Papa: en Oriente Medio, antes que las casas hay que reconstruir las 'piedras vivas'

En la audiencia a los participantes en la asamblea de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales Francisco habló sobre la difícil situación de una región víctima de la guerra y la violencia. Les pido que recen y los invito a hacerlo también por el encuentro que tendremos el 1 de julio con los responsables de las Iglesias cristianas del país, para que el Espíritu Santo nos guíe e ilumine”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Siria, y también Israel, Palestina, Líbano y Eritrea son países golpeados por la violencia, donde es necesario reconstruir casas y catedrales pero sobre todo "las piedras vivas que están heridas y dispersas", las personas. La audiencia de hoy a los participantes en la asamblea anual de la 'Reunión de obras de ayuda a las Iglesias orientales' (ROACO) brindó al Papa Francisco la oportunidad de expresar su preocupación por una región a la que está particularmente atento y renovar el llamado a la solidaridad con las Iglesias que trabajan en los lugares vinculados a la vida terrenal de Jesús.

En su discurso, Francisco recordó en primer lugar que pudo realizar ese viaje a Irak del que habló por primera vez precisamente en su encuentro con la ROACO en 2019.

"A pesar de la pandemia, este año ustedes han realizado reuniones extraordinarias, tanto para tratar la situación en Eritrea como para seguir la del Líbano, después de la terrible explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto. Y en este sentido, les agradezco el compromiso de apoyar al Líbano en esta grave crisis y les pido que recen y que inviten a hacerlo por el encuentro que tendremos el 1 de julio con los responsables de las Iglesias cristianas del país, para que el Espíritu Santo nos guíe e ilumine”.

El Papa también manifestó su inquietud por Tierra Santa, con Israel y Palestina, "pueblos para los que siempre soñamos que se despliegue en el cielo el arco de paz, que Dios ofreció a Noé como signo de la alianza entre el cielo y la tierra y de la paz entre los hombres (cf. Gn 9, 12-17). Sin embargo con demasiada frecuencia, incluso recientemente, esos cielos están surcados por artefactos que llevan destrucción, muerte y miedo". “El grito que se eleva desde Siria está siempre presente en el corazón de Dios, pero parece incapaz de tocar el de los hombres que tienen en sus manos el destino de los pueblos. No termina el escándalo de diez años de conflicto, los millones de desplazados internos y externos, las víctimas, la necesidad de una reconstrucción que sigue siendo rehén de la lógica partidista y la falta de decisiones valientes por el bien de esa atormentada nación”.

En el panorama de las zonas afectadas por la violencia, Francisco dijo que sigue “con inquietud la situación que se ha creado con el conflicto en la región de Tigray, en Etiopía, sabiendo que su alcance también incluye a la vecina Eritrea. Más allá de las diferencias religiosas y confesionales, somos conscientes de lo escencial que es el mensaje de Fratelli tutti cuando las rivalidades entre los grupos étnicos y las consiguientes luchas por el poder se erigen en sistema”.

“A través de ustedes - siguió diciendo - quiero hacer llegar mi agradecimiento a todas las personas que apoyan sus proyectos y que los hacen posibles. Muchas veces son simples fieles, familias, parroquias, voluntarios ..., que se saben 'todos hermanos’ y dedican parte de su tiempo y sus recursos a esas realidades de las que ustedes se ocupan. Me han dicho que en 2020 la Colecta para Tierra Santa pudo recaudar aproximadamente la mitad que en años anteriores. Sin duda influyeron los largos meses en los que la gente no pudo reunirse en las iglesias para las celebraciones, pero también la crisis económica provocada por la pandemia. Si por un lado esto es bueno para nosotros, porque nos obliga a una mayor esencialidad, no puede dejarnos indiferentes, sobre todo cuando pensamos en las calles desiertas de Jerusalén, sin los peregrinos que van a renovar su fe, y también debe alentarnos a expresar. una solidaridad concreta con las Iglesias y las poblaciones locales. Por eso renuevo mi llamado a todos, para que se redescubra la importancia de esa caridad, de la que ya hablaba san Pablo en sus Cartas y que san Pablo VI quiso reorganizar con la Carta Apostólica Nobis in Animo de 1974, que vuelvo a proponer en toda su actualidad y vigencia".

Por último, el Papa se refirió al Cáucaso. “Al final de mi viaje apostólico a Armenia, en 2016, junto con el Catholicos Karekin II soltamos palomas en el cielo, como signo y deseo de paz en toda la región del Cáucaso. Lamentablemente en los últimos meses ha vuelto a ser herida, y por eso les agradezco la atención que han dedicado a la realidad de Georgia y Armenia, para que la comunidad católica siga siendo signo y fermento de vida evangélica”.