Papa: seguir a Jesús es elegir un camino incómodo que no es el del éxito o de la gloria terrenal
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Ponerse a seguir a Jesús significa tomar la propia cruz para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es del éxito y la gloria terrenal, sino que es aquél que conduce a la verdadera libertad, que es la de ser libres del egoísmo y del pecado”, rechazando “la tentación del Maligno, que quiere separarnos de la voluntad de Dios”.
El Papa Francisco explicó así, a las 50.000 personas presentes en Plaza San Pedro para el rezo del Angelus, el pasaje del Evangelio de hoy, en el cual Jesús, “mientras iba camino a Cesarea de Filipo, interroga a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que yo soy?» (Mc 8,27). Ellos responden que algunos consideran que Él es Juan el Bautista vuelto en vida, otros que Él es Elías o uno de los grandes Profetas. La gente apreciaba a Jesús, lo consideraba un ‘enviado de Dios’, pero no lograba todavía reconocerlo como el Mesías preanunciado y esperado. «Pero ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» (v. 29). Ésta es la pregunta más importante, con la cual Jesús se dirige directamente a quienes lo han seguido, para verificar su fe. Pedro, a nombre de todos, exclama con absoluta franqueza: «Tú eres el Cristo» (v. 29). Jesús queda conmovido por la fe de Pedro, reconoce que ella es fruto de una gracia especial de Dios Padre. Y entonces revela abiertamente a los discípulos lo que le espera en Jerusalén, es decir que «el Hijo del hombre debía sufrir mucho… que debía ser asesinado y, luego de tres días, resucitar» (v. 31)”.
“El mismo Pedro, que acababa de profesar su fe en Jesús como Mesías, se escandalizó por estas palabras. Lleva aparte al Maestro y lo reprende. ¿Y cómo reacciona Jesús? Reprende a su vez a Pedro, con palabras muy severas: «¡Retírate y ve detras de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (v. 33). Jesús se da cuenta de que en Pedro, como en los otros discípulos – ¡y en cada uno de nosotros! – a la gracia del Padre se le opone la tentación del Maligno, que quiere separarnos de la voluntad de Dios. Anunciando que deberá sufrir y ser llevado a la muerte para luego resucitar, Jesús quiere hacer comprender a quienes lo siguen que Él es un Mesías humilde y servidor. Es el Siervo obediente a la voluntad del Padre, hasta el sacrificio total de la propia vida. Por esta razón, volviendose a toda la multitud, declara que quien quiera ser su discípulo debe aceptar ser siervo, como Él se ha hecho siervo, y advierte: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» (v. 35)".
"Ponerse a seguir a Jesús significa cargar con la propia cruz para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito o la gloria terrenal, sino que es aquél que conduce a la verdadera libertad, la de ser libres del egoísmo y del pecado. Se trata de rechazar de lleno esa mentalidad mundana que pone el propio "yo" y los propios intereses en el centro de la existencia, y de perder la propia vida por Cristo y el Evangelio, para recibirla renovada y auténtica. Estamos seguros, gracias a Jesús, de que este camino conduce a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios. Decidir seguirlo a Él, a nuestro Maestro y Señor que se ha hecho Siervo de todos, exige una unión fuerte con Él, la escucha atenta y asidua de su Palabra, la gracia de los Sacramentos. Que la Virgen María, que siguió a Jesús hasta el Calvario, nos ayude a purificar siempre nuestra fe de las falsas imágenes de Dios, para adeherir plenamente a Cristo y a su Evangelio”.
Luego del rezo de la oración mariana, Francisco recordó que hoy, en Sudáfrica, es proclamado el primer beato del país. Es Samuel Benedict Daswa, catequista, "padre de familia, asesinado en el año 1990 por su fidelidad al Evangelio. En su vida demostró siempre una gran coherencia, asumiendo valientemente actitudes cristianas y rechazando las costumbres mundanas y paganas. Que su testimonio ayude especialmente a las familias a difundir la verdad y la caridad de Cristo ”.