28/09/2014, 00.00
VATICANO
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Papa: "no hay futuro para el pueblo" sin el encuentro entre jóvenes y ancianos, cuando se "descartan a los ancianos"

Al encuentro "La bendición de la larga vida", también estaba Benedicto XVI, "el abuelo sabio de casa". "Cuántas veces se descartan a los ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia". "¡Sean bienvenidas las casas para ancianos... siempre que sean verdaderas casas, y no prisiones!". El testimonio de 2 ancianos escapados del Kurdistán iraquí: "la violencia sobre los ancianos es inhumana, como también aquella sobre los niños".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- "No hay futuro para el pueblo" sin el encuentro entre generaciones y si lo jóvenes que "viven de manera más fuerte la necesidad de hacerse más autónomos de sus padres" no "recuperan el encuentro", "si no se encuentra un equilibrio nuevo, fecundo entre generaciones, lo que deriva es un grave empobrecimiento para el pueblo, y la libertad que predomina en la sociedad es una libertad falsa, que casi siempre se transforma en autoritarismo".

Hoy en la plaza, había tantos cabellos blancos, por el encuentro de: "La bendición de la larga vida", promovido por el Pontificio Concejo para la familia: "abuelos" de los cuales el Papa Francisco escuchón narraciones y testimonios y para los cuales ha concelebrado la misa junto a 100 sacerdotes ancianos.

Para el Papa Francisco el encuentro de hoy fue también ocasión para hablar de acogida y volver a condenar la cultura del "descarte". "No siempre-observa- el anciano, el abuelo, la abuela, tiene una familia que lo puede recibirlo. Y entonces: ¡bienvenidas las casas para ancianos...siempre que no sean prisiones! Y sean para los ancianos, y no ¡para los intereses del algún otro! No deben existir institutos donde los ancianos vivan olvidados, como escondidos, y mal cuidados. Me siento cerca a tantos ancianos que viven en esos institutos, y pienso con gratitud a cuántos van a visitarlos y se ocupan de ellos. Las casas para ancianos deberían ser "pulmones" de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia; deberían ser santuarios de "santuarios de humanidad donde quien es viejo y débil es atendido y custodiado como un hermano o una hermana mayor. ¡Hace tanto bien ir a visitar a un anciano! Miren a nuestros jóvenes: a veces los vemos tristes y sin ganas de nada; ¡van a visitar a un anciano y se vuelven alegres!" Y en cambio, cuántas veces se descartan a los ancianos, se descartan a los niños, los jóvenes porque no tienen trabajo y se descartan a los ancianos con la pretensión de mantener un sistema económico equilibrado al centro del cual está el dios dinero. Estamos todos llamados a contratar esta venenosa cultura del descarte, los cristianos con todos los hombres de buena voluntad llamados a construir una sociedad más humana, paciente e inclusiva".

Antes de la celebración eucarística, en el momento de los testimonios, hubo un significativo encuentro con Mubarack, prófugo del Kurdistán iraquí que estaba con su esposa Aneesa. Casados de hace 51 años, tienen 10 hijos y 12 nietos. Del testimonio de Mubarack y su mujer "escapados de una violenta persecución", habló el Papa saludando a los presentes. "Es muy bello- dijo- que hayan venido hoy: es un regalo para la Iglesia. Y nosotros les ofrecemos nuestra cercanía, nuestra oración y nuestra ayuda concreta. La violencia sobre los ancianos es inhumana, como también aquella sobre los niños. ¡Pero dios no los abandona, está con ustedes! Con su ayuda ustedes son y continuarán siéndolo memoria para vuestro pueblo; y también para nosotros, para la gran familia que es la Iglesia. ¡Gracias! "Estos hermanos no testimonian que también las pruebas más difíciles, los ancianos que tienen fe son como los árboles que continúan dando fruto. Y esto es válido también en las situaciones más simples, pero donde pueden existir otras tentaciones, y otras formas de discriminación". "En aquellos países- agregó poco después- donde la persecución religiosa fue cruel- pienso, por ejemplo en Albania, done fui el domingo pasado- en estos países fueron los abuelos los que llevaban de escondidas a bautizar a sus niños, a donarles la fe. ¡Bravos! Fuero valientes en la persecución y ¡han salvado la fe en estos países!".

