Papa: menos gastos en Navidad y más cercanía con los que sufren en Ucrania
Al terminar la audiencia general de hoy Francisco invitó a elegir "regalos más humildes" y destinar lo que se ahorre a la solidaridad. En su catequesis abordó el tema de la vigilancia: "Cuando confiamos demasiado en nosotros mismos y no en la gracia de Dios, el Maligno encuentra la puerta abierta".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Tengamos una Navidad más humilde, con regalos más humildes, y enviemos lo que ahorramos al pueblo ucraniano que lo necesita”, dijo hoy el Papa Francisco a los fieles reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano para el habitual encuentro de la audiencia general de los miércoles.
El pontífice renovó una vez más su invitación a mostrar “nuestra cercanía al martirizado pueblo ucraniano, perseverando en la oración ferviente por estos hermanos y hermanas nuestros que tanto sufren”. Sufren mucho –añadió Francis-, tienen hambre, tienen frío. Y muchos mueren porque no hay médicos ni enfermeras disponibles". Por eso exhortó a acoger el mensaje de solidaridad que Jesús lleva a todos en Navidad con un gesto concreto: "Es hermoso celebrar la Navidad y pasarlo bien -advirtió- pero bajemos un poco el nivel de los gastos navideños. Vivamos una Navidad en paz con el Señor, pero con los ucranianos en el corazón".
Previamente el Papa -continuando el tema del discernimiento- se refirió en su catequesis a la vigilancia, "una actitud esencial -explicó- para que no se pierda todo el trabajo realizado para discernir lo mejor y tomar la decisión correcta". Incluso en el discernimiento existe, de hecho, el riesgo de que "el maligno pueda arruinar todo, haciéndonos volver al punto de partida, es más, a una condición aún peor".
“No se trata de un peligro de orden psicológico, sino de orden espiritual -explicó Francisco-, una verdadera insidia del espíritu malo. Este, de hecho, espera precisamente el momento en el que estamos demasiado seguros de nosotros mismos, cuando todo va bien, cuando las cosas van 'como la seda' y tenemos, como se dice, 'el viento en popa'”. El Papa citó una parábola del Evangelio (Mt 12, 43-45) en la que Jesús habla del espíritu impuro que, cuando regresa a la casa de la que había salido, "la encuentra desocupada, barrida y adornada" y se introduce en ella junto con otros "siete espíritus peores que él".
“Nos preguntamos -comentó el pontífice- ¿cómo es posible que puedan entrar tranquilos? ¿Por qué el dueño no se da cuenta? ¿No había sido tan bueno al hacer el discernimiento y expulsarlos?”. “Quizás por eso mismo -advirtió el Papa- se había enamorado demasiado de la casa, es decir, de sí mismo, y había dejado de esperar al Señor, de esperar la venida del Esposo; quizá por miedo a arruinar todo ese orden ya no acogía a nadie, no invitaba a los pobres, a los sin techo, esos que molestan… Una cosa es cierta: aquí se trata del orgullo malo, la presunción de ser justos, de ser buenos, de ser correctos. Cuando confiamos demasiado en nosotros mismos y no en la gracia de Dios, entonces el Maligno encuentra la puerta abierta”.
23/12/2015