Papa: con Zaqueo, Dios recuerda: no hay pecado ni crimen que no se pueda cancelar desde el corazón de Dios
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "No hay profesión o condición social, no hay pecado o crimen de cualquier tipo que no se pueda cancelar por la memoria y por el corazón de Dios de uno solo de sus hijos. "Dios recuerda", no olvida ninguno de aquellos que creó". Es el sentido que el Papa Francisco extrae de la lectura del Evangelio de la misa de hoy, que narra la conversión de Zaqueo (Lc.19, 1-10)
Delante de al menos 40 mil fieles reunidos en la Plaza de S: Pedro- con carteles y trompetas de cancha de fútbol- antes del Ángelus, el pontífice explicó este pasaje: "Este hombre (Zaqueo) es una oveja perdida, es despreciado y "excomulgado", porque es un publicano, es más, es el jefe de los publicanos de la ciudad, amigo de los odiados invasores romanos, ladrón y explotador, ¡una bella figura! Impedido de acercarse a Jesús, probablemente por su mala fama y siendo pequeño de estatura, Zaqueo se encarama a un árbol para poder ver al Maestro que pasa. Este gesto exterior, un poco ridículo, expresa sin duda un acto interior del hombre que busca estar arriba de la muchedumbre para tener un contacto con Jesús. Zaqueo mismo no sabe el sentido mismo de su gesto; ni siquiera osa esperar que pueda ser superada esa distancia que lo separa del Señor; se contenta con verlo sólo de paso. Pero Jesús, cuando llega cerca de aquel árbol, lo llama por nombre: "Zaqueo, baja enseguida, porque debo alojarme en tu casa" (Lc 19,5). Aquel hombre de pequeña estatura, rechazado por todos y alejado de Jesús, está como perdido en el anonimato; pero Jesús lo llama y aquel nombre tiene un significado lleno de alusiones: "Zaqueo, de hecho significa: "Dios recuerda". Y Jesús va a la casa de Zaqueo, suscitando las críticas de toda la gente de Jericó, porque en aquel tiempo se hablaba mucho: Pero, ¿cómo? ¿Con toda le gente buena que hay en la ciudad, va a alojarse justo en la casa de aquel publicano? Sí, porque él estaba perdido; y Jesús le dice: "Hoy llegó la salvación para esta casa, porque él también es hijo de Abraham" (Lc. 19,9). En la casa de Zaqueo desde aquel día entró la alegría, la paz y la salvación. Entró Jesús".
Y antes de concluir agregó: "Dios recuerda", no se olvida de ninguno de aquellos que creó; Él es Padre, siempre en espera vigilante y amorosa de ver renacer en el corazón del hijo el deseo del retorno a casa. Y cundo reconoce aquel deseo, aunque si apenas simplemente mencionado y tantas veces casi inconsciente, enseguida se le pone al lado y con su perdón le hace más leve el camino de la conversión y del retorno"
E improvisando agregó: "Miremos a Zaqueo hoy sobre el árbol: es ridículo, pero es un gesto de salvación. Y yo te digo: si tienes un peso en la conciencia; si has cometido muchas cosas, párate un poco y piensa que hay uno que te espera...Súbete al árbol del deseo de ser perdonado...Yo te digo que Jesús no se cansa nunca de perdonar".
"Hermanos y hermanas- continuó- ¡Dejémonos también nosotros llamar por nombre por Jesús! En lo profundo del corazón, escuchemos su voz que nos dice: "Hoy debo hospedarme en tu casa", o sea en tu vid. Y acojámoslo con alegría: Él puede cambiar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, no puede librar del egoísmo y hacer de nuestra vida un don de amor. Jesús puede hacerlo; déjate mirar por Jesús".
Después de la plegaria mariana, Francisco dirigió un saludo a "todos los romanos y peregrinos presentes, en particular a las familias, las parroquias y los grupos de tantos Países del mundo" El Papa saludó también a un grupo de peregrinos que venían del Líbano.
18/11/2014
30/10/2022 15:53