Papa: el espíritu del mundo es corrupción, ‘es lo contrario’ del Espíritu Santo
El Espíritu Santo “es la garantía que Dios permanece en nosotros”, mientras que la humanidad nos rinde inconscientes, al punto de no distinguir el bien del mal. Y es “aún peor que cometer un pecado”. “No crean ni presten de a cada espíritu”, a aquello que sienten, pero pónganlo a la prueba. Y así “sabremos qué sucede en nuestro corazón”. Porque, “tantos cristianos tiene el corazón como un camino y no saben quien va y quien vuelve, van y vienen, porque no saben examinar qué sucede adentro”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La vida cristiana es permanecer en Dios y en el Espíritu Santo “es la gracia que Dios permanece en nosotros”, mientras que la mundanidad, el espíritu del mundo nos rinde inconscientes, al punto de no distinguir el bien del mal. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la Casa S. Marta, partiendo de pasaje de la primera carta de Juan (Jn 3,22-4-6), primera lectura de la liturgia del día, en la cual el evangelista retoma el consejo de Jesús: “permanezcan en Dios”.
Uno puede “estar en las ciudades más pecaminosas, en las sociedades más ateas, pero si el corazón permanece en Dios”, afirmó el Papa, este hombre y esta mujer llevan a la salvación. Y recordó el episodio narrado en los Hechos de los Apóstoles, que llegan a una ciudad y encuentran a bautizados por Juan. Les preguntan: “¿Han recibido al Espíritu Santo?”, pero éstos ni siquiera sabían quién era. Cuántos cristianos, comentó Francisco, también hoy identifican al Espíritu Santo con una paloma y no saben que “es lo que te hace permanecer en el Señor, la fuerza para permanecer en el Señor”.
El espíritu del mundo, en cambio, está contra del Espíritu Santo. “Jesús, en la Última Cena- recordó- no pide al Padre quitar a los discípulos del mundo”, porque la vida cristiana está en el mundo, “sino que los proteja del espíritu del mundo, que es lo contrario”. Y es “hasta peor que cometer un pecado”. Es una atmósfera que te rinde inconsciente, te lleva a un punto que tú no sabes reconocer el bien del mal”. En cambio, para permanecer en Dios, “debemos pedir este don” del Espíritu Santo, que es la garantía. De esto “conocemos que permanecemos en el Señor”. Pero, ¿cómo podemos saber si tenemos al Espíritu Santo o el espíritu del mundo? San Pablo nos da un consejo. “No entristezcas al Espíritu Santo. Cuando nosotros vamos hacia el espíritu del mundo entristecemos al Espíritu Santo y lo ignoramos, lo dejamos de lado y nuestra vida va por otro camino”.
El espíritu del mundo, continuó el Papa es olvidar, porque “el pecado no te aleja de Dios si tú te das cuenta y pides perdón, pero el espíritu del mundo te hace olvidar que es el pecado”: se puede hacer de todo. Y contó que en estos días un sacerdote de hizo ver una filmación de cristianos que festejan el nuevo año en una ciudad turística, en un país cristiano. “Festejaban el 1° de año con una mundanidad terrible, gastando mucho dinero y muchas cosas. El espíritu del mundo. ‘¿Esto es pecado?’-’No querido: esta es corrupción, peor que el pecado’. El Espíritu Santo te lleva hacia Dios y si tú pecas, el Espíritu Santo te protege y te ayuda a levantarte, pero el espíritu del mundo te lleva hacia la corrupción, al punto tal que tú no sabes distinguir qué es bueno y qué es mal: todo es lo mismo, todo es igual”.
Una canción argentina, citada por Francisco, dice: “Dale, dale, dale que va… todo es igual que allá en el horno nos vamos a encontrar”. El espíritu del mundo te lleva a la inconsciencia “de o distinguir al pecado”. Y, ¿cómo puedo saber si “estoy en el camino de la mundanidad, del espíritu del mundo o sigo al Espíritu de Dios? “El apóstol Juan nos da un consejo: ‘Queridos,no crean en cada espíritu ( o sea a cada sentimiento, a cada inspiración, a cad idea), sino pongan a prueba los espíritus, para saber si provienen realmente de Dios (o del mundo)’. ¿Pero, qué es esto de poner a prueba al Espíritu? Es simplemente esto: cuando tú sientes algo, te viene ganas de hacer algo o te viene una idea, un juicio de algo, pregúntate: ¿Esto que siento es del Espíritu de Dios o del espíritu del mundo?”. Y, ¿cómo se hace? El consejo de Francisco es de preguntarse “una vez, dos veces por día, o cuando algo te viene a la mente”: esto que siento, que quiero hacer, ¿de dónde viene? “Del espíritu del mundo o del Espíritu de Dios? ¿Esto me hará bueno o me empuja hacia aquel camino de la mundanidad que es una inconciencia?”.
tanto cristianos “viven sin saber qué sucede en el propio corazón”. Por esto S. Pablo y S. Juan dicen: “No crean en cada espíritu”, a aquello que sienten, sino pónganlo a la prueba. Y así “sabremos qué sucede en nuestro corazón”. Porque, “tantos cristianos tienen el corazón como un camino y no saben quien va y quien vuelve, van y vienen, porque no saben examinar qué sucede adentro”. “Por esto yo me recomiendo, todos los días, tómense un poco de tiempo, antes de ir a la cama o a mediodía-cuando ustedes quieran- (y pregúntense): ¿qué pasó hoy en mi corazón? ¿Qué me vino ganas de hacer, de pensar? ¿Cuál es el espíritu que se movió en mi corazón? El Espíritu de Dios, el don de Dios, el Espíritu Santo que me lleva siempre adelante al encuentro con el Señor o el espíritu del mundo que me aleja del Señor suavemente, lentamente; es un deslizamiento lento, lento, lento”.
Pidamos la gracia, fue la conclusión de Francisco, “de permanecer en el Señor y recemos al Espíritu Santo, para que, nos haga permanecer en el Señor y no dé la gracia de distinguir los espíritus, o sea qué cosa se mueve dentro de mí. Que nuestro corazón no sea una calle”, que sea el punto de encuentro entre Dios y nosotros.
02/05/2017 13:54