Papa: la misión no es para bateadores libres, pues vive de la fraternidad

En el Ángelus y en la misa con la comunidad de la República Democrática del Congo -país al que tenía previsto viajar hoy- Francisco se detuvo en el equipamiento, el mensaje y el estilo del misionero. Hizo un nuevo llamamiento por la paz en Ucrania y en todos los demás países: no a un mundo dividido entre potencias en conflicto; sí a un mundo unido, en el que pueblos y civilizaciones se respetan mutuamente.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "La misión evangelizadora no se basa en el activismo personal, sino en el testimonio del amor fraterno, incluso a través de las dificultades de la convivencia". Lo dijo hoy el Papa Francisco, al dirigirse a los fieles presentes en Plaza San Pedro para el rezo del Ángelus.

Al comentar el pasaje del Evangelio de Lucas en el que Jesús envía a 72 discípulos "de dos en dos" a predicar en las aldeas, el pontífice subrayó que la misión no es algo para "solitarios". "Los discípulos -explicó- no son ‘bateadores libres', predicadores que no saben ceder la palabra a otro. Es ante todo la vida misma de los discípulos la que anuncia el Evangelio: el modo en que están juntos, su respeto mutuo, el hecho de no querer demostrar que son más capaces que el otro, su referencia común al único Maestro. Se pueden elaborar planes pastorales perfectos -añadió-, poner en marcha proyectos bien elaborados, organizarse hasta el más mínimo detalle; se pueden convocar multitudes y disponer de muchos medios; pero si no existe una disponibilidad a la fraternidad, la misión evangélica no avanza".

Hoy, domingo, el Papa debía viajar a África, pero el viaje fue aplazado por problemas de salud. Francisco quiso celebrar primero la misa en la Basílica de San Pedro junto a la comunidad romana de la República Democrática del Congo, país que iba a visitar junto a Sudán del Sur. En su homilía de la celebración, se detuvo en las "tres sorpresas misioneras" que Jesús tenía reservadas para los discípulos. La primera tiene que ver con el equipamiento: Jesús no dice lo que hay que llevar, pero sí se detiene en lo que no deben traer consigo. "Solemos pensar que nuestras iniciativas eclesiales no funcionan bien porque nos faltan estructuras, dinero y medios: esto no es cierto. Y es Jesús mismo quien lo desmiente. No depositemos nuestra confianza en las riquezas y no temamos nuestra pobreza, material y humana. Cuanto más libres y sencillos, pequeños y humildes somos, más guía el Espíritu Santo la misión y nos hace protagonistas de sus maravillas"

Jesús también sorprende a los apóstoles con el mensaje que les confía, apenas dos frases: "En cualquier casa en la que entren, primero digan: paz a esta casa". "La paz -comentó Francisco- empieza por nosotros; por ti y por mí, por el corazón de cada uno. Si vives su paz, Jesús viene, y tu familia, tu sociedad cambia. Cambian si, ante todo, tu corazón no está en guerra, si no está armado de resentimiento e ira, si no está dividido, si no es doble y falso. Si logras poner paz y orden en tu corazón, desactivar la codicia, extinguir el odio y el rencor, huir de la corrupción, el engaño y las trampas. La paz comienza desde ahí”

Y luego, el otro contenido que Jesús confía a los apóstoles antes de enviarlos a la misión es: "El Reino de Dios está cerca". "La esperanza y la conversión -señaló el pontífice- vienen de aquí: de creer que Dios está cerca y vela por nosotros. Él es el Padre de todos, quiere que todos seamos hermanos. Si vivimos bajo esta mirada, el mundo dejará de ser un campo de batalla, para convertirse en un jardín de paz; la historia no será una carrera para llegar primero, sino una peregrinación que se hace unidos".

Por último, Franciscó se refirió al estilo de la misión: ser "corderos en medio de lobos". Y advirtió que esto “no significa ser ingenuos, sino aborrecer todo instinto de supremacía y prepotencia, de codicia y posesión. El que vive como un cordero no ataca, no es voraz: se queda en el rebaño, con los demás, y encuentra seguridad en su Pastor -no en la fuerza ni en la arrogancia, y tampoco en la avidez de dinero y bienes".

Por último, al final del Ángelus, como cada domingo, el pensamiento del Pontífice se centró en la guerra. "Sigamos rezando por la paz en Ucrania y en todo el mundo", dijo. "Hago un llamamiento a los líderes de las naciones y de las organizaciones internacionales para que reaccionen ante la tendencia a acentuar el conflicto y la oposición". “El mundo necesita paz. No una paz basada en el equilibrio de las armas, en el miedo mutuo”. “La crisis ucraniana”, añadió, “todavía puede convertirse en un reto para los estadistas sabios, capaces de construir, en el diálogo, un mundo mejor para las nuevas generaciones. Con la ayuda de Dios, esto siempre es posible. Pero para ello necesitamos pasar de las estrategias de poder político, económico y militar a un proyecto de paz global: decir “‘no’ a un mundo dividido entre potencias en conflicto”; y decir “‘sí’ a un mundo unido entre pueblos y civilizaciones que se respeten mutuamente"