Pedido del Papa por Siria: Sí a la paz, sí a la gente de Alepo
En el Ángelus en la plaza de san Pedro, el Papa Francisco pide “una elección de civilización” por la protección de los civiles en el feroz conflicto en Siria. La guerra es un “cúmulo de abusos y de falsedades”. La oración por los atentados terroristas en Turquía, Somalia, Egipto. La cercanía del Papa con Tawadros. “Hoy estamos invitados a alegrarnos por la venida inminente de nuestro Redentor y a compartir nuestra alegría con los otros, donando confortación y esperanza a los pobres, a los enfermos, a las personas solas e infelices”. En Vientián (Laos) fueron beatificados el p. Mario Borzaga, misionero OMI, el catequista Paolo Thoy y 14 compañeros, todos asesinados por los guerrilleros del Pathet Lao en 1960. La bendición de los “niñitos Jesús”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “No a la destrucción, sí a la paz, sí a la gente de Alepo y Siria”: es el pedido que el Papa Francisco lanzó hoy. Al final de la oración del ángelus con los peregrinos en la plaza de san Pedro, el pontífice confesó: “Cada día tengo presente, sobre todo en la oración, a las personas de Alepo”. El pedido del Papa cae mientras en la ciudad el ejército regular y aviones rusos combaten contra los últimos residuos de rebeldes y yihadistas que dominan en pocos barrios de la ciudad, pasada casi en el 90% bajo el control de los lealistas. A la exultación de los sirios escapados de la zona de los yihadistas se unen noticias de desapariciones de refugiados en manos del ejército y de familias usadas como escudos humanos por parte de los yihadistas. El pedido del Papa es un pedido de salvaguardia de la población civil.
“No hay que olvidar que Alepo es una ciudad y que allí hay gente: familias, niños, personas mayores, enfermas... Por desgracia ya estamos acostumbrados a la guerra, a la destrucción, pero no debemos olvidar que Siria es un país lleno de historia, cultura y fe”. “No podemos aceptar que esto sea negado por la guerra, que es un cúmulo de abusos y de falsedad. Hago un llamamiento a todo el mundo para que se lleve a cabo una elección de civismo: no a la destrucción, sí a la paz, sí a la gente de Alepo y de Siria”.
Inmediatamente después el pontífice expresó: “Y rezamos también por las víctimas de algunos recientes atentados terroristas que en las últimas horas han conmocionado a varios países. Diversos son los lugares, hoy se registraron en Estambul (Turquía), en Somalia, en el Cairo (Egipto), justo en la catedral copta de san Marcos. pero desgraciadamente única es la violencia que origina muerte y destrucción, como también es única la respuesta frente a ella: fe en Dios y unidad en los valores humanos y civiles. Deseo expresar mi cercanía particular a mi querido hermano Papa Tawadros II y a su comunidad, rezando por los muertos y los heridos».
Precedentemente, el Papa se detuvo para comentar la liturgia del tercer domingo de Adviento que invita a la alegría por la venida del Señor. Francisco, hablando libremente, hasta dijo que “un cristiano que no es alegre… le falta algo o no es cristiano”.
El Papa explicó “no se trata de una alegría superficial o puramente emotiva, ni tampoco es una alegría mundana como la que da el consumismo”.
“Se trata de una alegría más auténtica, de la cual estamos llamados a redescubrir su sabor. Es una alegría que toca lo íntimo de nuestro ser, mientras esperamos a Aquel que ya ha venido a traer la salvación al mundo, el Mesías prometido, nacido en Belén de la Virgen María”.
La salvación, traída por Jesús, llega a todo ser humano y lo regenera –señaló Francisco–. Dios entró en la historia para la liberación de la esclavitud del pecado. Colocó su tienda en medio de nosotros para formar parte de nuestras vidas, sanar nuestras heridas y darnos una vida nueva”.
“La alegría es el fruto de esta intervención de la salvación y del amor de Dios en nuestras vidas”
“La Navidad está cerca, los signos de su acercarse son evidentes en nuestras calles y en nuestras casas, también aquí en la plaza fue colocado un pesebre junto al árbol. Estos signos externos nos invitan a acoger al Señor que siempre golpea en nuestras puertas; nos invita a reconocer sus pasos entre aquellos de los hermanos que pasan al lado nuestro, especialmente los más débiles y necesitados”.
“Hoy-concluyó-estamos invitados a alegrarnos por la venida inminente de nuestro Redentor; y estamos llamados a alegrarnos por la venida inminente de nuestro Redentor y estamos llamados a compartir esta alegría con los otros, dando confortación y esperanza a los pobres, enfermos, a las personas solas e infelices”. “La Virgen María, la “sierva del Señor”, nos ayude a escuchar la voz de dios en la oración y a servirlo con pasión en los hermanos, para alcanzar rápidamente el encuentro con la Navidad, preparando nuestro corazón para recibir a Jesús”.
Un pensamiento especial del Santo Padre al finalizar la oración mariana, fue para los nuevos Beatos de Laos.
«Hoy día, en Vientiane, Laos, se proclamó Beato a Mario Borzaga, sacerdote de los Misioneros Oblatos de María, a Paolo Thoj Xyooj, fiel laico catequista y a catorce compañeros asesinados por odio a la fe.
El Papa Francisco había reconocido el martirio del p. Borzaga y de Paolo Thoy en 2015. Los dos jovencísimos mártires-el primero de 28 años, el otro de 19- fueron asesinados en 1960 por los guerrilleros comunistas del Pathet Lao.
Según la tradición, el pontífice bendijo a los “Bambinelli: niños Jesús” que los niños de los oratorios de Roma llevaron con ellos a la plaza. “Queridos niños-dijo- cuando rezarán delante de vuestro pesebre con vuestros padres, pidan al Niño Jesús que nos ayude a todos a amar a Dios y al prójimo. Y acuérdense de rezar también por mí, como yo me recuerdo de vosotros”.
02/05/2017 13:54
23/12/2015