Protestas y huelgas por la ‘Red’ de los jóvenes rusos
Condenaron por terrorismo a 11 jóvenes que en realidad habían fundado una red para compartir ideas anti-terroristas y anti-fascistas, que según ellos, se han estado difundiendo en la sociedad rusa y a nivel mundial en los últimos años. Las confesiones fueron extraídas con métodos de tortura.
Moscú (AsiaNews) - El 17 de febrero, algunas importantes librerías rusas realizaron una huelga para protestar contra las torturas aplicadas por las autoridades contra 11 jóvenes (en la foto) condenados por terrorismo, en lo que se ha dado en llamar el caso “Set” (La Red), una organización acusada de planear atentados contra el Estado ruso. Lo cierto es que los jóvenes en realidad formaron un grupo de inspiración anarquista, simulando encarnar a los personajes de las grandes novelas rusas, para defenderse de los excesos dictatoriales de la sociedad y del poder en Rusia. Su condena del 10 de febrero pasado estaría basada pura y exclusivamente en las confesiones extraídas con el uso de la violencia.
Según los libreros que llevan adelante la huelga, “¿cómo se hace para despertar el deseo de imitar a nuestros héroes a través de la lectura, si por las fantasías propias uno puede recibir una condena prácticamente de por vida, después de ser sometido a palizas y torturas? ¿Cómo podemos despertar un amor por los clásicos de la Literatura, cuando los libros que se encuentran en cualquier biblioteca escolar son destinados a la destrucción, por órdenes que vienen de arriba?”.
En el debate han intervenido varios periodistas, activistas por los derechos humanos, políticos, docentes, directores de cine y actores, estudiantes, escritores, científicos y psicólogos. En estos días puede verse a varias personas exhibiendo carteles en las calles, en defensa de los condenados, subrayando que se trata de una manifestación individual, para evitar así las acusaciones de “asambleas sediciosas” (en la foto: Muchacha con el cartel “Libertad para los acusados del caso Set”).
Un grupo de 140 psicólogos rusos ha difundido una carta abierta en defensa de los jóvenes de la “red”, solicitando la revisión del proceso, tal como declaró su vocero, Valerij Tenevoj. En el texto, se afirma que “en el siglo XXI no se pueden admitir las torturas y las condenas obtenidas por medios aterradores e inhumanos, cuando prácticamente se carece de pruebas”. Los psicólogos sostienen su voluntad de ayudar a la población rusa a “conservar la salud psíquica; en este sentido, la cuestión de la Red es un shock terrible para todos los ciudadanos, ya que crea las condiciones para una violencia generalizada”.
Según la versión del FSB (ex KGB), en San Petersburgo y en Penza, los 11 jóvenes habrían formado una organización terrorista, cuyo objetivo sería llegar a un golpe de Estado. Los arrestos comenzaron en octubre del 2017, y casi todos los muchachos reconocieron su culpabilidad en los primeros días de reclusión, para luego retractarse enseguida. Las confesiones habrían sido obtenidas mediante presiones psicológicas, descargas eléctricas, y recurriendo a otras formas de violencia física. El primero en ser arrestado fue el estudiante de Física Egor Zorin, que dio los nombres de los otros acusados; él fue puesto en libertad después del arresto de los “cómplices”.
Los 11 condenados son todos jóvenes de entre 20 y 25 años de edad, y han sido acusados de organizar atentados y de tenencia de armas prohibidas y explosivos, de organizar atentados contra negocios y fábricas y de producir y traficar drogas. Las “células” de la organización habrían actuado en Moscú, San Petersburgo, Penza e incluso en Bielorrusia. Los nombres de las células (“Campo Marzio”, “Jordania”, “Alba” y otros), habrían sido tomados de los equipos de “strike-ball” (o Air-Soft, un juego de simulación de acciones militares), y el lenguaje cifrado habría servido para evitar los ataques informáticos de grupos neo-fascistas.
El escándalo estaría precisamente en la acusación de terrorismo, ya que los jóvenes, en realidad, estaban conectados en una red para compartir ideas anti-terroristas y anti-fascistas, que, a su modo de ver, se han estado difundiendo en la sociedad rusa e internacional en los últimos años. Los métodos del FSB han hecho cundir la alarma por el retorno de los años del “terror rojo” de Stalin, que en los años ‘30 utilizaba cualquier forma de contra-información, confesiones extraídas por la fuerza y la violencia para eliminar a los adversarios políticos. El objetivo de las condenas de la “Red” sería crear el pretexto para oprimir cualquier forma de protesta juvenil, como las marchas que se han reiterado en las plazas en el último tiempo, y quizás llegar a una censura generalizada de la red informática en Rusia.
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