Papa: hijas de los celos y envidias, las habladurías, "armas del diablo" destruyen la comunidad
Ciudad del Vaticano (AsiaNews). Celos y envidia crean amargura en quien las prueba y crean habladurías. "Y las habladurías dividen a la comunidad, destruyen la comunidad. Son las armas del diablo". Lo dijo hoy el Papa durante la misa celebrada esta mañana en la casa S. Marta, en la cual ha invitado a rezar para que en las comunidades cristianas no se siembren estos males.
El Papa, refiere la Radio Vaticana, comentó el pasaje de la Biblia que narra la victoria de los israelitas contra los filisteos gracias al coraje del joven David. La alegría de la victoria se transforma inmediatamente en tristeza y celos para el rey Saúl, frente a las mujeres que alaban a David por haber matado a Goliat. Entonces, "aquella victoria comienza a transformarse en derrota en el corazón del rey" en el cual se insinúa, como sucede con Caín, el "gusano de los celos y de la envidia". Y como Caín con Abel, el rey decide matar a David. "Así los celos en nuestro corazones es una inquietud mala, que no tolera que un hermano o una hermana tenga algo que yo no tengo". Saúl, "en vez de alabar a Dios, como hacían las mujeres de Israel, por esta victoria, prefiere cerrarse en sí mismo, lamentarse" y "cocinar sus sentimientos en el caldo de la amargura".
"Los celos llevan a matar. La envidia lleva a matar. Fue justo esta puerta, la puerta de la envidia, por la cual entró el diablo al mundo. La Biblia dice: "Por la envidia del diablo entró el mal en este mundo". Los celos y la envidia abren la puerta a todas las cosas malas. También divide la comunidad, cuando sufre algún miembro-de envidia, de celos, termina dividida. Uno contra otro. Es un veneno fuerte este. Es un veneno que encontramos en la primera página de la Biblia con Caín".
En el corazón de una persona tocada por los celos y por la envidia suceden "dos cosas clarísimas". La primera es la amargura. "La persona envidiosa, la persona celosa es una persona amarga: no sabe cantar, no sabe alabar, no sabe qué es la alegría, siempre mira "qué tiene aquel que yo no tenga". Y esto lo lleva a la amargura, una amargura que se difunde por toda la comunidad. Son, estos, sembradores de amargura. Y la segunda actitud, que lleva a los celos y a la envidia, son las habladurías. Porque este no tolera que aquel tenga algo, la solución es bajar al otro, para que yo esté un poco más alto. Es el instrumento de las habladurías. Busca siempre y verás que detrás de una habladuría están los celos y la envidia. Y las habladurías dividen a la comunidad, destruyen a la comunidad. Son las armas del diablo".
"Cuántas comunidades cristianas" andaban bien, pero luego en uno de los miembros entró el gusano de los celos y de la envidia y con éstos, la tristeza, el resentimiento de los corazones y las habladurías. "una persona que está bajo el influjo de la envidia y de los celos mata", como dice el Apóstol Juan. "Quien odia a su hermano es un homicida". Y "el envidioso, comienza a odiar a su hermano".
"Hoy, en esta Misa- la conclusión del Papa- recemos por nuestras comunidades cristianas, para que este semen de los celos no se siembre entre nosotros, para que la envidia no tome lugar en nuestro corazón, en el corazón de nuestras comunidades y así podamos ir adelante con la alabanza del Señor, alabando al Señor, con la alegría. Es una gran gracia, la gracia de no caer en la tristeza, en el ser resentidos, en los celos y en la envidia".
24/01/2020 17:14
16/02/2017 13:15