Papa: ser cristianos es una alegría y la Iglesia avanzará con evangelizadores alegres
Nosotros también sentimos alegría “cuando estamos con el Señor”, y quizás en la parroquia o en los pueblos, la gente festeja. “La Palabra de Dios no se avergüenza de la fiesta”. “Es cierto, a veces el peligro de la alegría es excederse y creer que esto es todo. No: es el clima de la fiesta”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La alegría de recibir la Palabra de Dios fue el centro de la homilía de la misa que Papa Francisco celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, inspirándose en la Primera Lectura de hoy, tomada del segundo libro de Samuel (2Sam 6,12b-15.17-19) donde se narra que David y todo el pueblo de Israel celebra el retorno del Arca de la Alianza a Jerusalén.
El Arca había sido secuestrada, recordó el Papa, y su retorno “es una gran alegría para el pueblo”. El pueblo siente que Dios está cerca suyo y festeja. Y el rey David está con él, encabeza la procesión, hace un sacrificio, inmolando un novillo y un ternero cebado. Luego, grita, canta y baila junto al pueblo, “con todas sus fuerzas”. “Fue una fiesta: la alegría del pueblo de Dios, porque Dios estaba con ellos. ¿Y David? Baila. Baila delante del pueblo, expresa su alegría sin sentir vergüenza; es la alegría espiritual del encuentro con el Señor: Dios ha regresado con nosotros, y esto nos produce mucha alegría. David no piensa en que él es el rey y que el rey debe estar apartado de la gente, su ‘majestad’, distante… David ama al Señor, está feliz por este acontecimiento de traer de vuelta el arca del Señor. Él expresa esta felicidad, esta alegría, y lo hace bailando, y también cantaba, como seguramente lo hacía todo el pueblo”.
Nosotros también nos sentimos alegres “cuando estamos con el Señor” y, quizás en la parroquia o en los pueblos, la gente festeja. Como cuando encontraron el libro de la ley, en la época de Nehemías; también entonces “el pueblo lloraba de alegría”, y en casa, continuó festejando.
El texto del profeta Samuel continúa describiendo el regreso de David a su casa, donde se encuentra con una de las mujeres, Mical, la hija de Saúl. Ella lo recibe con desprecio. Viendo al rey que baila, ella se avergüenza de él y lo reprende, diciéndole: “¿Acaso no te da vergüenza bailar como alguien vulgar, como uno del pueblo?” “Es el desprecio de la religiosidad genuina, de la espontaneidad de la alegría [que se siente al estar] con el Señor”. Y David le explica: ‘Pero mira que esto era un motivo de alegría. ¡La alegría en el Señor, porque hemos traído el Arca a casa!’. Sin embargo, ella lo desprecia. Y la Biblia dice que esta señora – que se llamaba Mical – no tuvo hijos a raíz de esto. El Señor la castigó. Cuando a un cristiano le falta alegría, ese cristiano no es fecundo; cuando nuestro corazón carece de alegría, no hay fecundidad”.
Después, Francisco destacó que la fiesta no se expresa solamente de forma espiritual, sino que también se comparte. David, ese día, después de la bendición, repartió “a cada uno, una hogaza de pan, una porción de carne asada y pasta de pasas de uva”, para que cada uno pudiera festejar en su casa. “La Palabra de Dios no se avergüenza de la fiesta”, subrayó el Papa. “Es cierto – continuó - a veces, el peligro de la alegría es excederse y creer que esto es todo. No: es el clima de fiesta”. Y san Pablo VI, en su Exhortación Apostólica “Evangelii Nuntiandi”, habla de este aspecto y exhorta a la alegría. “La Iglesia – concluyó Francisco - no avanzará, el Evangelio no avanzará con evangelizadores aburridos, amargados. No. Solamente marchará con evangelizadores alegres, llenos de vida. La alegría de recibir la Palabra de Dios, la alegría de ser cristianos, la alegría de ir adelante, la capacidad de festejar sin avergonzarse y no ser como esta señora, Mical, cristianos formales, cristianos prisioneros de las formalidades”.
23/12/2015
14/09/2017 17:36
01/06/2023 11:17