Papa: el 2015 será consagrado a la vida consagrada, que es "profecía"
Francisco ha encontrado a 120 superiores generales. La radicalidad es pedida a todos los cristianos, pero los religiosos son llamados a seguir al Señor en manera especial. Las realidades de exclusión permanecen como las prioridades más significativas. Junto a estos desafíos están aquellas culturales y aquella educativa en las escuelas y en las universidades.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El año 2015 será dedicado a la vida consagrada, que "es profecía". Lo ha anunciado hoy el Papa Francisco en el curso de un encuentro con un grupo de 120 superiores generales, que participaban a la 82 Asamblea general de la Unión de los superiores generales (Usg), que se desarrolló en estos días en Roma. Se trató, informa un comunicado de la Unión, de un encuentro de 3 horas, en el cual el Papa no pronunció ningún discurso, pero ha respondido libremente a preguntas que le hacían.
Francisco subrayó que la radicalidad nos es pedida a todos los cristianos, pero a los religiosos le es pedido en modo particular, especial. "Son hombres y mujeres que pueden despertar al mundo, la vida consagrada es profecía". Dios, agregó, "nos pide salir del nido que contiene y ser enviados a las fronteras del mundo, evitando la tentación de domesticarse. Éste es el modo más concreto de imitar al Señor". A una pregunta que le hicieron sobre las vocaciones, el Papa subrayó que hay Iglesias jóvenes que están dando frutos nuevos. Esto nos obliga naturalmente a repensar en la inculturación del carisma. La Iglesia debe pedir perdón y mirar con mucha vergüenza los fracasos apostólicos, a causa de mal entendidos en este campo, como en el caso de Matteo Ricci. El diálogo intercultural debe empujarnos a introducir en el gobierno de los institutos religiosos personas de varias culturas que expresen modos diversos de vivir el carisma.
El Papa Francisco, luego ha insistido mucho en la formación, que a su modo de ver, afirmó, se basa en cuatro pilares fundamentales: formación espiritual, intelectual, comunitaria y apostólica. Es imprescindible, agregó, evitar toda forma de hipocresía y de clericalismo, gracias a un diálogo franco y abierto sobre cualquier aspecto de la vida: "la formación es una obra artesanal, no policial", "el objetivo es formar religiosos que tengan un corazón tierno y no ácido como el vinagre. Todos somos pecadores, pero no corruptos. Se acepten a los pecadores pero no a los corruptos.
Respondiendo luego a una pregunta sobre la fraternidad, el Papa dijo que esta tiene una fuerza de atracción enorme. Supone la aceptación de las diferencias y de los conflictos. A veces es difícil vivirla, pero si no se la vive no se es fecundo. En todo caso, dijo, "jamás debemos obrar como gestores delante al conflicto de un hermano: es necesario acariciar al conflicto".
A propósito de las relaciones entre los religiosos y las Iglesias particulares en las cuales ellos están trabajando. "Nosotros-obispos- dijo, recordando que conoce por experiencia los problemas- debemos entender que las personas consagradas no son materiales de ayuda, sino carismas que enriquecen las diócesis".
Las últimas preguntas se refirieron a las fronteras de la misión de los consagrados. "Esas- exhortó- van buscadas en la base de los carismas". Las realidades de exclusión permanecen las prioridades más significativas. Junto a estos desafíos, ha citado aquellas culturales y aquella educativa en las escuelas y en las universidades. El Papa indicó tres pilares de la educación: "Transmitir conocimiento, transmitir modos de obrar, transmitir valores. A través de éstos se transmite la fe. El educador debe estar a la altura de las personas que educa e interrogarse sobre cómo anunciar a Jesucristo a una generación que cambia". Por último, el Papa agradeció a los superiores generales por el "espíritu de fe y de búsqueda del servicio". "Gracias por vuestro testimonio- concluyó- y también por las humillaciones por las cuales tienen que pasar".