Papa: Se debe amar a quienquiera encontremos en la vida, “porque Dios lo ama”
Última audiencia jubilar del sábado, en la vigilia de todas las Puertas Santas, a excepción de la de San Pedro. Nadie es excluido del amor y de la misericordia de Jesús, “ni siquiera el mayor pecador”. “Nadie”. Ayer para el último “Viernes de la misericordia” el Papa se encontró con siete familias formadas por jóvenes que han dejado el sacerdocio.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Nadie está excluido del amor y de la misericordia de Jesús, “ni siquiera el más grande pecador”. “Nadie”. Y esto significa tener que amar a aquellos que uno se encuentra en la vida “porque Dios los ama”, porque en el designio del amor divino todos están “incluidos” y nadie está excluido. “La inclusión fue el tema del cual el Papa Francisco habló a las treinta mil personas participantes en la última “audiencia jubilar” del sábado.
El Jubileo extraordinario, de hecho, va hacia la conclusión: mañana serán cerradas las puertas santas de todas las iglesias, basílicas y santuarios del mundo, aparte de la de San Pedro, que será cerrada por el Papa el próximo domingo.
Y en la tarde de ayer, Francisco se encontró, para el último “Viernes de la misericordia”, con siete familias formadas por jóvenes que han dejado el sacerdocio. El papa Francisco ha ido este viernes por la tarde al barrio romano de Ponte di Nona, situado al este de la capital, para tener un encuentro en una habitación, con siete familias formadas por jóvenes que en estos últimos años abandonaron el sacerdocio. Así lo indicó la Oficina de prensa de la Santa Sede, precisando que el Pontífice, de esta manera, ha querido dar “una señal de cercanía y afecto a estos jóvenes” que tomaron una decisión “muchas veces no compartida por sus hermanos sacerdotes y por sus familiares”. La visita forma parte de los llamados ‘viernes de la misericordia’, que el Santo Padre realiza una vez por mes, siguiendo el consejo que dio con motivo del Año Santo, que termina el próximo domingo 20. “Después de varios años dedicados al ministerio sacerdotal desarrollado en las parroquias se ha dado el caso que, soledad, incomprensión y cansancio por el gran compromiso de responsabilidad pastoral, han puesto en crisis la elección inicial del sacerdocio de estos jóvenes”, explica el comunicado de la Santa Sede. “Llegaron por lo tanto meses y años de incertidumbre y de dudas que a menudo los han llevado a pensar haber hecho, con el sacerdocio, la elección equivocada. De aquí su decisión de dejar el presbiterado y formar una familia”, prosigue la nota. El papa Francisco ha querido encontrarse con estos jóvenes: cuatro de la diócesis de Roma, donde han sido párrocos en diversas parroquias de la ciudad; uno de Madrid y otro de Latinoamérica, residentes en Roma, mientras que el último proviene de Sicilia. El Papa fue recibido en la habitación con gran entusiasmo, los niños se acercaron al Pontífice para abrazarlo, mientras los papás no lograban contener la emoción. Francisco escuchó sus historias y siguió con atención las consideraciones que hacían sobre las implicancias jurídicas de cada uno de los casos. Y “su palabra paterna les aseguró la amistad y la certeza de interesarse personalmente” por ellos. De esta manera, concluye el comunicado, “una vez más el papa Francisco quiso dar una señal de la misericordia a quien vive una situación de malestar espiritual y material, evidenciando que nadie se debe sentir privado del amor y de la solidaridad de los Pastores”.
Con motivo de los ‘viernes de la misericordia’ el Papa este año visitó en enero una hogar para ancianos y otro para enfermos en estado vegetativo en Torre Spaccata; en febrero una comunidad de desintoxicación en Castel Gandolfo; en marzo, el jueves santo, el centro de recepción de prófugos en Castelnuovo di Porto; en abril a los prófugos y migrantes en la Isla de Lesbos. En mayo en Ciampino el Santo Padre fue a la comunidad del ‘Chicco’ para personas con grave discapacidades mentales; en junio a dos comunidades romanas para sacerdotes ancianos y personas en situación de sufrimiento.
