Papa: que el cristiano sea humilde, y lo es quien, como Jesús, acepta las humillaciones
“Humildad es ser pequeño, como el retoño, algo pequeño, que crece cada día que pasa, algo pequeño que necesita del Espíritu Santo para poder seguir adelante, hacia la plenitud de la propia vida”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Aceptar las humillaciones, como hizo Jesús, es lo que indica que se es humilde, dote indispensable en la vida del cristiano. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, al comentar el pasaje de Isaías, donde dice: “En aquél día, saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará…”.
Francisco afirmó que el cristiano también es como “un pequeño retoño donde se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y temor del Señor”. “Éstos son dones del Espíritu Santo. De la pequeñez del retoño se llega a la plenitud del Espíritu. Esta es la promesa, este es el Reino de Dios”. Esta es “la vida del cristiano”: ser consciente de que cada uno de nosotros es un retoño de aquella raíz que debe crecer, crecer con la fuerza del Espíritu Santo, hasta llegar a la plenitud del Espíritu Santo en nosotros. ¿Y cuál sería la tarea del cristiano? Simplemente custodiar el retoño que crece en nosotros, custodiar el crecimiento, custodiar el Espíritu”.
Y el estilo de vida del cristiano es “un estilo como el de Jesús, de humildad”. “Se precisa fe y humildad para creer que este retoño, que este don tan pequeño, llegará a la plenitud de dones del Espíritu Santo. Se necesita humildad para creer que el Padre, Señor del cielo y de la tierra, como dice el Evangelio de hoy, ha ocultado estas cosas a los sabios, a los doctos y las ha revelado a los pequeños. Humildad es ser pequeño, como el retoño, algo pequeño que crece cada día que pasa, algo pequeño que necesita del Espíritu Santo para poder seguir adelante, hacia la plenitud de la propia vida”.
“Hay quien cree que ser humilde –prosiguió el Papa- es ser educado, cortés, cerrar los ojos en la oración...” “No, ser humilde no es eso”. Entonces, “¿cómo puedo saber si soy humilde?” “Hay un signo, una señal, la única: aceptar las humillaciones. La humildad sin humillaciones no es humildad. Humilde es aquél hombre, aquella mujer, que es capaz de soportar las humillaciones como las ha soportado Jesús, el humillado, el gran humillado”. Y está el ejemplo de tantos santos “que no solo han aceptado las humillaciones, sino que las han pedido” para volverse semejantes a Jesús. “Que el Señor –concluyó el Papa- nos conceda esta gracia de custodiar lo pequeño hacia la plenitud del Espíritu, no olvidar la raíz y aceptar las humillaciones”.