Papa: liberación inmediata de los rehenes israelíes, preocupación por el asedio total a Gaza
Nuevo apelo de Francisco a israelíes y palestinos en la audiencia general: "Rezo por las familias que han visto cómo un día de fiesta se convertía en un día de luto. Quien es atacado tiene derecho a defenderse, pero también en Gaza hay muchas víctimas inocentes. Medio Oriente no necesita la guerra, sino una paz construida sobre la justicia, el diálogo y la fraternidad". "Que se ayude al Afganistán asolado por el terremoto". En la catequesis, el ejemplo de Santa Josefina Bakhita, la antigua esclava a la que el perdón convirtió en "una mujer de paz y artífice de paz".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Un pedido por la inmediata liberación de las decenas de rehenes israelíes en poder de Hamas. Pero también una profunda preocupación por el asedio total bajo el que viven los palestinos de Gaza. Y el horizonte de una paz "construida sobre la justicia, el diálogo y el coraje de la fraternidad" como única solución. Esta mañana el Papa Francisco ha vuelto a hablar de la guerra entre Hamás e Israel y de su pesada carga de víctimas al final de la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro ante los fieles.
"Continúo siguiendo con dolor y aprensión lo que está sucediendo en Israel y Palestina -dijo el Pontífice-. Tantas personas muertas, otras heridas. Rezo por las familias que han visto cómo un día de fiesta se convertía en un día de luto. Pido que los rehenes sean liberados inmediatamente. Quien es atacado tiene derecho a defenderse -añadió-, pero me preocupa mucho el asedio total bajo el que viven los palestinos en Gaza, donde también hubo muchas víctimas inocentes. El terrorismo y el extremismo no ayudan a alcanzar una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, sino que alimentan el odio, la violencia y la venganza y sólo hacen sufrir a unos y otros. Medio Oriente no necesita la guerra sino la paz, una paz construida sobre la justicia, el diálogo y el coraje de la fraternidad".
Ayer por la tarde, el padre Gabriel Romanelli, párroco de la parroquia latina de la Sagrada Familia de Gaza, había dado a conocer una llamada telefónica realizada por Francisco a la pequeña comunidad católica de la Franja, una vez más en primera línea de este conflicto. Mientras hoy -exhortando al rezo del Rosario por la paz- el pontífice invitaba a todos a no olvidar a la atormentada Ucrania incluso ante estas nuevas y dramáticas noticias de muerte.
En la audiencia general también quiso dirigir un pensamiento especial a la población de Afganistán golpeada en estas horas por un devastador terremoto que ha causado miles de muertos. "Invito a todos los hombres de buena voluntad a ayudar a este pueblo ya tan duramente probado -dijo Francisco-, contribuyendo con espíritu de fraternidad a aliviar el sufrimiento de la gente y a sostener la necesaria reconstrucción".
En su catequesis -continuando el ciclo de reflexiones sobre la pasión evangelizadora-, el pontífice centró su atención en la figura de santa Josefina Bakhita (1869-1947), la ex esclava de la región sudanesa de Darfur que más tarde fue liberada y se hizo monja, "testigo de la fuerza transformadora del perdón de Cristo".
"Los sufrimientos físicos y morales que padeció de niña la dejaron sin identidad", recordó el Papa, "padeció la maldad y la violencia: llevaba más de cien cicatrices en el cuerpo. Pero ella misma testimonió: 'Como esclava nunca desesperé, porque sentía una fuerza misteriosa que me sostenía'". ¿Cuál es el secreto de Santa Bakhita? - Francisco preguntó: "Sabemos que a menudo el herido hiere a su vez; el oprimido se convierte fácilmente en opresor. En cambio, la vocación del oprimido es liberarse a sí mismo y a los opresores, convirtiéndose en restaurador de la humanidad. Sólo en la debilidad del oprimido puede revelarse el poder del amor de Dios, que libera a ambos".
"El perdón la hizo libre", señaló el Papa. "El perdón recibido primero por el amor misericordioso de Dios, y luego el perdón dado, la convirtieron en una mujer libre, alegre, capaz de amar. Se trata, pues, de una liberación personal del opresor que lleva dentro y que no le permite vivir, saborear la alegría de los gestos sencillos y de la vida cotidiana, de la atención a los demás, del servicio humilde y de las relaciones sinceras. Así, Bakhita pudo vivir el servicio no como esclavitud, sino como expresión del don gratuito de sí misma. Esto es muy importante: convertida en sierva forzada, eligió libremente convertirse en sierva, llevar sobre sus hombros las cargas de los demás. Durante los dramáticos periodos de las dos guerras mundiales, llevó consuelo y esperanza a los habitantes de Schio, en el Véneto. El perdón -concluyó- hizo de ella una mujer pacífica y pacificadora, una mujer libre y liberadora. Su vida es un verdadero milagro de Dios".