Papa: escuchar a las personas que migran para llevarles a Jesús

Las dificultades de la misión frente al fenómeno migratorio actual, en el discurso pronunciado por Francisco al dirigirse a los Scalabrinianos. “¡Cuántas historias hay en el corazón de los que migran! Historias bellas y horribles. El peligro es que éstas sean eliminadas: las que son horribles, obviamente que sí, pero también aquellas bellas, porque recordarlas hace sufrir. Y el riesgo es que el migrante se convierta en una personas desarraigada”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Frente al fenómeno migratorio actual, que es muy vasto y complejo”, es necesario “escuchar a las personas, escuchar la historia de las comunidades, sobre todo, las esperanzas decepcionadas, las esperas de los corazones, las pruebas de la fe”, porque “la evangelización se hace caminando con la gente”. Las dificultades de la misión de hoy en día fueron el tema central del discurso que el Papa Francisco pronunció al dirigirse a los miembros de la Congregación de los misioneros de San Carlos Borromeo, los Scalabrinianos, que se encuentran reunidos en Rocca di Papa desde el 9 de octubre pasado hasta el próximo 4 de noviembre, con ocasión del XV capítulo general ordinario, cuyo tema es “Encuentro y camino. Jesús caminaba con ellos”.

El Papa recordó el “testimonio profético” del beato Giovanni Battista Scalabrini, “más actual que nunca”, y reconoció que la misión de los Scalabrinianos hoy en día “se desarrolla en contextos difíciles, a veces caracterizados por actitudes de sospecha y de prejuicio, cuando no incluso de un rechazo hacia la persona extranjera”.

Es por eso que exhortó a llevar “el amor de Cristo a cuantos, alejados de su patria y de su familia, arriesgan sentirse incluso lejos de Dios”. “¡Cuántas historias hay en el corazón de los migrantes! –escribe el Papa. “Historias bellas y horribles. El peligro es que éstas sean eliminadas: las que son horribles, obviamente que sí; pero también aquellas bellas, puesto que recordarlas hace sufrir. Y de esta manera, el riesgo es que el migrante se convierta en una persona desarraigada, sin un rostro, sin una identidad. Y ésta es una pérdida gravísima, que puede evitarse con la escucha, caminando junto a las personas y junto a las comunidades de migrantes”. Y, “luego de haber escuchado, como Jesús, hay que entregar la Palabra y el signo del Pan que se parte”. “Es fascinante dar a conocer a Jesús a través de las Escrituras, a personas de culturas diversas; contarles acerca de su misterio de Amor: encarnación, pasión, muerte y resurrección. Compartir con los migrantes el asombro de una salvación que es histórica, situada [en tiempo y espacio], y sin embargo, universal, que es para todos”.

Por último, Francisco recordó la importancia de “dejarse renovar en la fe y en la esperanza por Jesús vivo, en la Palabra y en la Eucaristía”, y cultivar “una vida comunitaria saludable, sencilla pero que no sea banal, que no sea mediocre”, teniendo aprecio por “la comunión en la diversidad”. “Los aliento –concluyó- a proseguir también en el camino de la puesta en común con los laicos, afrontando juntos los desafíos que nos tocan hoy; así como a ocuparse de los caminos de formación permanente”.