecer una estrategia a largo plazo y una solución permanente. “Los casos de blasfemia son delicados y se debería reforzar la seguridad de todos los acusados. Ningún gobierno ha tomado medidas serias para impedir los linchamientos. Por el contrario, en otros casos la policía también ha permitido que turbas enfurecidas hagan este tipo de cosas. Pero sólo los tribunales tienen derecho a decidir quién es culpable. La incapacidad para detener las violaciones del estado de derecho se convierte en un apoyo a los fanáticos”.
Muhammad Waris ya había sido acusado de blasfemia en 2019 y acababa de recuperar la libertad tras ser declarado inocente por el tribunal.
Otros activistas y organizaciones también condenaron el linchamiento. La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán subrayó que "las débiles medidas implementadas hasta ahora dan la idea de un Estado impotente, no de una entidad que protege la vida y la propiedad de los ciudadanos".
La policía de Nankana Sahib dijo que hasta el momento había arrestado a 60 personas sospechosas de estar involucradas en el linchamiento, después de incautar y analizar más de 900 videos del incidente. El jefe de policía local declaró que unos 50 agentes intentaron rescatar a Muhammad Waris pero fueron superados en número, y los refuerzos llegaron cuando el hombre ya estaba muerto.
Consultado por AsiaNews, Samson Salamat, presidente de Readari Tehreek, un movimiento interreligioso contra el extremismo, afirmó que “el linchamiento de otro acusado de blasfemia es una prueba más del fracaso del aparato estatal para mantener el control de la situación cuando se verifican reacciones públicas por acusaciones de blasfemia. Pakistán está mostrando los frutos de la semilla de la intolerancia religiosa, que ha podido arraigar gracias a años de planes de estudio distorsionados en los seminarios religiosos, la impunidad concedida a los grupos extremistas y la propaganda religiosa fomentada por las leyes sobre la blasfemia”.
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