Papa: de Tierra Santa a Karabaj, las 'iglesias martiriales' son más fuertes que la guerra
El pontífice recibió esta mañana a los participantes en el plenario de ROACO, haciendo referencia a cada una de las zonas desgarradas por los conflictos y la violencia en Oriente Medio y Europa del Este. El llamamiento por las regiones que se están despoblando de cristianos y la preocupación pastoral por los territorios de la diáspora. La guerra es una “aventura insensata y estéril”. "Urgente alto el fuego. Con la guerra nadie gana".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Las Iglesias orientales "deben ser amadas" porque custodian "tradiciones espirituales y sapienciales únicas" que tienen mucho que aportar a "la vida cristiana, la sinodalidad y la liturgia", como enseñaron los antiguos padres, los Concilios y el monacato. Sin embargo, es una "belleza herida" porque están "aplastadas por una cruz muy pesada" que las ha convertido en "iglesias martiriales", sobre todo en Tierra Santa, donde la situación es "dramática", afirmó esta mañana el Papa Francisco al recibir en el Vaticano a los participantes en la 97ª Asamblea Plenaria del "Encuentro de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales" (Roaco), que tiene lugar en Roma del 24 al 27 de junio. Allí donde "comenzó todo", prosiguió el Pontífice, refiriéndose a la guerra de Israel contra Hamás en Gaza, "donde los Apóstoles recibieron el mandato de ir por el mundo a anunciar el Evangelio, hoy los fieles de todo el mundo están llamados a hacer sentir su cercanía".
En su reflexión, el Papa se dirigió a los cristianos de todo el mundo, exhortándolos a "alentar" a sus hermanos de Tierra Santa y de Oriente Medio "para que sean más fuertes que la tentación de abandonar sus tierras, arrasadas por los conflictos". Habló sobre la despoblación de los lugares donde nació el cristianismo y afirmó que era una "situación muy terrible", de "dolor" provocado por la guerra, que resulta "aún más chocante y absurda allí donde se promulgó el Evangelio de la paz". Dirigiéndose a quienes "alimentan" los conflictos para obtener "beneficios y ventajas", Francisco dijo: "¡Deténganse!". “Es urgente detener el fuego, encontrarse y dialogar, para permitir que convivan pueblos diferentes [...] para construir un futuro estable” porque con la guerra “insensata y estéril” todos son “derrotados”.
Después de saludar al Card. Claudio Gugerotti, las autoridades del Dicasterio y los miembros de las Agencias que componen la asamblea, el Papa amplió su discurso a otras zonas de tensión y conflicto, entre ellas Siria, el Líbano (aunque es "todo" Oriente Medio lo que está en llamas), y también el Cáucaso, Tigray y Ucrania "por la cual - recordó - rezo y no me canso de invitar a la gente a rezar". “Precisamente allí, donde vive una gran parte de los católicos orientales, la barbarie de la guerra - observó - se ensaña de manera brutal”. “Y nosotros, hermanos y hermanas - continuó el Pontífice - no podemos permanecer indiferentes. El apóstol Pablo dejó muy clara la recomendación, recibida de los demás Apóstoles, de no olvidar a los cristianos más necesitados [...] Es Palabra inspirada por Dios y ustedes en Roaco son las manos que encarnan esa Palabra, manos que llevan ayuda, que levantan” o que alivian “el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas orientales”.
Invitó entonces a "seguir apoyando a las Iglesias católicas orientales" y a ser "un estímulo" para el clero y los religiosos, y también agradeció "porque ustedes responden a los que destruyen reconstruyendo; a los que privan de dignidad, devolviéndoles la esperanza; a las lágrimas de los niños con la sonrisa de los que aman; a la lógica maligna del poder con la lógica cristiana del servicio. Las semillas que ustedes plantan - afirmó - en suelos contaminados por el odio y la guerra brotarán, estoy seguro. Y serán profecía de un mundo diferente, que no cree en la ley del más fuerte sino en la fuerza de una paz sin armas".
A continuación, el Papa abordó la cuestión de los desplazados y la situación humanitaria en la región de Karabaj, y agradeció a mons. Gevork Saroyan, de la Iglesia Apostólica Armenia, por su presencia en estos días. “Hoy muchos cristianos de Oriente, tal vez como nunca antes, huyen de los conflictos o emigran en busca de trabajo y mejores condiciones de vida: por tanto muchos viven en la diáspora”, señaló el Papa Francisco, tocando otra cuestión abierta que la Iglesia debe afrontar en este momento. Se trata de la "atención pastoral" de aquellos que "residen fuera de su propio territorio" y que, en algunos casos, "debido a las migraciones masivas de las últimas décadas, constituyen la mayoría de los fieles que viven fuera de su territorio tradicional". Sufren la escasez de sacerdotes y de lugares de culto, y corren el riesgo de verse privados incluso de su "identidad religiosa". “Agradezco a las diócesis latinas que acogen a los fieles orientales y respetan sus tradiciones; los invito a cuidar de ellos, para que estos hermanos y hermanas - concluyó el Papa - puedan mantener vivos y sanos sus ritos. Y animo al Dicasterio a trabajar en este sentido, definiendo también principios y normas que ayuden a los pastores latinos a sostener a los católicos orientales de la diáspora".
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