Papa: el matrimonio "va adelante" con las "tres palabras mágicas", la oración y la paz si alguna vez se discute
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Con las "tres palabras mágicas: permiso, gracias, y perdón", con la oración de la esposa por el esposo y del esposo por la esposa y hacer siempre la paz antes del final del día si se ha discutido "el matrimonio seguirá adelante". Es la "receta " con la que el papa Francisco concluyó su catequesis de la audiencia general, dedicada al matrimonio, el último de los sacramentos, a los que dedicó los discursos de los encuentros semanales.
Lo
han escuchado 60 mil personas, entre las que, como de costumbre, el Papa ha
paseado largamente pasando con el jeep blanco, del que descendió para saludar
de cerca de un grupo de niños que agitaban pompones rosados .
El
matrimonio, por lo tanto, en las palabras del Papa "nos conduce al corazón
del diseño de Dios, que es un diseño de alianza, de comunión. Al principio del
libro del Génesis, el primer libro de la Biblia, que corona el relato de la
creación, se dice: "Dios creó al hombre a su imagen: hombre y mujer los
creó... por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer,
y los dos serán una sola carne". "Imagen de Dios es la pareja
matrimonial, el hombre y la mujer. Los dos. No sólo el hombre, no sólo la
mujer, sino los dos. Esta es la imagen de Dios, el amor y la alianza de Dios en
nosotros está allí, representados en la alianza entre el hombre y la mujer y
esto es bello. ¡Es muy bello! Somos creados para amar, como reflejo de Dios y
de su amor. Y en la unión conyugal el hombre y la mujer realizan esta vocación
en el signo de la reciprocidad y de la comunión de vida plena y definitiva".
"Cuando
un hombre y una mujer celebran el sacramento del matrimonio, Dios, por así
decir, se "refleja" en ellos, les imprime sus propias características y el
carácter indeleble de su amor. Un matrimonio es comunión del amor de Dios con
nosotros, ¡es muy bello! También Dios, de hecho, es comunión: las tres personas
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo viven desde siempre y para siempre en
unidad perfecta. Y es justamente este el misterio del matrimonio: Dios hace de
los dos Esposos una sola existencia, la Biblia dice una "única carne", así de
íntima es la unión del hombre y de la mujer y es precisamente este el misterio
del matrimonio.
El amor de Dios que se
refleja en el matrimonio, en la pareja que decide libremente y unidos y por eso
el hombre deja la casa de sus padres y se va a vivir con su mujer y se une tan
fuertemente a ella que se convierte en una sola carne, no son dos, son uno".
Recordando
que san Pablo, en la Carta a los Efesios, " destaca que en
los esposos cristianos se refleja el misterio que el Apóstol define como
"grande", es decir la relación instaurada por Cristo con la Iglesia, una
relación exquisitamente nupcial", el Papa explicó que " Esto
significa que el matrimonio responde a una vocación específica y debe ser
considerado como una consagración. Es una consagración. El hombre y la
mujer son consagrados por su amor. Los esposos, de hecho, en fuerza del
sacramento, son investidos de una verdadera y propia misión, para que puedan
hacer visible a partir de las cosas sencillas, ordinarias, el amor con el que
Cristo ama a su Iglesia y continúa dando la vida por ella, en la fidelidad y en
el servicio".
"El verdadero vínculo es siempre con el Señor. Cuando la familia reza, el
vínculo se mantiene. Cuando el esposo reza por la esposa y la esposa reza por
el esposo ese vínculo se hace fuerte. Uno reza con el otro. Es verdad que en la
vida matrimonial hay tantas dificultades, ¿tantas no? Que el trabajo, que el
sueldo no alcanza, los chicos tienen problemas, tantas dificultades. Y tantas
veces el marido y la mujer se ponen un poco nerviosos y pelean entre ellos, ¿o
no? Pelean, ¿eh? ¡Siempre! Siempre es así: ¡siempre se pelea, eh, en el matrimonio!
Pero también, algunas veces, vuelan los platos ¿eh? Ustedes se ríen, ¿eh? Pero
es la verdad. Pero no nos tenemos que entristecer por esto. La condición humana
es así. El secreto es que el amor es más fuerte que el momento en el que se
pelea. Y por esto yo aconsejo a los esposos siempre que no terminen el día en
el que han peleado sin hacer las paces. ¡Siempre! Y para hacer las paces no es
necesario llamar a las Naciones Unidas para que vengan a casa a hacer las
paces. Es suficiente un pequeño gesto, una caricia: ¡Chau y hasta mañana! Y
mañana se empieza de nuevo. Esta es la vida, llevarla adelante así, llevarla
adelante con el coraje de querer vivirla juntos. Y esto es grande, es bello
¿eh?. Es una cosa bellísima la vida matrimonial y tenemos que custodiarla
siempre, custodiar a los hijos. Algunas veces
yo he dicho aquí que una cosa que ayuda tanto en la vida matrimonial son tres
palabras. No sé si ustedes recuerdan las tres palabras. Tres palabras que se
deben decir siempre, tres palabras que tienen que estar en casa: "permiso,
gracias, disculpa". Las tres palabras mágicas, ¿eh? Permiso, para no ser
invasivo en la vida de los conyugues. "Permiso, pero, ¿qué te parece, eh?"
Permiso, me permito ¿eh? ¡Gracias! Agradecer al conyugue: "pero gracias
por aquello que hiciste por mí, gracias por esto". La belleza de dar las
gracias. Y como todos nosotros nos equivocamos, aquella otra palabra que es
difícil de decir, pero que es necesario decirla: perdona, por favor, ¿eh?
¡Disculpa! ¿Cómo era? Permiso, gracias y disculpa. Repitámoslo juntos. Permiso,
gracias y disculpa. Con estas tres palabras, con la oración del esposo por la
esposa y de la esposa por el esposo y con hacer las paces siempre, antes de que
termine el día, el matrimonio irá adelante. Las tres palabras mágicas, la
oración y hacer las paces siempre."
Francisco,
por último, en el saludo a los polacos recordó hoy el aniversario de la muerte
de Juan Pablo II quien "a imitación de Cristo fue para el mundo un predicador
incansable de la Palabra de Dios, la verdad y el bien. Lo hizo bien, incluso
con su
sufrimiento. Este ha sido el magisterio de su vida a la que el Pueblo de Dios
ha respondido con gran amor y estima".
26/03/2014