También a la vista del final del Jubileo, hoy el Papa saludó y agradeció "con especial afecto" a los voluntarios del Jubileo extraordinario de la Misericordia. "¡Ustedes han sido bueno!" Y "gracias por el valioso servicio proporcionado para que los peregrinos pudieran vivir bien esta experiencia de fe. Durante estos meses, me di cuenta de su presencia discreta en la plaza con el logotipo de Jubileo y he admirado la dedicación, la paciencia y el entusiasmo con el que han hecho su trabajo. Muchas Gracias".
En esta última Audiencia Jubilar del sábado a las personas presentes en la plaza de san Pedro, el Papa dijo: quisiera “presentar un aspecto importante de la misericordia: la inclusión. De hecho, Dios en su designio de amor, no quiere excluir a nadie, sino quiere incluir a todos. Por ejemplo, mediante el Bautismo, nos hace sus hijos en Cristo, miembros de su cuerpo que es la Iglesia. Y nosotros cristianos estamos invitados a usar el mismo criterio: la misericordia es ese modo de actuar, ese estilo, con el cual tratamos de incluir en nuestra vida a los demás, evitando cerrarnos en nosotros mismos y en nuestras seguridades egoístas". "En el pasaje del Evangelio de Mateo que acabamos de escuchar, Jesús dirige una invitación realmente universal: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (11,28). Nadie está excluido de esta llamada, porque la misión de Jesús es aquella de revelar a cada persona el amor del Padre. A nosotros nos corresponde abrir el corazón, encomendarnos a Jesús y acoger este mensaje de amor, que nos hace participar en el misterio de la salvación”.
“Este aspecto de la misericordia, la inclusión, se manifiesta en el abrir los brazos para acoger sin excluir; sin clasificar a los demás en base a la condición social, a la lengua, a la raza, a la cultura, a la religión: ante nosotros existe solamente una persona para amar como lo ama Dios. A aquel que encuentro, en mi trabajo, en mi barrio, es una persona por amar, como ama Dios. “Pero este es de aquel país, de aquel otro, de esta religión, de aquella otra… Es una persona que ama Dios y yo debo amarla”. Esto es incluir, y esta es la inclusión".
"¡Cuántas personas cansadas y oprimidas encontramos también hoy! Por la calle, en las oficinas públicas, en los centros médicos… La mirada de Jesús se fija en cada uno de estos rostros, también a través de nuestros ojos. Y ¿Cómo esta nuestro corazón? ¿Es misericordioso? Y ¿Nuestro modo de pensar y de actuar, es inclusivo? El Evangelio nos invita a reconocer en la historia de la humanidad el designio de una gran obra de inclusión, que, respetando plenamente la libertad de cada persona, de cada comunidad, de cada pueblo, llama a todos a formar una familia de hermanos y hermanas, en la justicia, en la solidaridad y en la paz, y a ser parte de la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo”.
“¡Como son verdaderas las palabras de Jesús que invita a cuantos están cansados y agobiados a ir hacia Él para encontrar descanso! Sus brazos abiertos en la cruz demuestran que nadie está excluido de su amor y de la misericordia. Nadie está excluido de su amor y de la misericordia, ni siquiera el más grande pecador: nadie. Todos somos incluidos en su amor y en su misericordia. La expresión más inmediata con la cual nos sentimos acogidos e inseridos en Él es aquel de su perdón. Todos tenemos necesidad de ser perdonados por Dios. Y todos tenemos necesidad de encontrar a hermanos y hermanas que nos ayudan a ir hacia Jesús, a abrirnos al don que nos ha dado en la cruz. ¡No nos obstaculicémonos entre nosotros! ¡No excluyamos a nadie! Al contrario, con humildad y simplicidad hagámonos instrumentos de la misericordia inclusiva del Padre. La misericordia inclusiva del Padre: es así. La santa madre Iglesia extiende en el mundo el gran abrazo de Cristo muerto y resucitado. También esta Plaza, con sus columnatas, expresa este abrazo. Dejémonos envolver en este movimiento de inclusión de los demás, para ser testigos de la misericordia con la cual Dios ha acogido y acoge a cada uno de nosotros”.
10/10/2019 14:10