Port Moresby: Una solución para los afganos rechazados por Canberra durante años

En 2013 Australia cerró sus puertas a los refugiados, desviando sus barcos hacia las islas de Melanesia. Los obispos de Papúa Nueva Guinea piden que se encuentre una solución permanente para ellos y para los que lleguen de Afganistán en los próximos meses. Un llamamiento similar del arzobispo de Melbourne Mark Coleridge

Port Moresby (AsiaNews) - La Conferencia Episcopal Católica de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón ha lanzado un llamamiento para la reubicación de los afganos que se encuentran varados en Oceanía desde hace más de 8 años, porque Australia rechaza su solicitud de asilo y ahora ya no tienen ni siquiera la posibilidad de comunicarse con sus familias que quedaron en Afganistán.

“Ante esta situación, la Conferencia Episcopal Católica de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón quiere hacer un llamado a la solidaridad para la reubicación de todos los refugiados afganos que todavía se encuentran en Papúa Nueva Guinea, Nauru, Australia y en la región de Asia -Pacífico en general”, dice un comunicado de los obispos que se difundió esta mañana al concluir la conferencia de prensa.

Los afganos son uno de los grupos más numerosos que solicita asilo y cuyo problema en Oceanía se arrastra desde hace años. En 2013 Australia - para detener los desembarcos - aprobó una ley muy estricta que cerró las puertas a los solicitantes de asilo y los desvió a centros de detención en las islas de Manus y Nauru. Más de ocho años después, algunos cientos de estas personas todavía se encuentran entre Papúa Nueva Guinea y los centros penitenciarios y "lugares alternativos de detención" en Australia, donde no tienen derecho a reasentarse.

Un portavoz de los 20 solicitantes de asilo que todavía se encuentran en Port Moresby denunció en la conferencia de prensa que en todos estos años los países de Asia-Pacífico no han hecho nada para encontrar una solución permanente para los afganos. "Nuestra situación es muy difícil porque estamos tratando con dos Estados, Australia y Papúa Nueva Guinea".

La reconquista de los talibanes en Afganistán ya ha provocado medio millón de desplazados internos y producirá un nuevo flujo de solicitantes de asilo hacia los países limítrofes.

"Estos refugiados necesitan nuestro apoyo, tanto material como en la oración, mientras piensan en la vida de los que dejaron atrás en Afganistán", escribieron los obispos de Papúa Nueva Guinea a los gobiernos de la región. Afirman que estos deberían crear "un programa especial humanitario para proporcionar un desplazamiento seguro fuera de Afganistán” a los que corren mayor riesgo.

Stanis Hulahu, responsable de Migración de Papúa Nueva Guinea, declaró en la conferencia de prensa que el país, al igual que otros países melanesios, no tiene "un programa humanitario bien consolidado para hacer frente a esta situación", pero está trabajando para recibir a los solicitantes de asilo en el futuro. También se creará una comisión para determinar quién tiene derecho a la condición de refugiado. Hulahu invitó a los obispos a participar de la misma.

Por su parte el arzobispo de Melbourne, Mark Coleridge, presidente de la Conferencia Episcopal Católica Australiana, también presentó los mismos pedidos al gobierno australiano en una carta del 19 de agosto dirigida al primer ministro Scott Morrison, en la cual garantiza que las agencias católicas de ayuda "están dispuestas a colaborar con el gobierno en la reubicación de los refugiados”.

El prelado pide luego al gobierno de Canberra que proporcione al menos 20.000 visas humanitarias para los refugiados procedentes de Afganistán. Eso implicaría cerca de 17.000 solicitudes más que en las disposiciones actuales.

"Es nuestro deber moral ayudar a aquellos que han apoyado a las fuerzas militares australianas como intérpretes o en otras funciones, y que sin duda enfrentarán represalias e incluso la muerte por su trabajo", dice el arzobispo. “También deberíamos ofrecer refugio a otros afganos que probablemente sufrirán persecución o corren el peligro de ser asesinados por su oposición a los talibanes o por su credo, valores y estilo de vida, incluyendo los miembros de la comunidad cristiana”.