Papa: el poder y el dinero serán vencidos por el amor. Ésa es la profecía de María
En la solemnidad de la Asunción, Francisco definió el Magnificat como "el canto de la esperanza" e invitó a no dejarse "atrapar por el pesimismo". Como la Virgen, dijo, "¿soy capaz de descubrir la obra de Dios, que a través de la mansedumbre y la pequeñez realiza grandes cosas?". Propuso a los fieles visitar un santuario mariano para rezar por la paz.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El Magníficat es un gran “regalo para el mundo”, un “canto de esperanza” que nos llama a no dejarnos atrapar por el pesimismo sobre la historia, dijo esta mañana el Papa Francisco a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus.
Comentando la famosa oración que hoy propone la liturgia en la solemnidad de la Asunción, el Papa se refirió especialmente a la descripción de la obra que Dios realiza en la historia, cuando María afirma que “derribó del trono a los poderosos, enalteció a los humildes, colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías” (Lc 1, 52-53). “Al escuchar estas palabras –observó Francisco– podríamos preguntarnos: ¿no estará exagerando un poco la Virgen, describiendo un mundo que no existe? De hecho, lo que dice no parece corresponder a la realidad; mientras ella habla, los poderosos de esa época no han sido derrocados: el temible Herodes, por ejemplo, se mantiene firme en su trono. Y los pobres y hambrientos también lo siguen siendo, mientras los ricos siguen prosperando”.
María -continuó Francisco- “no quiere hacer una crónica de ese momento, ella no es periodista, sino decirnos algo mucho más importante: que Dios, a través de ella, ha inaugurado un punto de inflexión en la historia, ha establecido definitivamente un nuevo orden de cosas . Ella, pequeña y humilde, fue elevada y llevada a la gloria del Cielo, mientras que los poderosos del mundo están destinados a quedarse con las manos vacías”.
Vale decir que en el Magníficat la Virgen anticipa esa "inversión de valores" que Jesús anunciará después, "cuando proclame bienaventurados a los pobres y a los humildes y advierta a los ricos y a los que confían en su propia autosuficiencia. La Virgen profetiza que no son el poder, el éxito y el dinero los que prevalecen, sino el servicio, la humildad y el amor. Y contemplándola en la gloria comprendemos que el verdadero poder es el servicio -no olvidemos esto: el verdadero poder es el servicio- y reinar significa amar",
Por eso el Papa invitó después a preguntarnos si esta nueva lógica que anuncia María toca realmente nuestra vida: "¿Creo que amar es reinar y servir es poder? ¿Creo que la meta de mi vida es el Cielo, el paraíso? ¿O solo me preocupo por las cosas materiales y terrenales? Es más, al observar los acontecimientos del mundo, ¿me dejo atrapar por el pesimismo o soy capaz, como la Virgen, de descubrir la obra de Dios, que a través de la mansedumbre y la pequeñez realiza grandes cosas? María - concluyó - hoy canta la esperanza y reaviva en nosotros la esperanza, porque en ella vemos la meta del camino. Ella nos muestra que el Cielo está al alcance de la mano. Sí, el cielo está al alcance de la mano si también nosotros no cedemos al pecado, alabamos a Dios con humildad y servimos a los demás con generosidad. Nuestra Madre nos toma de la mano, nos acompaña a la gloria, nos invita a alegrarnos pensando en el paraíso. Bendigamos a María con nuestra oración y pidámosle una mirada profética, capaz de vislumbrar el Cielo en la tierra”.
Al final del Ángelus, el Papa Francisco recordó a todos aquellos que, incluso en estos días, no pueden permitirse un período de descanso, y a las personas que están solas o enfermas. Expresó su “agradecimiento a quienes aseguran servicios esenciales para la comunidad”. Por último, propuso a todos los que tengan la oportunidad en este día dedicado a la Virgen a visitar un santuario mariano. “Sigamos invocando la intercesión de la Virgen -dijo- para que Dios conceda la paz al mundo y en particular al pueblo ucraniano”.
28/08/2016 13:40
15/08/2021 14:41