Patriarca Pizzaballa: en el Santo Sepulcro, consuelo en un momento de 'incertidumbre'

Ayer hizo su entrada oficial a la Tumba de Jesús el nuevo primado de Jerusalén de los Latinos Fue una ceremonia con limitaciones y restricciones debido al nuevo coronavirus. La memoria es esencial para tender un puente entre un presente de preocupaciones y un futuro de esperanza. Compromiso pastoral, palabra clara y serena en política, encuentro con las Iglesias hermanas y con los hermanos musulmanes y judíos.

Jerusalén (AsiaNews) - “Caminamos juntos con un Dios que conocemos, hacia un futuro que no conocemos. El futuro incierto, especialmente en nuestro tiempo, puede causar miedo y ansiedad. Encomendémonos, entonces, al Dios conocido y revelado por Jesús, para encontrar fuerza y consuelo”. Con esta referencia al momento actual de "incertidumbre" por los conflictos y el Covid-19, que también ha despoblado la Tierra Santa de sus peregrinos, el nuevo patriarca de los latinos Mons. Pierbattista Pizzaballa saludó su ingreso solemne al Santo Sepulcro. El rito se celebró ayer por la tarde, con un discurso oficial en el que su Beatitud destacó que “la memoria es fundamental para tender un puente entre nuestro presente lleno de preocupaciones y miedos y el futuro de esperanza que hallamos en el Dios revelado y encontrado en Jesús ".

“En este Lugar Santo - dijo el patriarca - le pido a Dios que me dé la fuerza, el coraje y la constancia para entregar la vida a esta Iglesia, amarla y conducirla con espíritu paternal y paciente”. Recordó que "no es la primera vez que vengo aquí, a esta Tumba, para comenzar un nuevo servicio en esta Iglesia de Dios, a la que llegué hace 30 años como joven sacerdote" donde "comencé mi tarea como Custodio de Tierra Santa" y “como Administrador Apostólico. Años intensos y agotadores, pero también ricos en maravillosas experiencias de Iglesia”.

El nuevo patriarca de Jerusalén de los Latinos Mons. Pierbattista Pizzaballa, que fue administrador apostólico de la sede vacante de la misma circunscripción en los últimos cuatro años, hizo ayer su entrada oficial en el Santo Sepulcro, en un contexto de fuertes condicionamientos. Las autoridades han emitido una serie de directivas para las celebraciones, de conformidad con las restricciones sanitarias que impone la pandemia del nuevo coronavirus y limitan en gran medida la asistencia y participación.

La Iglesia de Jerusalén encuentra su consistencia en la "luz pascual" y en el "dar la vida por amor", mirando hacia el futuro, y asegura un fuerte compromiso y atención para todos aquellos que "en estos tiempos están en dificultades y necesitados". “Nos espera un renovado compromiso pastoral, que tenga en cuenta los diferentes territorios y culturas, pero que también sepa encontrar la unidad entre todos. Nos esperan enormes problemas económicos y sociales, agravados aún más por la pandemia en curso. Nos espera una palabra clara y serena sobre la política [...]. Nos espera - añadió el patriarca Pizzaballa - el encuentro con las otras Iglesias hermanas y con los hermanos musulmanes y judíos”. Vivir a la luz de la Pascua, concluyó, significa “saber comunicar a todos y dar testimonio con vida de la esperanza cristiana que nos sostiene”.

“Como Pedro en el lago de Tiberíades, entonces, confiemos en la Palabra del Señor y echemos las redes (cf. Lc 5, 5). Comencemos con confianza nuestro nuevo servicio a la Iglesia de Jerusalén”.