Papa: los pobres son las primeras víctimas del cambio climático

El mensaje de Francisco para la Jornada Mundial de la Creación que la Iglesia celebra el 1 de septiembre. Llamamiento con vistas a la COP27 que se celebrará en Sharm el Sheikh en noviembre de 2022: "Que los países más ricos tomen medidas más ambiciosas y mantengan las promesas sobre los compromisos financieros para ayudar a los más vulnerables. Los retrasos de los demás no justifican la propia inacción”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “El estado de degradación de nuestra casa común merece la misma atención que otros desafíos globales como las graves crisis sanitarias y los conflictos bélicos”, afirma el Papa Francisco en el mensaje para la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación, que por su voluntad la Iglesia celebra el 1 de septiembre. El texto -titulado "Escucha la voz de la creación"- fue presentado hoy en el Vaticano junto con el "Tiempo de la creación", un mes ecuménico especial de atención a este tema que durará hasta la fiesta de San Francisco el 4 de octubre.

En su mensaje, el Papa Francisco invita a escuchar “un coro de amargos clamores” que surgen hoy con respecto a la creación. “En primer lugar -dice el texto- es la hermana madre tierra la que clama. A merced de nuestros excesos consumistas, ella gime y nos suplica que detengamos nuestros abusos y su destrucción”. Claman las "innumerables especies que se extinguen", víctimas de lo que el pontífice -retomando la encíclica Laudato Sì- define como un "antropocentrismo despótico". Pero también gritan “los más pobres entre nosotros” quienes, “expuestos a la crisis climática, son los que más sufren el impacto de las sequías, las inundaciones, los huracanes y las olas de calor, que siguen siendo cada vez más intensos y frecuentes”. Y luego los pueblos originarios, cuyas tierras están siendo “invadidas y devastadas por todas partes por intereses económicos depredadores”, así como los jóvenes que “ansiosamente nos piden a los adultos que hagamos todo lo posible para evitar o al menos limitar el colapso de los ecosistemas de nuestro planeta”.

Al escuchar estos gritos - dice el Papa - "debemos arrepentirnos y cambiar los estilos de vida y los sistemas nocivos". Porque la llamada evangélica a la conversión "implica también una relación diferente con los demás y con la creación". Una conversión -aclara el pontífice- que no es sólo personal sino también comunitaria.

En este sentido, el Papa Francisco invita a tener en cuenta las próximas reuniones promovidas por las Naciones Unidas sobre el tema ambiental, comenzando por la COP27, la conferencia sobre el clima que se realizará en Sharm el Sheikh en Egipto en noviembre de 2022. Recordando la reciente adhesión formal del Vaticano al Acuerdo de París, el pontífice afirma que “alcanzar el objetivo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C es todo un reto y requiere la cooperación responsable de todas los países para presentar planes climáticos o contribuciones determinadas a nivel nacional más ambiciosas, para reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero a cero con la mayor urgencia posible”. “En la base de todo -continúa- debe estar la alianza entre el ser humano y el medioambiente que, para nosotros los creyentes, es un espejo del «amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos»".

Francisco también cita la cumbre Cop15 sobre la biodiversidad, que se llevará a cabo en Canadá en diciembre: "Para detener un mayor colapso de la 'red de vida', la biodiversidad, que Dios nos ha dado, oramos e invitamos a las naciones a ponerse de acuerdo sobre cuatro principios fundamentales: 1-construir una base ética clara para la transformación que necesitamos para salvar la biodiversidad; 2-luchar contra la pérdida de la biodiversidad; 3-promover la solidaridad global; 4-poner en el centro a las personas en situación de vulnerabilidad”.

Por último, recuerda que existe una "deuda ecológica de las naciones económicamente más ricas, que son las que más han contaminado en los dos últimos siglos", el Papa Francisco les pide "tomar medidas más ambiciosas tanto en la COP27 como en la COP15": con "una acción decidida dentro de sus fronteras”, pero también “cumplir sus promesas de apoyo financiero y técnico a los países económicamente más pobres, que ya están sufriendo el mayor peso de la crisis climática”. Sugiere asimismo “más ayudas financieras para la conservación de la biodiversidad”. Pero aclara que los países económicamente menos ricos no están eximidos de responsabilidades importantes: “los retrasos de los demás - concluye - nunca pueden justificar su propia inacción. Todos debemos actuar con decisión”.