Papa: el Sínodo sobre Amazonia consagrado a san Francisco
Ceremonia en los jardines vaticanos. “Muchos dicen que la vida consagrada está atravesando un invierno. Puede darse que sea así”. “En esta situación, el gran desafío es pasar el invierno para reflorecer y traer frutos”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El Sínodo amazónico tiene a S. Francisco como modelo y guía, para que la asamblea que inicia el domingo 6 constituya un paso fecundo para discernir nuevos caminos para la Iglesia y para la ecología integral en Amazonia. La próxima asamblea de hecho, fue consagrada al Santo de Asís en el curso de una ceremonia que se desarrolló en los jardines vaticanos, en presencia del Papa.
La ceremonia, que se realizó como conclusión de la iniciativa el “Tiempo de lo creado”, promovida recientemente por el Papa Francisco, vió también al Pontífice plantar un árbol, una encina proveniente de Asís como símbolo de aquella ecología integral que será promovido por la asamblea sinodal.
A la ceremonia participaron también representantes de los pueblos indígenas de Amazonia, que danzaron y cantaron.
En el día dedicado a su santo patrono, Francisco también recibió a las participantes en el 11mo capítulo general del Instituto Pía Sociedad Hijas de S. Pablo, a las cuales alentó en el compromiso por la misión.
“La historia de la salvación, ya sea de la persona individual como la del pueblo-les dijo- está radicada en la disponibilidad a partir, a dejar, a ponerse en camino, no por propia iniciativa, sino como respuesta a la llamada y en el confiarse en la promesa. Es la experiencia de la Gracia-diría S. Pablo-que nos fue donada en Jesucristo. “No me habéis elegido vosotros, sino que yo os he elegido”. Y esto vale no sólo para la llamada, sino también para nuestro presente y nuestro futuro: “Sin mí nada pueden hacer”.
Francisco luego afirmó que “en estos tiempos delicados y duros”, es “más que nunca” necesaria la fe. “Muchos dicen que la vida consagrada está atravesando un invierno. Puede darse que sea así, porque las vocaciones escasean, la edad media avanza y la fidelidad a los compromisos asumidos con la profesión no es siempre aquella que debería ser. En esta situación, el gran desafío es pasar el invierno para reflorecer y traer frutos”. “El invierno, también en la Iglesia y en la vida consagrada, no es un tiempo estéril y de muerte, sino tiempo propicio que permite volver a lo esencial”, para “salir, partir rápidamente”, poniéndose en camino hacia los hombres y las mujeres de hoy.