Papa: la Iglesia no es eurocéntrica, en Oriente he encontrado aire de primavera
En la audiencia general celebrada hoy en la Plaza de San Pedro, Francisco recorrió las etapas del viaje apostólico que en los últimos días le ha llevado a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. «He encontrado comunidades vivas que crecen por atracción. Me ha alegrado el corazón poder pasar algún tiempo con los misioneros y catequistas de hoy».
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - «Al pensar en la Iglesia somos todavía demasiado eurocéntricos. En realidad, la Iglesia es mucho más grande que Roma y Occidente y está más viva». Lo dijo hoy el Papa Francisco dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la audiencia general de los miércoles.
Como es habitual -en la primera cita tras sus viajes apostólicos- el Papa Francisco quiso hacer balance de los doce días pasados en Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Destacó el carácter específico de estas visitas, que son viajes «para llevar la palabra del Señor, para darlo a conocer, y también para conocer las almas de los pueblos, lo que es una experiencia muy hermosa». También dijo que en este viaje se reencontró con Pablo VI, que en 1970 fue el primer pontífice «que voló hacia el sol naciente», visitando varios países asiáticos y llegando hasta las islas Samoa. «Intenté seguir su ejemplo», comentó, »pero, con algunos años más que él, me limité a cuatro países. Doy gracias al Señor, que me ha permitido hacer como Papa anciano lo que me hubiera gustado hacer como joven jesuita, ir como misionero allí». Pero, sobre todo, Francisco subrayó la vitalidad de las Iglesias con las que se encontró: «Lo he vivido de manera emocionante -dijo-, encontrándome con esas comunidades, escuchando los testimonios de sacerdotes, monjas, laicos, especialmente catequistas. Iglesias que no hacen proselitismo, sino que crecen por atracción».
En Indonesia -dijo- he tenido la confirmación de cómo la compasión es el camino por el que los cristianos pueden y deben caminar para dar testimonio de Cristo Salvador y al mismo tiempo encontrarse con las grandes tradiciones religiosas y culturales». Recordando el túnel de la amistad que une la catedral y la mezquita, comentó: «Allí he visto que la fraternidad es el futuro, es la respuesta a la anticivilidad, a las tramas diabólicas del odio, de la guerra e incluso del sectarismo».
De Papúa Nueva Guinea, citó la «belleza de una Iglesia misionera y en salida». Citando las más de ochocientas lenguas habladas, las describió como «un ambiente ideal para el Espíritu Santo, que ama hacer resonar el mensaje del Amor en la sinfonía de las lenguas». «Me alegró el corazón poder pasar algún tiempo con los misioneros y catequistas de hoy», añadió, citando su visita a Vanimo, donde “los misioneros están entre la selva y el mar y van a buscar hasta las tribus más escondidas”. Relanzó el reto de un verdadero encuentro con estos pueblos porque «la fe debe ser inculturada y las culturas deben ser evangelizadas».
Sobre Timor Oriental, recordó cómo en este país la Iglesia ha «compartido el proceso de independencia con todo el pueblo, orientándolo siempre hacia la paz y la reconciliación. No se trata de una ideologización de la fe, no, es la fe la que se hace cultura y al mismo tiempo la ilumina, purifica y eleva». Pero, sobre todo, el Papa se declaró «impresionado por la belleza de ese pueblo: un pueblo probado pero alegre, un pueblo sabio en el sufrimiento. Un pueblo que no sólo genera muchos hijos, sino que les enseña a sonreír. Y esto es una garantía para el futuro». En Timor Oriental respiré el aire de la primavera».
Por último, Singapur, «un país muy diferente de los otros tres: una ciudad-estado, muy moderna, el polo económico y financiero de Asia y más allá». Donde los cristianos «son minoría, pero siguen formando una Iglesia viva, comprometida en generar armonía y fraternidad entre las diferentes etnias, culturas y religiones». Incluso en la rica Singapur están los 'pequeños'», observó el Pontífice, “que siguen el Evangelio y se convierten en sal y luz, testigos de una esperanza más grande que la que pueden garantizar las ganancias económicas”.
Renovando su agradecimiento por la acogida recibida, Francisco pidió a Dios que bendiga a estos pueblos y los guíe por el camino de la paz y la fraternidad.
A continuación, el Pontífice volvió a llamar a todos a la oración por la paz durante su saludo a los peregrinos de lengua italiana: «No olvidemos que la guerra es una derrota -dijo-. No olvidemos Palestina, Israel, la atormentada Ucrania, Myanmar y tantos lugares donde hay feas guerras. Que el Señor nos dé a todos un corazón que busque la paz».
Francisco recordó también la Jornada Mundial del Alzheimer, que se celebrará el sábado 21 de septiembre: «Recemos para que la ciencia médica pueda ofrecer pronto perspectivas de curación para esta enfermedad y para que se activen cada vez más intervenciones de apoyo a los enfermos y a sus familias».
Antes -antes de comenzar su discurso- había llamado a dos de los empleados del Vaticano que habían leído las traducciones a las distintas lenguas para que se presentaran a los peregrinos y anunció que se casarían el próximo sábado. «Es hermoso ver cuando el amor nos lleva a formar una nueva familia», había comentado, “he querido presentarlos para dar gracias al Señor”.