El encuentro con los ancianos tuvo también la gracia de la vuelta a la plaza de S. Pedro de Benedicto XVI, recibido con gran alegría por los presentes y saludado afectuosamente por Francisco. "Yo- dirá poco después- a propósito de la presencia del Papa emérito- dije tantas veces que me alegraba mucho que él viviese aquí en el Vaticano, porque era como tener al abuelo sabio en casa. ¡Gracias!"

En la homilía, comentando el Evangelio de hoy, que habla de la visita de María e Isabel, el Papa lo define "Evangelio del encuentro entre los jóvenes y los ancianos: un encuentro lleno de alegría, lleno de fe y lleno de esperanza- María- agregó- es joven, muy joven. Isabel es anciana, pero en ella se manifestó la misericordia de Dios y de hace seis meses, con el marido Zacarías, están esperando un  hijo. María, también en esta circunstancia, nos muestra el camino: ir a visitar a la anciana pariente, estar con ella, ciertamente para ayudarla, pero también y sobre todo para aprender de ella, que es anciana, una sabiduría de vida".

"La primera lectura, con una variedad de expresiones, refleja el cuarto mandamiento: "Honrarás a tu padre y a tu madre, para que se alarguen tus días en el país que el Señor, tu Dios, te da".

"El mismo mensaje nos viene de la exhortación del apóstol Pablo dirigida a Timoteo y, a través de él a la comunidad cristiana. Jesús no ha abolido la ley de la familia y del paso entre generaciones, sino que la lleva a su cumplimiento. El Señor ha formado una nueva familia, en la cual sobre sus ligámenes de sangre prevalece la relación con Él y el de hacer la voluntad de Dios Padre. Pero el amor por Jesús y por el Padre lleva a cumplimiento el amor por los padres, por los hermanos, por los abuelos, renueva las relaciones familiares con  la linfa del Evangelio y del Espíritu Santo. Y así Pablo aconseja a Timoteo, que es Pastor y por tanto padre de una comunidad, de tener respeto por los ancianos y los familiares, y exhorta a hacerlo con actitud filial: el anciano "como si fuese tu padre", "las mujeres ancianas como madres" (Cfr. Tm 5,1). El jefe de la comunidad no está dispensado de esta voluntad de Dios, es más, la caridad de Cristo lo empuja a hacerlo con un amor más grande. Como la Virgen María, que si bien se convirtió en la Madre del Mesías, se siente alentada por el amor de Dios, que en ella se está encarnando, a correr a lo de la anciana pariente.

Y volviendo entonces a este "ícono" lleno de alegría y de esperanza, llena de fe, llena de caridad. Podemos pensar que la Virgen María, estando en la casa de Isabel, habrá sentido a ella y al marido rezar con las palabras del Salmo responsorial de hoy: "Eres Tú, i Señor, mi esperanza, mi confianza, desde mi juventud...No me arrojes al tiempo de mi vejez, no me abandones cuando se debilitan mis fuerzas... Llegada la vejez y los cabellos blancos, Oh Dios, no me abandones, hasta que yo pueda anunciar tu potencia, a todas las generaciones tus empresas". (Sal 71-5-9-18). La joven María escuchaba, y custodiaba todo en su corazón. La sabiduría de Isabel y Zacarías enriqueció su joven espíritu; no eran expertos en maternidad y paternidad, porque para ellos era la primera gravidez, pero eran expertos en la fe, expertos de Dios, expertos en aquella esperanza que viene de Él: es de esto que el mundo tiene necesidad, y en cada tiempo. María supo escuchar a estos padres ancianos y llenos de estupor, hizo tesoro de su sabiduría, y esta fue preciosa para ella, en su camino de mujer, de esposa, de mamá.

Así la Virgen María nos muestra el camino: el camino del encuentro entre los jóvenes y los ancianos. El futuro de un pueblo supone necesariamente este encuentro: los jóvenes dan la fuerza para hacer caminar al pueblo y los ancianos aumentan esta fuerza con la memoria y la sabiduría popular.

A María, dice al final, en el Ángelus, el Papa confía el Sínodo que se iniciará el domingo próximo. El domingo próximo- dice- iniciará la Asamblea Sinodal sobre el tema de la familia, por esto invito a todos, individuos y comunidades, a rezar por este importante evento y confío estas intenciones de María "Salus Populi Romani".

 

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