Papa: pidamos al Señor que proteja al mundo entero de la pandemia
Esta tarde Francisco guió el rezo del Rosario con el que concluyó el "maratón de oración". "Que todos, sin exclusión de ningún tipo, tengan pronto la oportunidad de protegerse con la vacuna".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "María, ven en nuestra ayuda". Con esta oración, el Papa Francisco se dirigió a la Virgen María al final del rezo del Rosario de esta tarde en los jardines del Vaticano. De esta manera, se dio por concluido el "maratón de oración" que comenzó a principios de mes, bajo el tema "De toda la Iglesia sube incesantemente la oración a Dios" (Hechos 12,5) para invocar el fin de la pandemia.
A principios de mes, Francisco había iniciado la oración dirigiéndose a la Virgen del Socorro, en la Capilla Gregoriana de la Basílica Vaticana. Esta noche, el pontífice exhortó a seguir “pidiendo al Señor que proteja al mundo entero de la pandemia y que todos, sin exclusión de ningún tipo, tengan pronto la posibilidad de protegerse con la vacuna". A continuación, el Papa agradeció a los 30 santuarios que animaron la oración durante este mes y destacó la importante "participación del pueblo de Dios".
En los jardines vaticanos se congregaron alrededor de 300 personas. El rezo del Rosario comenzó con la procesión del icono de la Virgen María "que desata los nudos", conservado en Augsburgo. El obispo Bertram Johannes Meier guió la oración acompañado por un grupo de scouts, algunas familias y religiosos. Participaron también los niños que recibieron la primera comunión en la parroquia de Santa Maria della Grotticella de Viterbo, la primera parroquia de Italia que ha ofrecido sus instalaciones para la administración de la vacuna contra el coronavirus.
En la oración, el pedido a la Virgen fue que "afloje los nudos que nos oprimen material y espiritualmente". Durante el rezo, se turnaron algunos jóvenes de Acción Católica, familias compuestas por recién casados o parejas que esperan un hijo y una familia de sordos en la que nació una vocación religiosa.
El Papa le confió a la Virgen cinco intenciones, cinco "nudos" que desatar, para alimentar la esperanza en la humanidad. El primer nudo es el de las relaciones heridas, la soledad y la indiferencia, que se han profundizado en estos tiempos. El segundo nudo es el del desempleo, con especial atención al desempleo juvenil, femenino, al de los padres de familia y al de los que intentan defender a sus empleados y "para la reanudación de la actividad laboral". El tercer nudo es el drama de la violencia, en particular la que se origina en la familia hacia las mujeres o estalla en las tensiones sociales generadas por la incertidumbre de la crisis. El cuarto nudo se refiere al progreso humano, que la investigación científica está llamada a apoyar, compartiendo los descubrimientos para que sean accesibles a todos, y para que "incluso en el sector de la salud cese la lógica económica y todos sean asistidos, especialmente los pobres y los más débiles y necesitados". El quinto nudo es el de la pastoral con la oración, para "desatar el nudo que nos impide retomar la vida pastoral, la vida sacramental y la vida caritativa en nuestras comunidades".
Al final de la oración, Francisco coronó la imagen, que es una réplica de la que se conserva en Augsburgo y que le fue donada.
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