Primer ministro Li: Beijing cuida el mercado. Pero los empresarios incómodos siguen desapareciendo
El último caso es el del inversor Bao Fan. En el punto de mira está sobre todo el sector de la alta tecnología. Xi Jinping no quiere magnates excesivamente ricos que puedan desafiar su poder. El más conocido, Jack Ma, lleva más de dos años desaparecido. El líder supremo lanzó una campaña de "encuestas" con sabor maoísta.
Beijing (AsiaNews) - En una visita a la provincia meridional de Hunan, el recién nombrado premeir Li Qiang declaró ayer que China creará un ecosistema económico orientado al mercado. La continua "desaparición" de empresarios chinos, sobre todo en la rama de la alta tecnología, transmite un mensaje opuesto a los inversores extranjeros, preocupados por el nuevo rumbo "centralista" de Xi Jinping.
El último caso es el del inversor Bao Fan, activo en el sector tecnológico. El fundador de China Renaissance Holdings, entre cuyos clientes figuran empresas como Alibaba, Baidu y Tencent, desapareció el 16 de febrero. Después de 10 días, su empresa emitió un comunicado en el que afirmaba que Bao estaba cooperando en una investigación con "algunas" autoridades nacionales.
La desaparición del magnate se produjo poco antes de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular, que ratificó la decisión de Xi de centralizar el control de las actividades financieras y el desarrollo del sector tecnológico en manos del Partido Comunista Chino (y, por tanto, en las suyas).
Desde 2015 se ha producido una sucesión de desapariciones y detenciones de destacados empresarios. Cabe destacar el caso del multimillonario disidente Ren Zhiqiang, condenado en septiembre de 2020 a 18 años de cárcel por delitos de corrupción: antes de su desaparición, seis meses antes, había sido noticia por publicar un artículo en la web en el que llamaba a Xi "payaso sediento de poder".
La desaparición más llamativa, sin embargo, es la de Jack Ma. El fundador de Alibaba desapareció a finales de 2020 después de criticar a los órganos reguladores financieros del país, a lo que siguió una reducción del tamaño de su empresa. Ma no ha sido visto en China desde entonces: podría estar en Tailandia, Japón o Australia.
Los analistas señalan que lo más probable es que a Xi le preocupe perder el control político frente a los empresarios que amasan grandes fortunas. La medida afecta primero al sector tecnológico porque es el que floreció durante los años de Jiang Zemin y Hu Jintao, sus predecesores. Además de Alibaba, las autoridades no perdonaron ni siquiera a Didi y Tencent, que al igual que el imperio empresarial de Ma fueron investigadas por supuestas violaciones de las normativas.
En términos más generales, con el reconocimiento de un tercer mandato de Xi en el poder, el Partido está aún más empeñado en limitar la disidencia y restar poder a los oligarcas cuyo poder económico podría amenazar el papel preeminente del secretario general.
Además de la campaña redistributiva para la "prosperidad común", Xi lanzó la campaña de "encuestas" para escuchar la voz de las "masas". Como señaló Radio Free Asia, la voluntad del régimen de recabar la opinión de la población recuerda a una iniciativa de Mao Zedong en la década de 1950, que más tarde resultó ser una maniobra para identificar a las personas no conformes con los dictámenes del Partido, para luego poder purgarlas en el "espíritu de lucha".
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