Patriarca caldeo en Nínive: Vocaciones, matrimonios e hijos para relanzar la presencia cristiana
Bagdad (AsiaNews)- La visita pastoral fue una "excelente oportunidad" para observar 2en modo directo vuestros sufrimientos y vuestras expectativas", porque "sentimos en lo profundo lo que ustedes advierten y que merecen más2. Es cuánto subrayó el Patriarca caldeo Mar Louis Raphael Sako I, en la carta pastoral enviada a la diócesis de Alqost, y publicada por AsiaNews. Desde el 9 al 16 de mayo pasado, Mar sako, junto al auxiliar de Bagdad, mons. Shlemon Warduni, el arzobispo de Kirkuk, mons. Yousif Thomas y el arzobispo de Bassora, Habib Hormuz Al-Nofaly cumplió una visita oficial a la diócesis del norte. Mar Sako quiso recordar el "pasado glorioso" de la región y se auguró que también hoy pueda desarrollar "el mismo servicio eclesiástico, con una mayor competencia".
Alqost es una ciudad en el norte del país (poco distante de Turquía y Siria), en el Kurdistán iraquí, al interior de la gobernación de Nínive; en la zona, según un proyecto promovido desde el extranjero, pero combatido por el Patriarca caldeo ya desde tiempos del episcopado en Kirkuk, se querría crear un enclave cristiano para tutelar la minoría de los conflictos y las violencias.
Esta surge a unos 50 km al norte de Mosul, bastión del fundamentalismo suní wahabita, donde se repiten con extrema frecuencia atentados y explosiones. Por el contrario Alqost ("El Dios de la Justicia",ndr), ciudad antiquísima que resale al VII siglo A.C., es uno de los principales centros del cristianismo asirio-caldeo. A poco más de 3 km, en las laderas de la montaña, surge el célebre monasterio de Rabban Hormizd, sede de los patriarcas nestorianos desde 1551 hasta 1804, en el S. XX, principal monasterio de la Iglesia caldea.
La delegación del Patriarcado fue recibida por el obispo local, mons. Mikhail Al-Makdesi, acompañado por sacerdotes, monjas, diáconos y fieles. En el curso de la visita pastoral, Mar Sako presidió una procesión eucarística y participó a un encuentro con el clero caldeo, retomando los objetivos de solidaridad, unidad y renovación de la comunidad cristiana; Su Beatitud además discutió sobre la situación de los pueblos caldeos en la llanura de Nínive, en Zakho, Dohuk y Amadiyah, subrayando con particular atención el problema de la emigración , sus causas y los factores que pueden contrastarlo.
En la carta pastoral el patriarca, invita a los "hermanos y hermanas" a "mantener su propia identidad y heredad cristiana y oriental", conservando y reservando "la lengua, la cultura y los valores cristianos a despecho de las dificultades y desafíos". La Iglesia es una "comunidad" de personas, agrega, y si no se conserva y preserva core el riesgo de "empobrecerse". Par esto es necesario una "participación efectiva", en un contexto de "unidad y cooperación que es signo de esperanza para muchos". Mar Sako subraya además el haber pedido a los obispos, monjas y monjes que "se preocupen y cuiden" a las vocaciones al sacerdocio o a la vida consagrada porque "son signo de la vitalidad de la Iglesia" y es "necesario nombrar un cura para cada pueblo" que se quedó sin un guía pastoral.
Frente a una comunidad prácticamente reducida a la mitad por la invasión Usa de 2003 y respecto a cuántos presionan para crear un enclave en Nínive, Su Beatitud alienta a los matrimonios y nuevos nacimientos, porque "los niños son una bendición y la mejor garantía para el futuro". Mar Sako cuenta también los encuentros con los altos cargos de la región-intendente de la provincia de Nínive, presidente del Concejo provincial y representantes de la región Curda- y los pedidos de medidas para levantar las condiciones de miseria y atraso de la población. Él espera ahora "hechos concretos" entre las cuales la oportunidad de empleo y alojamientos sobre todo para los jóvenes; pero reclama a la comunidad a la solidaridad y a la tradición de la "acogida" que demuestran siglos de historia. "De nuestra parte-concluye Mar Sako- tenemos un deber moral e histórico hacia los pueblos de esta región" y "los seguiremos de cerca" por el enorme impacto que tendrán "en la sobrevivencia de nuestros hijos y para poner fin a la continua emigración". El bienestar de la Iglesia y de la gente, insiste, consiste "antes que nada" en el poder vivir en paz "en la propia patria".